Colectiva Añil, cooperativa de mujeres dinamita

“Dentro de las cooperativas no se trabaja ni se cuestiona el papel de las compañeras mujeres”.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 06 de marzo de 2017

Son ocho mujeres organizadas, el nombre las define como cooperativa Colectiva Añil, pero asímismas, una de ellas las describe como: dinamita.

La Colectiva Añil tiene la marca de la pluralidad en el nombre. “Añil nos significa la diversidad y la unión”, afirman, y como esa gama de colores que va del azul al lila, la cooperativa está formada por sociólogas, economistas, profesoras, psicólogas, ingenieras agrónomas y administradoras, de por lo menos dos generaciones.

De acuerdo a la socia Sandra Luz Calderón, son dinamita, “sobre todo las más jóvenes”. Han estado activas desde hace un año en la promoción del modelo cooperativo, en foros y con una metodología parida por ellas mismas: la capacitación masiva para la organización, trabajo que ha redituado en la creación de varias organizaciones autogestivas.

Las mujeres de Añil al mismo tiempo tienen callo en el cooperativismo y forman parte de otras organizaciones. Sandra Luz Calderón es socia de la Redcoop; Libertad y Cynthia tienen a la cooperativa Chocolatería Bizíaa; Susana Contreras es integrante de la Red Nacional de Mujeres Cooperativistas; y Verónica Viloria, es especialista en políticas públicas.

Sólo mujeres
Reconocen que el ser una cooperativa exclusivamente de mujeres fue característica fortuita, buscaban más bien aportarle al movimiento cooperativo, sin embargo el tema de género lo han metido en cuanto foro participan y organizan.

“Dentro de las cooperativas no se trabaja ni se cuestiona el papel de las compañeras mujeres”, sentencia Libertad Barroso, una de las más jóvenes. El ser una cooperativa de mujeres les significa de entrada una mejor comunicación y un lenguaje común que les ha permitido “autocapacitarse”, pero también el ser mujeres les da significado “porque vemos que junto con los niños son la población más explotada y con menos recursos de la sociedad”, añade.

“El trabajo del hogar es algo que no se paga, sin embargo es lo que sostiene que las personas podamos ir a trabajar o a la escuela”, explica Libertad. “Eso nos hace reflexionar en la importancia de que nosotras seamos mujeres y estemos organizadas en esta cooperativa, esto que salió fortuitamente ahora le estamos poniendo significado”.

Visión de género
Afirman que el tema de género en las cooperativas se supone que está pero no es así. “Es algo que deberíamos colocar y las cooperativas deberían trabajar y abonar para que esta situación de desigualdad entre hombres y mujeres cambie”.

Al preguntarles si son un cooperativismo con visión de género las mujeres se miran y rápido contestan. “La manera en que queremos entrarle al tema es invitar a la reflexión”, dice Libertad. “No se trata de enjuiciar ni señalar a los compañeros como únicos responsables”, añade.

Si bien afirman que no es su intención confrontar a los hombres reconocen que se han enfrentado a cooperativistas “que por el hecho de ser mujeres te ponen el pie o te cuestionan cuando frente a un compañero hombre no lo hacen”.

¿Dónde están las mujeres cooperativistas?
Resultado de los foros han identificado que las mujeres cooperativistas no están en puestos de decisión porque no hay ese voto de confianza a ellas. “¿Si dentro de la cooperativa uno de los valores es la equidad y la igualdad por qué no se mira así en temas de género?”, se cuestionan.

Luego señalan a las organizaciones de segundo y tercer nivel como uniones, federaciones y confederaciones. “Tu vas a la reunión y ves una mesa llena de hombres, ¿y dónde están las mujeres?, ¿por qué no hay dirigentes mujeres?, nos interesa reflexionar y poder construir relaciones”.

Susana Contreras tercia la idea: “Hay una parte (de responsabilidad) de los compañeros que no permiten que se acceda (a puestos de dirección) pero también de las compañeras que no han tomado la decisión”.

Carencias del movimiento cooperativo
Como especialistas que son del tema, han reflexionado en lo que le falta al movimiento cooperativo.
Lo primero, ya se señaló, la visión de género y la igualdad, subrayan. Otra carencia es la educación cooperativa, “una carencia importante”.

“Otra es justo este sistema político económico, social y cultural, que nos forma para ser subordinados, para recibir órdenes y la cooperativa te pone el reto de tomar decisiones, de proponer, analizar, esa es una de las mayores dificultades que como cooperativistas tenemos”.

Y en ese tema ponen el énfasis. “A nosotros nos interesa la cooperativa porque hay una organización para el trabajo, miramos en la cooperativa una opción para tener un trabajo digno pero no solo eso. La figura de la cooperativa, más allá de la figura jurídica, la organización y su horizontalidad, nos permite construir ciudadanía”.

La Coperacha

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