Chapata Vive, la lucha cooperativa sigue

Se distingue por su agenda cultural y su vinculación intercooperativa


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 9 de mayo de 2017

La cooperativa Chapata Vive Café es un proyecto cooperativo familiar que trabaja en la Colonia Narvarte en la Ciudad de México. Aunque es joven, en poco tiempo se han convertido en un espacio cultural importante para su comunidad y un lugar de vinculación intercooperativa.

Al Chapata Vive Café lo distingue su agenda cultural que va de la música (los jueves y sábados por la noche), las exposiciones plásticas y de fotografía, hasta la proyección de cine semanal. “Hemos logrado atraer a la gente con mucho trabajo y ofreciéndoles cosas diferentes a las que ofrecen los comercios y cafeterías de por aquí”, dice Martín Navarro, unos de los socios.

El proyecto nació con la inquietud de varios jóvenes entre los que estaba Alonso, uno de los socios actuales. Se propusieron hacer una cooperativa cafetería hace 5 años, aunque intentaron hacer los trámites y constituirse de manera formal no lograron avanzar porque les fue difícil coordinarse.

Poco tiempo después les propusieron a la familia, es decir a Camila, Martín y a Esmeralda, incorporarse a lo que se convirtió en un proyecto cooperativo familiar. “Desde entonces ya estaba la idea de un café que diera espacios de cultura abierta a grupos de personas para difundir a la comunidad”, explica Martín.

Zapata Vive la lucha sigue
El nombre Chapata Vive nace con la idea de “hacer una pequeña rebelión dentro de este espacio” y “por eso reivindicamos la figura de Zapata”, dice Camila Navarro, la socia más joven.

“Aprovechamos el juego de palabras por que el principal alimento que ofrecemos además del café, son las chapatas, entonces de ahí vino: Chapata Vive“, explica Camila.

Vinculación intercooperativa
Unos de los grandes aportes que hace la cooperativa Chapata Vive es la vinculación con otros proyectos cooperativos y de pequeños productores. Dentro de su menú existe una cantidad importante de productos elaborados por cooperativas.

“Las coyotas nos las traen la cooperativa Pan Tierra y Libertad, y tenemos contacto con otra cafetería cooperativa que se llama Semillero de Copil, con esta compartimos varios proyectos, sobre todo de ciclos de cine y con ellos nos echamos la mano”, apunta Esmeralda.

Tienen mercado intercooperativo con las cervezas artesanales de las cooperativas: La Pensil, Dängo y Brew Films. También comercializan alimentos como el amaranto, el café de la cooperativa Maya Vinic, sin olvidar las bebidas de la cooperativa Pascual.

Años de lucha
Tuvieron que pasar varias décadas para que Esmeralda Vázquez volviera a tener contacto en el ala cooperativa. En 1982, cuando la lucha de los trabajadores de Pascual, Esmeralda participaba en el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT).

El PMT apoyó el movimiento de los Pascuales y Esmeralda estaba adscrita al Comité de Base. En ese tiempo se determinó tomar la Secretaría del Trabajo “y en esa toma estuve yo también, estaba muy chamaca”. Esa acción ha sido la única vez que esa secretaría ha sido tomada por algún movimiento de lucha laboral.

“Fuimos las mujeres a tomarla, en ese tiempo la policía era más temerosa de atacar a las mujeres, nos respetaban más. Las mujeres entrabamos por delante… Nos metimos a las oficinas y abarrotamos todos los pasillos”, recuerda.

Lazos comunitarios
Aurora Domenech, es una clienta habitual del Chapata Vive, su casa está a una cuadra y media. Al llegar le saludan con mucha familiaridad y de inmediato comienza la charla. Para ella este café es un lugar que es difícil encontrar.

“En la ciudad hay mucha problemática de soledad”, explica Aurora. “Pero ellos facilitan los vínculos entre las personas, entonces de repente tu vez gente que habla de mesa a mesa”.

“Además aquí se siente un ambiente de democracia, de izquierda y da gusto venir aquí. Se establece una relación, te permite ser persona, no es una relación de clientes, es una relación muy cálida”, finaliza.

Roles de trabajo
El trabajo en el Chapata Vive es arduo, todos los socios tienen actividades extras. Hay hacer limpieza, preparar alimentos, algunas presentaciones, los miércoles de cine, los jueves y sábados de música se cierra un poco más tarde.

Por ello tienen un rol que evita desgastar tanto a las personas, por ejemplo quien cierra en la noche no debe abrir al otro día. Así, Camila puede estudiar la licenciatura en Estudios Latinoamericanos, Alonso ejerce de músico y Esmeralda estudia la licenciatura de Psicología en el sistema abierto.

Adiós a la burocracia
Cuenta Martín que muchos años trabajó como burócrata, en la federación y dentro de puestos de gobiernos locales. “Después de muchos años de estar trabajando ahí no me llevé nada, sólo me llevé pesimismo, nervios y todo el esfuerzo que uno pone ahí por el bien, muchos lo entrampan”, expresa.

“Este proyecto me ha redituado más satisfacciones y he hecho más amigos”, dice sonriendo.

Cooperativismo
No obstante de que esta cooperativa es joven, su criterio sobre el movimiento cooperativo ha crecido rápido. “Nos hemos dado cuenta que dentro del cooperativismo existen varias visiones, hay quienes piensan que debe ser una especie de empresa, algunos colectivos tenemos muy claro cómo participar en la economía y qué aportamos a la comunidad”, dice Esmeralda.

“Hay experiencias muy valiosas de cooperativas que ya llevan un camino andado, y nos dan ganas de aprenderlo”, comentan los socios.

La Coperacha

1 COMENTARIO

  1. Desafortunadamente hasta noviembre determinan imss si me dan pensión permanente por invalidez tuve una hemorragia ocular derivado de la diabetes solo tengo 55 años por locual mi ingreso es del 50% me gustaría apoyar aunque sea con actividades de difusión soy Lic en Administración leí su misión y visión y mientras quiero ayudar a mi México

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