El norte defiende el territorio y busca una economía alternativa

“En Coahuila no había una manifestación campesina desde los años 70”.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 18 de enero de 2017

La construcción de un centro de confinamiento de residuos tóxicos, o basurero tóxico como lo llaman los pobladores, ha sido uno de los detonantes de movilizaciones. El basurero tóxico se construye en los poblados de Parras y General Cepeda en el estado de Coahuila, sin embargo un movimiento campesino popular lucha por detener este proyecto en el norte del país.

“En Coahuila no había una manifestación campesina desde los años 70”, así lo refiere Juan Francisco Rodríguez Aldape, integrante y activista del movimiento de oposición al basurero y parte del Centro de Educación en Apoyo a la Producción y el Medio Ambiente A.C. que trabaja en el poblado de Parras.

Además de las movilizaciones populares, esta resistencia ha tenido el apoyo del padre Raúl Vera de la diócesis de Saltillo para la defensa legal que ha logrado la suspensión definitiva del complejo residual, que no obstante de la resolución no ha parado las obras.

Economía popular y solidaria
La lucha popular contra “los proyectos de muerte”, como los llama el movimiento social, no son la única acción transformadora que buscan los actores del norte del país. La necesidad de cambio ha llevado a la experimentación de formas de interacción económica local distintas.

En el poblado de Parras, personas emprenden compras en común y forman pequeños grupos de ahorro. “Son células de capital social en donde la gente se reúne una vez a la semana a ahorrar mínimo un peso”, explica Juan Francisco.

A partir de los grupos de ahorro se hacen préstamos para emprender proyectos productivos como por ejemplo “las compras en conjunto, se compran paquetes de gallinas ponedoras, venden el producto, se quedan con una pequeña ganancia y regresan el dinero prestado”.

Hoy en día existe un proceso que pretende vincular esa región con la ciudad de Monterrey por medio de un corredor de pequeños productores locales. Aunque ya hay quienes venden sus productos orgánicos allá, el corredor incluiría a los pequeños productores de los poblados de General Cepeda, Parras, Saltillo y Monterrey.

A la par se explora la implementación de una moneda social dentro del proceso de la economía solidaria en el corredor. “Un tiempo usamos la moneda llamada La Penca, pues se produce mucho nopal y el maguey”, dice Rodríguez Aldape.

Trueque de saberes
Uno de los trabajos principales de estas organizaciones y grupos campesinos está en el eje de la educación popular y que busca cubrir las necesidades de los campesinos. “Trabajamos el trueque de saberes, tenemos sesiones semanales en diversos ejidos y colonias marginadas”, comenta Rodríguez Aldape, quién también es profesor.

Desde el Centro de Educación en Apoyo a la Producción y el Medio Ambiente A.C. se hace promoción del conocimiento popular sobre nutrición y cómo elaborar tortillas de nopal, medicina tradicional y elaboración de microdosis, también de derechos humanos y la realización de proyectos económicos.

La educación popular incluye la formación de grupos de estudio y de alfabetización, además están por abrir un proceso para el desarrollo de una escuela para dirigentes campesinos y dotar de herramientas para que enfrenten sus problemáticas.

“A diferencia del sur, en el norte no existen las grandes organizaciones campesinas, los terrenos están muy dispersos, y casi no hay agricultura de riego, básicamente es de temporal”.

Crisis ecosistémica y ambiental
La zona tiene una de las mayores cantidades de especies endémicas, “aunque sea desierto y aparentemente no haya nada, existe mucha biodiversidad”, sin embargo “la crisis ecosistémica y ambiental en el norte del país es muy grave”, dice Rodríguez Aldape.

En esta región la diversidad biológica se ve amenazada por los diversos megaproyectos que van desde los parques eólicos, las minas de zinc y plomo, hasta las concesiones para extracción de gas shale que se hace vía fracking, en una región en donde escasea el agua. “Para perforar se necesitan 50 millones de litros de agua que entonces dejarían a las comunidades sin esta”.

De acuerdo con Juan Francisco, la iniciativa privada se ha ido apropiando de concesiones para el uso de agua, lo que impide que los ejidos carezcan de ella, “aunque el pozo esté en su territorio ya es propiedad privada”.

Para la zona norte el futuro se vislumbra difícil, en esa región yace la mayor reserva de gas shale del país y se calcula que es la cuarta del mundo. Por ahora tienen que lidiar con proyectos como el basurero tóxico que traería residuos de los estados que más producen desechos como son Michoacán y el Estado de México ya que “Coahuila no produce desechos industriales porque no tiene una vocación industrial”.

En estos últimos años la participación ciudadana ha resurgido, para defensa del territorio han tomado la presidencia municipal del General Cepeda hasta por quince días, han hecho marchas sobre la carretera federal y caminatas de hasta cuatro días.

Aún con los logros legales que ha otorgado la suspensión definitiva del basurero tóxico, no se ha conseguido frenar su construcción. La resistencia incluso puede ser por la subsistencia, pues es una zona escasa de agua y que está en riesgo de ser contaminada por no cumplirse las normas ambientales.

Sin embargo varias comunidades del norte buscan otro futuro y por ello defienden el territorio y buscan al mismo tiempo una economía alternativa.

foto: posta.com.mx

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor deja un comentario
Por favor ingresa tu nombre