Comunidad y universidad, una Fusión de 160°

Son sólo un engranaje de la amplia variedad de proyectos sociales que desarrolla la Asamblea Comunitaria Miravalle, muy al oriente de la Ciudad.


Pablo Correa
Ciudad de México // 03 de octubre de 2012

Son aproximadamente 14 objetos los que conforman la “Serie Cero” y que fueron intervenidos por el equipo de trabajo “Fusión 160°” junto con académicos y alumnos del Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (CIDI). Actualmente la serie se encuentran en la tienda del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM.

Este proyecto ha llegado a la máxima casa de estudios desde la sierra de Santa Catarina muy al oriente de la Ciudad de México. Ahí desde hace tiempo un equipo de jóvenes recolectan, limpian y fusionan el polietileno para realizar inmobiliario y arte-objeto.

La experiencia de los jóvenes de este proyecto proveniente de la colonia Miravalle ha extendido paso a paso su conocimiento, pues en donde solamente se acopiaba, clasificaba y vendía plástico, hoy se procesan polietilenos de alta y baja densidad.

Aunque todavía no tienen claro si es una empresa social o una empresa comunitaria, lo que sí tienen claro es que Fusión 160° es un proyecto productivo que genera empleos para la comunidad.

“Todos hacemos de todo, es muy horizontal, quienes participamos en el proyecto podemos hacer de todo en el proceso, desde la pepena hasta los detalles finales de un objeto, es decir el objeto de principio a fin”, dice Oscar Pérez, quien coordina el proyecto.

Miravalle
El proyecto de “Fusión 160°” no es un proyecto espontáneo, es más bien sólo uno de los engrane de los que conforman a la Asamblea Comunitaria de Miravalle formada hace 5 años. Esta Asamblea es la recuperación de muchas experiencias que se remontan a unos 25 años atrás y que no lograron consolidarse sino hasta ahora.

“En Miravalle tenemos varios proyectos educativos, ambientales, culturales, de alimentación y de salud; estamos generando un espacio que se llama el Calmecac, que es una escuela de artes y oficios”, explica Oscar.

“Ha disminuido la violencia, ya va más gente a la colonia, entonces eso genera más dinero y más empleo”.

“Obtener algo valioso a partir de las cosas sin ningún valor”
Eso es la idea que expande por el mundo el alemán Gerhard Baer, quien mostró el conocimiento de transformar plásticos en objetos artísticos a los jóvenes de Miravalle. Artista, diseñador, pero sobre todo trotamundos, Baer extiende por varios países la técnica que él mismo ha desarrollado y que tiene como objetivo de que con cosas sin ningún valor puede lograrse la sustentabilidad ecológica y económica.

Gerhard Baer llegó a Miravalle después de que la comunidad obtuvo el premio “Urbana Age Award 2010” que se otorga a proyectos que mejoran las condiciones de sus comunidades y vida de sus habitantes. Así, Baer introdujo la utilidad de trabajar con la termo-fusión de plásticos para realizar objetos “Unikate” o proyectos de diseño únicos.

Proceso
El primer paso para realizar un arte-objeto reciclado es seleccionar bien el material, que es polietileno de alta y baja intensidad. El polietileno de alta intensidad suelen ser botellas de lácteos, champús, suavizantes de tela, acondicionadores, mientras que los de baja intensidad corresponde a material como las bolsas que se utilizan en centros comerciales.

Una vez echa esta taxonomía urbana que puede incluir color y sus tonalidades, el material se corta y se inserta en un molino que deja hojuelas muy pequeñas. Después de lavarse y dejarse al sol por algún tiempo, la materia que hasta hace poco era basura se coloca en una plancha con teflón y se funde a 160° en lo que se denomina termo-fusión.

Después de la fusión y mientras está caliente es cuando se modela, el artesano urbano que elabora la pieza debe estar experimentado, pues sólo se tienen entre 5 y 8 minutos, para con moldes de madera, contornear la pieza.

En este proceso nunca un objeto es igual a otro, la imaginación y creatividad controlan de manera autoritaria esta técnica. “Esa es la parte artística, que ninguna pieza se parece a otra, ni en la distribución de los colores, ni en espesor o la colocación del molde, cada uno es sui generis”, dice el académico Sergio Luna Pabello.

Comunidad y universidad
Sergio Luna, quien es encargado del taller de plásticos en el CIDI de la Facultad de Arquitectura en la UNAM, recuerda la primera vez que llevó a sus alumnos y como se sensibilizó: “llegar allá, estar en el polvo, y que mis alumnos metieran las manos directamente para seleccionar la basura, lavarla, secarla, córtala y después que se pusieran lo guantes e hicieran la labor misma en conjunto con estos muchachos”.

Así fue que surgió la idea de regresar algo a los de Miravalle por lo que fueron invitados al Taller de Plásticos del CIDI en el que se han desarrollado varios proyectos y la técnica se ha complementado con otras áreas y talleres.

“Los de aquí motivaron a los de allá, entonces he encontrado que esto de motivar y de aterrizar los pies a los alumnos, y de motivar a aquella comunidad a que puede crecer en muchos aspectos”, dice el profesor, quien reconoce este lado humanístico se pierde en la carreras técnicas u tecnológicas.

El proyecto desarrollado en Miravalle ha tenido impacto en la Universidad, hoy en día en el taller de plásticos se limpia, separa y clasifica y reutiliza la basura. Ahora también se experimenta con la realización de joyería obteniéndose una gama de piezas exquisitas y singulares.

Actualmente, junto con alumnos, el profesor Sergio Luna realiza un documento en donde se sistematiza el proceso, además contará con un catálogo en el que se ilustrará de manera sencilla cómo se realiza. El objetivo es dárselo a la comunidad de Miravalle con la finalidad de que se difunda.

Así mismo Sergio Luna está por proponer una materia selectiva dentro del CIDI que podría llamarse “Reciclado y Diseño Comunitario” y que sería evaluada el siguiente año por la Facultad de Arquitectura.

El profesor trae a colación los murales de rectoría para explicar la relación con Miravalle. “La universidad al pueblo y el pueblo a la universidad, creo que vamos a hacer parte de esa idea generosa, el pueblo sustenta a la universidad y la universidad debe retribuir y ser generosa con la comunidad”.

La Coperacha

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