2014 a repensar el cooperativismo

El modelo se agotó; mostró sus limitaciones; las cooperativas tienen dueños; no pueden ser tan grandes, deben ser locales; padecen esclerosis múltiple.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 27 de enero de 2014

Las voces críticas y de preocupación se dejaron escuchar cuando Fagor Electrodomésticos, la cooperativa emblemática de la Corporación Mondragón del País Vasco, se derrumbó dramáticamente después de 57 años y abrió la discusión del funcionamiento del modelo cooperativista.

La especulación financiera: ¿Patrimonio de la Humanidad?
El contexto de la crisis española no se puede soslayar. Los zarpazos del trance bancario y de la burbuja inmobiliaria lo ilustra el Instituto Nacional de Estadística con el siguiente indicador:

El desempleo que en 2007 registró 1,76 millones de desocupados, para el primer trimestre del 2013 pasó a un máximo histórico de 6,2 millones.

Desde luego las cooperativas sufren las consecuencias y de manera notoria las agrupadas en la Corporación Mondragón el principal grupo empresarial del País Vasco.

La especulación financiera, que impacta el bienestar social y que se resuelve con dinero público, ha tocado a países como España, Grecia, Argentina y México, entre otros.

La repetición de la crisis y las respuestas para enfrentarla ya son una tradición que podría catalogarse Patrimonio de la Humanidad.

Fagor embrión de la Corporación Mondragón
En la España franquista de 1956, entre falangistas y coros oficiales de “Una patria, un estado, un caudillo”, en un pequeño taller para fabricar hornillas y estufas de petróleo, 24 socios jugando con la inicial de sus nombres encuentran el de su cooperativa: Ulgor.

Sin imaginárselo, la modesta iniciativa surgida en Arrasate y promovida por el sacerdote Arizmendiarrieta, daría vida más tarde a la cooperativa Fagor Electrodomésticos, embrión de la Corporación Mondragón que hoy integra 289 empresas, 110 de figura cooperativa.

La corporación integrada en 1991 se estructuró en tres grandes áreas: la financiera, la industrial y la dedicada a la distribución. Es justamente el año en que una cooperativa del grupo, la de autotransportes Irizar, se hallaba técnicamente en quiebra y decide poner al frente a Koldo Saratxaga.

Koldo dirige la cooperativa Irizar durante 14 años hasta alcanzar un liderazgo mundial en la fabricación de autobuses. Su éxito se basa en la modernización de la gestión interna que se apoya en la participación de los socios y de los empleados.

Primera llamada: Irizar se desprende de la flota
En mayo del 2008, la cooperativa Irizar se sale de la Corporación Mondragón. Su coordinador general, Gorka Herranz, expone las razones: “Queremos dar el paso hacia una aplicación más radical de nuestro modelo, lo que nos va a permitir responder mucho mejor a las necesidades de nuestros clientes en un entorno cada vez más complicado en donde la flexibilidad y la agilidad en la toma de decisiones son cada vez más necesarias”.

El modelo de organización implementado por Koldo llevó a los cooperativistas de Irizar a declarar su autonomía de Mondragón, que en su opinión mantenía formas de decisión muy piramidal.

Segunda llamada: se hunde Fagor
La empresa líder de electrodomésticos reportó desde el 2007 una caída del 37% de sus ventas, como consecuencia del desplome del consumo y de las competencias china y coreana.

Para el mes de mayo del 2013 la crisis es apabullante y la Corporación Mondragón decide dotar de un fondo de 70 millones de euros para rescatar a Fagor de la emergencia.

Sólo tuvieron que transcurrir seis meses para que Mondragón, en un acuerdo unánime, decidiera que Fagor “no responde a las necesidades del mercado y que los recursos financieros que demanda no servirían para garantizar su futuro empresarial”.

El buque insignia tocaba fondo en el Golfo de Vizcaya.

Para Mikel Olabe, integrante de la corriente crítica del Grupo Mondragón, las cooperativas no actúan oportunamente, “La crisis de Fagor viene desde hace 10 o 15 años. No se tomaron decisiones entonces”.

Además, considera desatinadas las acciones ejecutadas.

“Ha venido de errores estratégicos de envergadura, tanto en la renovación tecnológica y la acumulación de deuda como con inversiones malas como en Francia.”

Fagor en el año 2005 adquiere a su competidora francesa Brandt, en 162,5 millones de euros, decisión que agravó la crisis y causó tensión en la cooperativa, “las decisiones no dependían ya de nosotros mismos. Fuimos perdiendo el control y la responsabilidad se fue diluyendo”, afirma Iñaki Azpiazu cooperativista de Fagor desde hace 38 años.

Tercera llamada: el capitán renuncia. ¡A repensar el modelo!
Txema Gisasola, presidente de la Corporación Mondragón desde julio de 2012, y previamente responsable de la cooperativa Fagor, presenta su renuncia el 17 de este mes por “motivos personales”.

La crisis es inocultable y Mondragón hace pública “una etapa de análisis y reflexión para diseñar el marco general de su actuación en los próximos años”.

Iñaki Azpiazu identifica responsables, “Por una parte, los trabajadores no hemos tenido ni la capacidad crítica ni el interés por conocer lo que estaba sucediendo. Pero por otro lado, la dirección no ha tenido la capacidad de transmitir la información sobre cómo estábamos, incluso antes de la crisis”.

Koldo Saratxaga propone un nuevo estilo de relaciones basado en equipos autogestionados y señala que el problema no es el modelo cooperativista sino, “Lo que esta en crisis es la manera de gestionar las empresas hoy”.

Y Mikel Olabe desde su amplia experiencia en Mondragón reconoce que, “El cooperativismo tiene muchas fallas y una es la falta de transparencia y de participación. Hay que reinventar el cooperativismo del siglo XXI”.

Frente a la globalización económica y sus inevitables crisis, el modelo cooperativista tiene que repensarse a través de una aplicación de la autogestión en el proceso productivo para enfrentar los retos del mercado en el que se encuentra atrapado. Y no olvidar un aspecto que lo distingue de cualquier iniciativa empresarial: la distribución equitativa de los beneficios y la convicción solidaria con la sociedad.

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