Auto-organización solidaria, reto de la economía social ante triunfo de Trump

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Juan José Rojas plantea impulsar las economías locales, resolver las necesidades vitales y recuperar los territorios.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 16 de noviembre de 2016

Ante la “amenaza real” que representa la investidura de Donald Trump al frente de Estados Unidos, el investigador Juan José Rojas, especialista en cooperativismo, plantea que la economía social puede jugar un papel fundamental.

Resolver las necesidades básicas sin pensar en acumular, vivir con poco pero con dignidad, impulsar las economías locales, recuperar los territorios, fortalecer las comunidades y la identidad colectiva, auto-organización solidaria sin depender de subsidios, son algunas de las acciones que se pueden hacer desde la economía social, de acuerdo al doctor de la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH).

Fase superior del neoliberalismo
“Creo que sí es una amenaza real”, afirma Juan José Rojas, al referirse al presidente electo norteamericano. “Es parte del agotamiento del propio modelo neoliberal que en lugar de dar espacio para un equilibrio, atenuar las fuerzas del mercado, la parte radical todavía quiere más”, añade.

“Van a una fase superior de lo que hasta hoy hemos conocido como neoliberalismo, una fase muchísimo más agresiva y por lo tanto mucho más peligrosa y de consecuencias más negativas para los países que estamos del otro lado de la balanza”, señala.

Para el académico de la UACH con Trump EU va a aplicar una política proteccionista y agresiva en su mercado interno, además va a aprovechar el endeudamiento de los países para imponer condiciones, controlar a los organismos internacionales de la mano de la amenaza de la fuerza miliar, lo cual “es grave y puede derivar en situaciones complicadas”.

Economía social
Ante tal escenario la única forma de resistir “no es tratando de quedar bien con ellos”, sino generar una estrategia propia, “usar un modelo nacionalista, basado en el mercado interno y en ello la economía social puede jugar un papel fundamental”, plantea Rojas.

“La gente no tiene más alternativas que la auto-organización solidaria”, afirma. Propone en un primer momento fomentar economías locales y después analizar si se pueden crear circuitos económicos regionales.

“Estaría pensando en impulsar las economías locales, apropiarnos de los territorios, preocuparnos por las necesidades vitales, por la alimentación, la salud y las cosas básicas pero a nivel muy local, confiando solamente en la auto-organización sin depender de subsidios y apostarle a vivir con poco pero con dignidad”.

Además hay que “olvidarse del discurso oficial, dejar de preocuparnos por el crecimiento, por el desarrollo, simplemente buscar una buena vida, con satisfactores básicos para la gente, donde se sienta incluida y dueña de su territorio, espacio inmediato, fortalecer las comunidades, el tejido social y la identidad colectiva”.

Movimientos cooperativos y sociales
Ante la posibilidad de la deportación masiva de mexicanos el también integrante del Consejo Consultivo del Instituto Nacional de la Economía Social (INAES), ubica a las comunidades como el lugar donde enfrentar la situación.

“Hay que entrarle a los territorios a nivel local y si llega gente de fuera de la comunidad, que ella misma vea cómo los pueda incorporar, que sea un proceso social más que gubernamental”, dice el investigador.

Sobre el movimiento cooperativo y sus organismos integradores afirma que deben cumplir una función de dirección política que implica “hacer un análisis objetivo, lo más cercano posible de la realidad, dar una interpretación desde la economía social de lo que pasó, lo que viene y desde luego ofrecer una alternativa”.

Por ejemplo, prosigue, se deben elaborar proyectos, estrategias, desarrollar metodologías políticas, métodos de trabajo, sistematizar experiencias exitosas, hacer mecanismos de coordinación, de apoyo, entre otras tareas.

Además “buscar otros aliados como sindicatos, movimientos sociales, movimientos indígenas, de mujeres, de derechos humanos”, sin dejar de lado la presión política, exigir al gobierno mexicano que asuma una actitud de defensa de los intereses nacionales y que el gasto público se use de la manera más eficiente.

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