No veo a las cooperativas trabajando un proyecto transformador: Dr. Rojas

“Se asumen básicamente como empresas”


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 17 de julio de 2014

Investigador de tiempo pleno de los temas del cooperativismo y crítico agudo de sus tendencias fundamentalmente empresariales, el Dr. Juan José Rojas habla fuerte y le reclama al cooperativismo “no veo que esté trabajando en un proyecto transformador”, por lo que le prevé perspectivas inciertas.

Su trabajo académico desde la Universidad Autónoma de Chapingo cuenta con diversas publicaciones y actualmente está en prensa su libro “La formación del movimiento cooperativo en México” .

Además de ser integrante de los consejos consultivos de economía social y solidaria del INAES y el de fomento cooperativo del DF, Juan José es coordinador de la Red Nacional de Investigadores y Educadores en Cooperativismo y Economía Solidaria (REDCOOP).

Su pasión por el cooperativismo está fuera de toda duda.

Con esta entrevista damos por concluida la serie Cooperativismo Hecho en México, a debate. El intercambio de opiniones permite identificar las distintas maneras de entender la práctica cooperativa y un pendiente común: alcanzar la coordinación nacional para trascender de sus espacios locales.

Juan José, si tuvieras que marcar una característica del cooperativismo en México, ¿cuál sería?
El gran problema del cooperativismo nacional es que no actúa como un auténtico movimiento social. Si funcionaran sus organismos de integración y fuese un movimiento activo su aportación al desarrollo nacional sería muchísimo mayor.

Pero me parece que han caído en el error de asumirse básicamente como empresas, están preocupadas por participar de los mercados, generar ingresos, distribuir riqueza, que no está mal, es parte de sus funciones, pero la misión histórica del cooperativismo es mucho más amplia e integral. No se ve que hayan asumido esta función transformadora de la realidad actuando como un sujeto colectivo, incluso en ámbitos políticos-ideológicos ¿no?

Aparentemente pareciera que está vedado incursionar en tales espacios, pero justamente eso es lo que daría muchísima mayor solidez y consistencia al trabajo del cooperativismo.

¿Qué opinión tienes de las integradoras del cooperativismo?
Son en buena medida instancias formales, por lo que se ve no demuestra un activismo suficientemente protagónico en términos de sus resultados concretos. Yo creo que hay demasiado debate interno, pero pocas propuestas prácticas, pocas acciones conjuntas. Entonces es cumplir con la formalidad de estar integrados, pero no se ve un auténtico deseo de trabajar juntos.

¿Pesa mucho la presencia de las cooperativas de ahorro en el mundo cooperativo?
Sí, yo creo que sí, de hecho si uno revisa las estadísticas, las pocas que hay, del número de cooperativas y de cooperativistas, pues el mayor número de cooperativistas pertenecen a las cooperativas de ahorro y préstamo realmente. Son mayoritarias cuantitativamente hablando.

¿Y esto qué repercusión tiene?
Pues yo creo que determina mucho su rol. Lamentablemente las cooperativas de ahorro y préstamo en su interior, la vida cooperativa es muy pobre. Hay gran cantidad que son socios pero solamente por los servicios que les prestan, pero en realidad más que socios se asumen como clientes, pero no son realmente personas que asuman la bandera del cooperativismo.

Existe la visión que a las cooperativas les gana el mercado y los temas de Balance Social y compromiso comunitario se van desdibujado. ¿Tú la compartes?
Digamos que las empresas sociales y particularmente las cooperativas están atravesadas por una tensión constante y tiene que ver con su necesidad insoslayable de ser eficientes en el mercado, pero también están constantemente puestas en entredicho en términos de lo que significa también su ideario filosófico – ideológico que igualmente se supone están comprometidas a cumplir. Eso implica asumir un papel de contracultura a la ideología dominante, de tener un compromiso más fuerte con su comunidad, de cumplir procesos de cooperativización más amplios, de no encerrarse como islas sino buscar que cada vez más y más trabajadores se sumen a este proceso de transformación, y todo esto se pone en una balanza y hay que tomar una decisión y es lo que se sacrifica lamentablemente en la mayoría de los casos, con sus notables excepciones.

¿Qué proyectos ves con fuerte compromiso social?
Yo creo que hay tres conceptos que nos permiten tener claro y entender esta problemática: la economía popular, la economía social y la economía solidaria. Los tres denotan realidades distintas.

La economía popular es la tradicional, la de las familias y es de sobrevivencia, es de los excluidos, es en buena medida informal pero que es muy basta y que abarca a la mitad de la población del país, que todos los días sale a la calle a buscar el sustento familiar en una lucha desesperada, difícil, muy compleja.

La economía social que incluye a esos ciudadanos que probablemente después de experiencias traumáticas o desgastantes de economía popular, han decidido dar un paso adelante y han incursionado en la formalidad y han decidido introducir algunos mecanismos de planeación estratégica, de manejo administrativo para el uso eficiente de los recursos y poder competir.

En este sector se encuentran organizaciones como los ejidos y otras formas de organización legal.

Y finalmente todo este mundo de la economía solidaria, que es totalmente diferente y que va más allá de la economía popular y también mucho más allá de la economía social. Es una economía solidaria que se ha creado con la idea clara de crear una economía distinta a la capitalista. Es una forma de economía totalmente contracultural y distanciada de la lógica de reproducción capitalista.

Ahí están por ejemplo las prácticas de las monedas alternativas, del trueque y otras formas de producción totalmente solidarias que no tienen nada que ver con la lógica capitalista. Creo que se crean por personas o grupos que tienen un alto grado de concientización social. Porque finalmente la economía social puede ser enteramente funcional al sistema capitalista.

¿En ese espacio no ves a la figura cooperativa?
Era justamente el matiz que yo quería hacer. Yo creo que las cooperativas que son muy comprometidas, aquellas que están interesadas en desarrollar un Balance Social que las pueda medir en cuanto a sus fortalezas y debilidades en cuanto al cumplimiento de sus principios cooperativos, pues son cooperativas que se acercan, de alguna manera, a la economía solidaria porque la misión histórica del cooperativismo, si uno lo lee de manera rigurosa, busca trascender el capitalismo. Lo que pasa es que las cooperativas se quedan lamentablemente en la parte empresarial y no van mucho más allá.

Aunque hay casos de cooperativas que sí han logrado dar estos pasos trascendentes y eso lo veo sobre todo en cooperativas de producción. Creo que en las cooperativas de trabajadores, de productores, el vínculo cooperativo, asociativo es mucho más fuerte. Son cooperativas donde la autogestión tiene un alto grado de desarrollo.

Hay quién está convencido que las cooperativas deben incluir personas morales y no sólo del sector social. Sobre este tema ¿cuál es tu opinión?
En ese punto yo soy ortodoxo y creo que el sistema capitalista no descansa y tiene una gran capacidad de subsumir todas las formas de que pretenden alejarse de su lógica reproductiva y entonces si la economía social desea trascender el capitalismo y convertirse en economía solidaria tiene que cuidarse las espaldas.

No debe permitir abrir ninguna rendija porque por ahí se mete el capital y abrirles la puerta a inversionistas para mantener la rentabilidad de la cooperativa, lo que la experiencia demuestra es que representa un sacrificio de la democracia interna y que a mediano o largo plazo representa una transformación de la cooperativa de empresa social a una empresa casi privada.

La cooperativa debe estar al servicio de comunidades concretas y a mí las cooperativas que me gustan son las integrales, las multiactivas, aquellas que pueden hacer muchas cosas a la vez. La excesiva especialización ha hecho que las cooperativas de ahorro y préstamo se hayan alejado de su referente natural que serían las empresas del sector social. Y en ello la tendencia legislativa se ha impuesto y las ha separado convirtiéndolas en un fin en sí mismo cuando las cooperativas de ahorro son un medio de apoyo al despegue de la economía social y solidaria.

Hay que reformar la ley que regula a las cooperativas de ahorro y préstamo para dar esa libertad.

¿Qué perspectivas le ves a las cooperativas en México?
Las veo inciertas, pues no han arribado a configurarse como movimiento y por lo mismo no tienen un proyecto propio. Están separadas cuidando sus nichos de mercado pero no veo que estén trabajando en un proyecto transformador.

Serie Cooperativismo Hecho en México, a debate

“Cambios de fondo a legislación cooperativa: Juan Gerardo Domínguez”
16 de julio de 2014

“Viene en camino una verdadera aniquilación del sector social: Rafael Martínez”
15 de julio de 2014

“Guadalupe Armenta, voz del Cosucoop”
10 de julio de 2014

” Ramón Imperial, un cooperativista práctico”
08 de julio de 2014

” Cooperativismo Hecho en México, a debate”
07 de julio de 2014

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