Una cooperativa con buena LID

Ligados por la amistad que se profesan desde que estudiaban la secundaria, hoy  dan vida a un joven proyecto que ha decido dar la lucha desde la autogestión y el autoempleo.

Pablo Correa
Ciudad de México // 13 de agosto de 2012

Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de los 32 millones de jóvenes mexicanos, al menos 6 millones trabajan en la informalidad y cerca de 7 millones no están registrados ni como trabajadores ni como estudiantes.

El panorama es doloroso y desolador para una generación en donde las posibilidades de conseguir un empleo son muy reducidas, al mismo tiempo en que la tendencia de los empleos que hay implica menos prestaciones, más horas de trabajo, contratos a corto plazo, una baja remuneración y muchas veces sin seguridad social.

La escasez de empleo, y el poco énfasis de gobiernos en apoyar empresas sociales de la misma manera que al capital privado, hacen que los puestos de empresas privadas sean vistos por muchos jóvenes como el gurú profesional.

A pesar de esto, cada vez hay más casos en donde los jóvenes deciden dar la lucha profesional de otro modo, es el caso de quienes integran el Laboratorio Interdisciplinario de Diseño (LID), proyecto de jóvenes universitarios que a través de la asociación de varias disciplinas profesionales, ayudan a clarificar el paradigma del empleo y la asociación.

LID nació en 2010 con la idea de que sus integrantes se desarrollaran profesionalmente, y aunque su única experiencia era la escuela, su amistad de años hizo posible conjuntar las matemáticas, música, arquitectura y diseño. “Creo que esta idea de la horizontalidad te hace buscar formas nuevas de trabajar, es un poco difícil, porque se tienen que tener una constante renovación”, dice Kerygma Larrazábal.

Ofreciendo servicio en áreas como la arquitectura, el diseño gráfico y arquitectónico, industrial y multimedia, así como la consultoría, estos jóvenes trabajan bajo el signo cooperativista. “En el laboratorio buscamos reivindicar los valores cooperativistas compartiendo nuestros conocimientos teniendo como base la horizontalidad, equidad y respeto”.

“Antes de generar LID no teníamos la experiencia de trabajar en forma colectiva, cuando inició tuvimos la oportunidad de estar con otra cooperativa, la cooperativa Tzikbal, que nos ayudó a tejer una red”, dice Francisco Machuca coordinador de los proyectos en LID.

Con la adquisición de una cortadora láser LID ha comenzado a abrirse mercado en el ámbito universitario, “nuestros compañeros de la universidad nos encargaban maquetas, así que le empezamos a dar fuerte esa parte”, agrega Francisco.

El resultado de tener un equipo compuesto por varias disciplinas, es una gran creatividad en el trabajo, en el caso de Kerygma, quien es matemática, además de la parte de cálculos, explica que su disciplina ayuda en como “buscar la mejor manera de atacar los problemas”.

“Nos hemos dado cuenta que los profesores están muy estancados en las formas en las que se trabajaba antes, hoy los programas ayudan a resolver problemas de una manera más fácil, ellos no la aceptan y creen que son como del diablo. Nosotros estamos inmersos también en eso, en la vanguardia tecnológica, meternos a investigar sobre nuevos programas, nuevas maneras de resolver problemas, siempre ser proactivos”.

El reto mayúsculo para este proyecto ha sido el cambio de espacio que realizaron hace algunos meses, pues de compartir un espacio cercano a Ciudad universitaria con la también cooperativa joven Tzikbal, ahora ha traspasado su sede al corazón de Coyoacán, en Alberto Zamora #3 Col. Barrio de la Concepción.

Además del servicio de corte de láser, LID ha desarrollado una gama de productos de su invención como lámparas, joyería, vinilos decorativos, cojines, así como escalas humanas para maquetas.

“Si nos piden un producto tratamos de que la diseñadora industrial sea la que guíe el proyecto, y los demás somos como la parte crítica del proyecto”.

Los miembros de este laboratorio saben de las bondades de trabajar en forma cooperativa, a la vez que han conocido las responsabilidades que implican trabajar de manera autogestiva. “Creo que te hace mucho más responsable, no es lo mismo tener un jefe que te exige cosas y sabes que le tienes que cumplir a no tener nadie y saber que lo tienes que hacer, sino que tu solo te pones las pilas”, dice Andrea Navarrete.

La Coperacha

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