Economiza el agua y derrocha invención

Inventor de un dispositivo ecológico, Fermín ha luchado al lado de cooperativas en los últimos 5 años por buscar un mercado para su tecnología en ferias ambientales, expos y mercados alternativos.

Pablo Correa
Ciudad de México // 14 de febrero de 2012

La televisión a color, el cemento traslúcido y la píldora anticonceptiva son quizá los inventos más famosos ideados y desarrollados por mexicanos. A menudo hacen levantar el pecho con orgullo a connacionales cuando de inventos se habla. Aunque hoy, más que hablar de inventores se habla de innovadores, esta labor goza por mucho de un gran reconocimiento.

Fermín de la Cruz Vázquez hace 5 años fundó la empresa familiar Diseño e Ingeniería Ambiental (DINAM) con el fin de dar soluciones a problemas de tipo ecológico y el cuidado de recursos naturales. Inventor de Inocom, un dispositivo ahorrador de agua para el inodoro, ha luchado al lado de cooperativas en los últimos 5 años por buscar un mercado para su tecnología en ferias ambientales, expos y mercados alternativos.

Fermín tiene la vena inventora, su padre además de ejercer el oficio de carpintero y tapicero también fue inventor. Hace algunos años encontró algunos documentos de su padre en donde solicitaba una patente de un sillón reclinable. Pero el invento más importante de su padre, narra Fermín, fue un sistema de cambio de rieles, prototipo que le compraron para instalarlo en el metro de nueva York.

Cuando era niño Fermín decía con orgullo “mi papa es inventor… esas cosas te van programando el software”, dice mientras trata evadir una sonrisa. Con el tiempo se dio cuenta que no era una casualidad que se dedicara a la invención.

La labor de un inventor nunca ha sido fácil y ejemplos conocidos sobran, menos lo es en una época tan competida como la nuestra en donde diariamente se patentan cientos o quizá miles conceptos o tecnologías que eventualmente pueden cambiar al mundo de manera radical o modesta.

Es el caso del invento de Fermín, quien hace algunos años desarrolló un dispositivo ahorrador de agua para el inodoro que puede economizar entre el 50 y el 90% del líquido que utilizamos para nuestros desechos. El invento de Fermín puede ejemplificar muy bien, para bien o para mal, el destino que pueden seguir muchos de los novedosos inventos mexicanos.

Según las cifras más actuales de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), China es el país con más patentes en el mundo, pues registró un total 526 mil en 2011. El liderazgo de patentes en los últimos 100 años había sido ocupado sólo por Alemania, Japón y los Estados Unidos que en ese mismo año alcanzaron la cifra de 500 mil.

Alejados de manera estratosférica del escenario internacional, México registra 15 mil patentes al año, de las cuales sólo mil son registradas por mexicanos, según datos del Instituto Mexicano de Propiedad Industrial (IMPI). Pero el registro de una patente es sólo un eslabón en la difícil tarea de colocar un invento o una innovación en el mercado.

Fermín es del tipo de personas que en algún momento abrieron “una videocasetera nada más para ver que había adentro”. La mayor parte de las maquinas que desarrolló fueron en las más de 50 empresas en las que laboró, las soluciones que le eran encargadas provenían de problemáticas muy específicas.

La idea que lo llevó a desarrollar su invento Inocom fue de una manera dura, “me llegó un aviso de que si no pagaba el agua que debía me iban cortar el suministro”, narra. “No tenía trabajo, estaba en una crisis en todo”. Así se familiarizó con el agua, también vio la necesidad de realizar una empresa para mantenerse.

Fermín es egresado de la carrera de Ingeniería Mecánica del Instituto Politécnico Nacional (IPN), un día frente al inodoro estableció su idea en dos conceptos, “uno lo que llamamos sólidos y líquidos que evacuamos en el inodoro y nunca son la misma cantidad, y el otro principio es que todos los inodoros son distintos entre sí”.

Hubo tres propuestas iniciales para el ahorrador de agua, el primer prototipo o plan A que realizó era totalmente hidráulico, pero resultó ser muy costoso. El plan B fue sistema de árbol de levas con un sistema de resorte, “era una cosa muy chingona porque era totalmente silencioso”. Sin embargo, el concepto más viable fue el plan C, un conjunto de engranes con un innovador balancín, “esta pieza me tarde más de un año en desarrollarla”.

Desde la idea que tuvo Fermín han pasado 13 años y del primer prototipo al que ya se comercializa apenas se parecen, “son mellizos pero no son gemelos”, dice. En un inicio Fermín pensó que un interesado natural sería el Gobierno, pues se podrían ahorrar cantidades inimaginables de agua. Pero esta solución a una problemática ambiental como es el desperdicio de agua, ha tenido que buscar su propio cause.

“Este concepto fue ideado para la gente que no tuviera muchos recursos, y que con una inversión corta pudiera ahorrar agua”. El recibimiento que ha tenido el producto en la gente ha sido bueno, pues tiene ventas, aunque no como quisiera su inventor. “A mucha gente se le hace caro a otra barato”, explica Fermín.

Para este proyecto Fermín ha derrochado invención, Inocom ha tenido cerca de 40 modificaciones, el material es 10 veces más resistente que el del primer prototipo. De tener un 20% de reclamaciones ha logrado reducirlo al 1% y sus principales consumidores son jóvenes.

Fermín tiene al menos 15 proyectos en papel, uno de ellos es un sistema de transmisión parecido al de una bicicleta para que personas que usan silla de ruedas puedan subir escaleras.

Reniega de la industria mexicana e insiste en que faltan productos manufacturados en México, “nosotros no generamos nada”, dice con pesimismo. Sin embargo cuando habla de Inocom el semblante le cambia y podría hablar por horas de él. Se asume como inventor y hace hasta lo imposible porque su invento se divulgue. “Sencillamente estamos mejorando una actividad”.

DINAM forma parte de la Red de Cooperativa “G-50”

La Coperacha

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor deja un comentario
Por favor ingresa tu nombre