Zacahuitzco: la innovación urbana de consumo cooperativo

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“Nuestros interlocutores están en las comunidades”.

Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 12 de diciembre de 2017

Los precios de los productos que ofrecen los mercados alternativos se vuelven inaccesibles para gran parte de la población, incluso para aquellas familias que desde la academia y el activismo han promovido la alimentación sana y local.

Por iniciativa de algunas de esas familias surge una propuesta cooperativa que decide colectivizar su consumo, producir, intercambiar y comprar directo a productores y comunidades rurales de la Ciudad de México y de los estados vecinos.

La cooperativa se llama Colectivo Zacahuitzco. Ha logrado abrir cerca del metro Portales el Centro de Abasto Mawi (que también es tienda y ofrece sus productos al público); atender a grupos organizados que hacen compras en común; y transformar productos con insumos que le ofrecen sus proveedores.

La experiencia colectiva también ha dado sus primeros pasos en el modelo Agricultura de Responsabilidad Compartida (ARC), que consiste en adelantar parte del pago de la cosecha al campesino y compartir los riesgos del resultado.

Derecho a la alimentación sana y accesible
El camino de la experiencia Zacahuitzco inicia en mayo de 2015 “en un entorno donde el 90% de la comida es tóxica”, asegura Liza Covantes, integrante de la cooperativa.

Se reunieron amigos y familiares, muchos de ellos implicados en los temas de la soberanía alimentaria, para organizarse, comprar sano y a precios accesibles. Así es como se inició el camino que la cooperativista Dulce Espinoza llama: “Nuevas formas de consumo, de producción y de relaciones sociales”.

Se apoyaron inicialmente en Jaguar Unión de Cooperativas de Puebla de quién recibieron asesoría, la recomendación de crear un fondo de ahorro y también productos de siete cooperativas integrantes de la unión.

Al principio recibían los productos en las casas de las socias de Zacahuitzco pero en diciembre del 2015 inauguran el Centro de Abasto y Distribución, una tienda abierta al público. Su nombre es Mawi que en totonaco significa “Dar de comer” y su lema es “Para el Buen Vivir”.

Amortiguar los gasolinazos con solidaridad
La inestabilidad económica de 2017 ha golpeado a la cooperativa que ha respondido con visión colectiva. Liza explica que la mitad de las 35 familias integrantes del proyecto además de consumir producen y venden en Mawi y cuando van por su dinero deciden llevarse otros productos: “primero aseguran su comida”.

Dulce Espinoza es transformadora de productos que se ofrecen con etiqueta de Mawi. Prepara la salsa italiana con insumos que le surte Felipe, socio y proveedor chinampero de San Gregorio en Xochimilco. Dice que “de esa manera mantenemos la cadena viva entre productores y consumidores”.

El sábado llegan socias a realizar sus compras a Mawi, que ya ofrece 140 productos. Se enlazan las charlas con las encargadas de cubrir ese día la jornada de atención en la tienda:

– En la cooperativa somos como un 95 por ciento mujeres. Precisa Dulce.

-Bailadoras, agrégale. Solicita Luz al reportero mientras espera su cuenta.

-Es que a las mujeres nos importa la comida. Tercia Cecilia mientras atiende.

-Y nos encanta bailar. Insiste Luz al tiempo que guarda su mantequilla, nueces y tomates.

Agricultura de Responsabilidad Compartida
La visión de Zacahuitzco no ignora los problemas del campesino y busca compartir riesgos con ellos a través del modelo alternativo Agricultura de Responsabilidad Compartida (ARC).

Con la ARC “los consumidores comparten los riesgos y los beneficios de la actividad con los campesinos”. Reconoce como pilares de la agroecología a “la soberanía alimentaria y la economía popular y solidaria”, explica Liza.

El primer ejercicio lo hicieron con 1/4 de hectárea para apoyar la siembra de frijol en Tlaxcala: “Obtuvimos poca producción, pero el grupo decidió ir por una hectárea, incluso pedimos media de milpa y media de frijol”.

Este modelo de prepago también lo han aplicado con Felipe Casas, socio y productor de hortalizas en chinampa: “Yo cultivo de manera limpia, no uso pesticidas. Mis productos vienen sin veneno”.

El siguiente reto lo están planeando con la Unión de Arroceros de la Región Sur de Morelos en Jojutla. Se trata de apoyar bajo los principios de la ARC la transición agroecológica de su cosecha.

De las compras en común a la solidaridad con arroceros de Jojutla
Carlos Muñoz es vecino del Barrio de San Lucas en Coyoacán, además de conocer a Liza Covantes y el trabajo de la cooperativa, participa en una red del barrio que ha enfrentado “problemáticas con servicios públicos y abusos de la autoridad”.

En esa red vecinal “nos dimos cuenta que había interés en hacer otro patrón de consumo”, recuerda Carlos. Invitan a Zacahuitzco para exponer su proyecto y desde “hace 8 meses, entre 6 y 12 familias ya participamos en las compras y nos rotamos para ir a Mawi por todos los pedidos”.

La solidaridad tomó rostro después del sismo. La cooperativa y el grupo de San Lucas decidieron organizar jornadas de venta para apoyar a los arroceros de Jojutla, sus proveedores afectados por el temblor de septiembre. Antes del sismo “no conocíamos a los arroceros pero había un vínculo de confianza”.

El apoyo, la solidaridad y la organización, reconoce Dulce, en Zacahuitzco y Mawi es lo normal. Después del sismo además de apoyar a los arroceros de Jojutla “que se les cayó el molino”, apoyaron “a los chinamperos de San Gregorio “que se les ahogó la parcela”.

La vocación de la cooperativa por la soberanía alimentaria no tiene duda y por si fuera poco Mawi se encuentra domiciliada en la calle Benito Juárez 89 de la delegación con el mismo benemérito nombre.

La Coperacha

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