La huelga refresquera que destapó una cooperativa

A 31 años, Pascual, “ejemplo a nivel cooperativo”.


Gabriel Palacios Pérez
Ciudad de México // 16 de mayo de 2013

Fue un martes 18 de mayo de 1982, muy temprano, cuando trabajadores de la empresa refrescos Pascual, iniciaron un paro general en la embotelladora norte, originado por la negativa del dueño de la refresquera, Rafael Jiménez, de otorgar un aumento salarial y el reparto de utilidades atrasado.

Raúl Pedraza Quintanar, ex asesor del movimiento sindical de Pascual y militante del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), recuerda que todo inició porque la refresquera no aplicó la resolución de la Secretaría del Trabajo, que recomendaba un aumento salarial en todo el país del 30, 20 y 10 por ciento.

Ante estas arbitrariedades, algunos trabajadores se acercaron al PMT, buscando asesoría que fue coordinada por Demetrio Vallejo en la que también participaron Raúl Pedraza y Dionisio Noriega.

La mañana del 18 de mayo arrancó el movimiento de Pascual
Recuerda Raúl que fue en la reunión del 17 de mayo en la que Vallejo propone a los trabajadores de Pascual asistir pero no entrar, es decir hacer una falta colectiva fuera de la Planta Norte, ubicada en Insurgentes Norte 1320. Y así la mañana del 18 de mayo arrancó el movimiento de Pascual.

Al día siguiente una comisión de los paristas deciden trasladarse a Clavijero 75, colonia Tránsito donde se ubicaba la Planta Sur, para que también suspendieran actividades, con ello se generó gran presión a la empresa.

Una vez detenidas las dos plantas del DF, lo siguiente fue interrumpir la producción de la juguera en Poza Rica, Veracruz; para lo cual se integró una comisión informativa, que se entera del plan del dueño para recuperar por la fuerza las instalaciones de la capital, que para esos momentos ya se encontraban en una huelga formal.

“Mátenlos que ya se rompa esto, que se termine”
Es el 31 de mayo, cuando Rafael Jiménez llega a la Planta Sur acompañado de dirigentes sindicales a modo y gente armada con palos y varillas con la intención de romper la huelga y entrar de manera violenta. Jiménez grita “mátenlos que ya se rompa esto, que se termine”, al acercarse a las puertas, estas se abren y sale otro grupo liderado por sus guardaespaldas armados, eso es lo que había planeado, golpear por ambos lados, durante la violenta agresión dos trabajadores fallecen y 17 son heridos.

Esta primera etapa del movimiento termina con el dueño acusado de asesinato, los trabajadores en posesión de las dos plantas y la presión para que se le de castigo, Pedraza menciona que el dueño no vuelve a aparecer, manda a su hija Olivia Jiménez y al gerente de Planta Sur, se dan pláticas con la Secretaría del Trabajo y se llega a un convenio donde se otorga el aumento salarial, el pago del reparto de utilidades, el pago de gastos para las familias de los compañeros muertos y medicinas y curaciones para los heridos, además de una cláusula especial especificando que no hubiera represalias, se firma el documento y se establece la fecha para entrar a trabajar dos días después.

Paco Ignacio Taibo II, quien en ese entonces realizó la cobertura periodística del movimiento, señala que “la lucha de los trabajadores de la Pascual se daba en un contexto muy particular, era una etapa en que la triple alianza de charros, gobierno y patrones, operaba en conjunto golpeando cualquier intento de disidencia, (…)el patrón de la empresa financió, junto con los charros, los grupos de choque, todo esto ante la mirada encandilada y amorosa de la Secretaría del Trabajo y la Junta de Conciliación y Arbitraje, que le abrieron las puertas a una lucha de largo término, como siempre, tratando de que la demora fuera desgastando el movimiento”.

Juan Manuel Soto actual cooperativista de Pascual, recuerda que laboraba como operador de calderas en la Planta Norte. Menciona que el motivo de entrar al movimiento “fue el apoyo de todos los compañeros, que hubo unidad, el luchar por unos ideales en los que hay que estar convencido de que realmente son justos, entonces lo que pasó en mi cabeza es que peleamos algo justo, pues eso es lo que te alienta a seguir y gracias a Demetrio Vallejo y a los asesores que nos asignaron en ese entonces”.

“Los jefes de la solidaridad”
Jesús Torres Nuño presidente del Consejo de Administración de la cooperativa Trabajadores Democráticos de Occidente (TRADOC), señala que “cuando se habla de pascual, realmente hablamos de los jefes de la solidaridad”.

Cuando Jesús fue dirigente del sindicato de Euzkadi los trabajadores de la refresquera acudieron a ellos en busca de apoyo, “no nos hubiéramos imaginado que más de veinte años después íbamos a necesitar de manera vital el apoyo de los compañeros de Pascual y siendo nuestro referente para poder asumir la ex planta de Euzkadi como cooperativa y hoy en día ser un ejemplo a nivel cooperativo”.

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