Constitución CDMX, regresiva para el cooperativismo y economía solidaria

Mantiene espíritu corporativo y de subordinación para la sociedad civil: Juan José Rojas Herrera.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 06 de febrero de 2017

Luego de analizar la recién promulgada Constitución de la CDMX y compararla con la inciativa original, así como con la Constitución General de la República Mexciana, el doctor Juan José Rojas, experto en cooperativismo, la definió como “decepcionante” y “regresiva”.

El doctor Rojas va más allá en la crítica, apunta que si bien la Constitución ha sido calificada como vanguardisita y progresista por abordar algunos derechos, mantiene un espíritu corporativo y de subordinación de la sociedad civil ante el gobierno. Lo anterior se explica, abunda, en que fue creada por la clase política y sin participación de los cooperativistas.

Decepción
“La calificaría como un documento decepcionante respecto de lo que ha sido la historia reciente en el Gobierno de la Ciudad de México en cuanto a su compromiso e impulso del cooperativismo”, sostiene el académico al recordar recordar la Ley de Fomento Cooperativo como una ley vanguardista.

El académico sostiene que la Constitución es ambigua, general y abstracta, incluso hay un artículo que habla de una Ciudad Solidaria pero “se queda como una muy buena intención”. Sube el tono cuando la compara: “Creo incluso que es regresiva respecto de lo que ya existe en la Constitución General de la República y de la iniciativa original de Mancera”.

Pero el problema más grave es el espíritu del documento, afirma, pues no se proyecta una sociedad autogestiva, con una relación de iguales con el gobierno, “el protagonismo en la Constitución no está en la sociedad civil, ni siquiera se le llama para que participe suficientemente, no se le dan los instrumentos adecuados. El protagonismo está en el gobierno”.

El también integrante del Consejo Consultivo de Fomento a la Economía Social del INAES (Gobierno Federal), señala que se menciona mucho que las autoridades impulsarán o fomentarán, sin embargo se cuidan mucho, añade, porque hay varias modificaciones de la iniciativa original con las que el gobierno suelta compromisos.

Por ejemplo, en la iniciativa decía toda persona en la CDMX tendrá derecho a un desarrollo sustentable y se suponía que ese desarrollo sustentable era un compromiso que el gobierno debería garantizar, ahora dice: toda persona tiene derecho a participar de un desarrollo económico, ya no es el gobierno el que se compromete, señala Rojas.

Letras chiquitas
En la iniciativa de Mancera se hablaba de un compromiso por promover la economía del cuidado, que es un concepto usado en la economía social y solidaria en un área determinada, explica, “ahora ya se habla de crear un sistema público del cuidado, subrayo lo de público y lo del sistema. A mi me huele a burocracia y a intervencionismo estatal”.

En los términos en que quedó redactada la Constitución “no se ve cómo se va a acabar con el clientelismo, más bien se va a reforzar”, afirma el experto. “Los gobernantes tienen en esta Constitución una bandera, un programa, para decir que: cuando lleguemos, seamos del partido que sea, vamos a hacer esto, con lo cual nadie puede estar en contra”.

Derechuecos
Al hacer un desglose de los derechos plasmados, Rojas Herrera identifica faltantes y fallas. Por ejemplo en el Derecho a la Alimentación y Nutrición las cooperativas agrícolas tenían mucho que aportar. No se incentiva a las productores y no se garantiza ese derecho a partir de que la gente pueda producir sus propios alimentos, señala.

En el Derecho a la Salud se apuesta a mejorar el servicio público y a vigilar al sector privado, “pero no se apuesta por los sistemas de salud ciudadanos que están bastante desarrollados y son exitosos en distintos países del mundo”, sostiene.

Afirma que el Derecho a la Vivienda fue el mejor librado, “el que casi no se le tocó nada de la propuesta original”, sin embargo “no hay nada sobre incentivar la construcción cooperativa, ni de unidades habitacionales gestionadas por la gente”.

En cuanto al Derecho al Agua si bien encontró cosas positivas como establecer una gestión pública y sin fines de lucro, algo que resalta en el contexto de privatizar el agua en varios estados y ciudades, la Constitución se limitó, apunta, pues se eliminó de la propuesta original que la gestión también sería comunitaria.

De reversa
Juan José Rojas afirma que donde es más regresiva la Constiución con respecto al Artículo 25 Constitucional y la propuesta de Mancera es en el Artículo 15, Ciudad Productiva. Explica que en el texto federal se define a la economía nacional y sus sectores, para Rojas era necesario reiterarlo y que quedara claro que en la CDXM, “toda la economía está sustentada en la acción equlibrada e igualitaria de tres sectores que son distintos y definirlos”.

La iniciativa original, además, se organizaba la economía por Derechos Económicos de personas usuarias, de personas trabajdoras, asalariadas, no asalariadas “y aquí no están”. En la propuesta de Mancera existía un apartado de Derechos Económicos que decía: Toda persona tiene derecho a una economía social y solidaria que tenga por finalidad reducir la pobreza, generar empleo digno, promover la inclusión, la equidad y la justicia social. “Era fantástico y despareció absolutamente”, resalta el académico.

Se habla de formalizar empleos pero no se dice cómo y era una excelente oportunidad para el cooperativismo y la economía solidaria, abunda. Otra ausencia es la de las cooperativas de consumo y de ahorro, “queda reducido al ámbito productivo, a las cooperativas de producción”, identifica.

Los por qués
Al preguntarse las causas del resultado legislativo, Rojas Herrera, señala que “quien hizo la Constitución CDMX fue la clase política, los partidos políticos, hubo muy poca participación de constituyentes ciudadanos y creo que no hubo ningún cooperativista”.

Añade que fue una especie de acuerdo, “un programa general en un marco socialdemócrata de un posible estado de bienestar donde el gobierno, manejado atrás por un partido político tendría el control y el manejo de todo”. Dice que es una explicación lógica si se miran los últimos dos años donde se ha perdido la capacidad de interlocución y de co-construción de las políticas públicas de fomento cooperativo locales.

Para Rojas Herrera por lo menos era necesario que el gobierno transfiriera a la sociedad civil algunos servicios públicos como el transporte, limpia, seguridad pública y la gestión comunitaria del agua. Por el contrario, guardarlas para sí mismo “es una forma de mantenerla en una relación de subordinación”.

Lo que queda para los cooperativistas, apunta, es “primero entrale al debate, decir cuál es nuestra opinión”, después pensar cómo ampararse para que no fuese tan regresiva la Constitución. Luego identificar los errores:

“Ha sido una batalla que no hemos ganado, pero fue una lección, creo que el movimiento cooperativo pudo haber tenido mucho mayor protagonismo para haber incidido en la elección de los constituyentes. Además se reitera que la falta de unidad del sector es la debilidad más grande y esa es una cuestión que está en manos de los propios cooperativistas, ahora sí que cosechamos lo que sembramos”.

La Coperacha

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