Cooperativistas buscan recuperar el club, la marca y las empresas filiales de Cruz Azul

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Juez otorga sentencia definitiva contra Guillermo Álvarez, se desconocen sus actos jurídicos, convenios y contratos.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 23 de diciembre de 2016

El movimiento de cooperativistas de La Cruz Azul SCL que demanda recuperar los activos de la empresa social, el club deportivo, la explotación de la marca y las cooperativas filiales, en beneficio de los 800 socios recibió un fallo favorable del Segundo Tribunal Unitario en Materia Civil de Guanajuato.

De acuerdo al abogado de los cooperativistas, Marco Antonio Ramírez, la resolución emitida el 24 de noviembre “deja inexistente el contrato de asociación civil que firmó Guillermo Billy Álvarez respecto al Club Deportivo Cruz Azul y la explotación de la marca”, con ello el equipo vuelve a formar parte de la cooperativa y cambia de nombre a Club Deportivo Social y Cultural Cruz Azul, además “la explotación de la marca será en beneficio de la propia cooperativa”.

“Todo lo que se ha manejado de la marca no ha sido parte del patrimonio de la cooperativa”, abunda el abogado. De acuerdo al fallo “queda pendiente la revisión de cuentas pormenorizadas de los fideicomisos, inmuebles y todo lo que es la cooperativa”, explica Marco Antonio Ramírez.

La sentencia ratifica el fallo anterior del Juez Primero de Distrito dentro del juicio ordinario mercantil 187/2013 en la Ciudad de México, otorgado el 28 de mayo de 2015, mismo que fue retardado en su ejecución por juicios de amparo, emprendidos por Guillermo Álvarez, con cargo de director general.

Uno de los socios del grupo promovente de la demanda, Octaviano Bravo Morales, detalló que desde el 2013 les fueron congelados sus pagos, salarios, seguro, gastos médicos, hasta las cotizaciones de cuatro años. Ya con el fallo del juez le fueron restituidos algunos pagos de este año, añade.

Cargar la cruz
En una asamblea en 2011, el entonces presidente de la cooperativa La Cruz Azul, Armando Valverde, pidió cuentas a Guillermo Álvarez, pues auditorías habían señalado un desvío de fondos por 19 millones hacia empresas como Deloitte, Ernst & Young, y Protiviti. Durante esa asamblea Álvarez no informó nada y por el contrario demandó al presidente del Consejo de Administración y a integrantes del Consejo de Vigilancia, narra Octaviano Bravo.

“Empezamos un juicio por rendición de cuentas, pero vinieron represalias”, describe el cooperativista. Por ejemplo hubo despidos a familiares que trabajaban en la cooperativa sin ser socios. El destino de Armando Valverde fue pisar la cárcel cuando pretendía hacer cumplir la sentencia de revisión de cuentas. Meses después el entonces presidente de la cooperativa desistió su demanda, pero parte del grupo la continuó.

Otro cooperativista, Vicente Reyes Lugo, describe que por la vía legal pretender rescatar el legado de los fundadores de La Cruz Azul para los más de mil 200 socios, entre activos y jubilados. “Queremos rescatar el patrimonio completo de la empresa que nunca ha sido cooperativa, que consiste en la plantas de Aguascalientes, Puebla, Lagunas Oaxaca, Ciudad Cooperativa Cruz Azul y el Hotel Azul Ixtapan”.

El siguiente paso es el cumplimiento y las cuentas pormenorizadas de los fideicomisos de la cooperativa como el de previsión social, el fondo de jubilaciones y el de seguridad social, añade Reyes Lugo.

La Cruz Azul a conciencia
En un reportaje de la revista Proceso se describía que socios de la cooperativa pretendían vender el club y a la propia cooperativa para convertirla en una sociedad anónima. Entre los probables compradores figuraban Cemex, El Economista, Grupo Icel y hasta un hermano del secretario de Gobernación, Osorio Chong.

De acuerdo al grupo demandante los socios que desean vender son personas apegadas a Guillermo Álvarez. De concretarse dicha operación el impacto sería de muchas familias afectadas, “si nos quedamos sin empleo se va a generar un caos”, afirma Octaviano Bravo.

El otro camino es el cooperativismo, recuperar la cooperativa para los socios y para toda las familias, dicen. “Nuestra expectativa es llegar a las últimas, no es una cuestión personal, es una cuestión de valores, de superviviencia del cooperativismo. Desistir ya no es una opción”, afirman.

Para ejecutar la sentencia lo que se requiere, explican, es convocar a una nueva asamblea general, misma que debe ser convocada desde el 25% de los socios, pues los actuales funcionarios están vinculados a Billy, señalan. Además reconocen que los cooperativistas están intimidados o controlados, pues tanto los empleos para sus familiares y préstamos, pasan por la aprobación de Álvarez.

“Vamos a ganar conciencia por conciencia”, dicen. Lanzan un mensaje a sus compañeros socios cooperativistas: “No queremos el poder, queremos una cooperativa limpia, la edad promedio de los que estamos en lucha es de 55 años y a los 65 o 60 nos jubilamos. Queremos la justicia y que se restablezca lo que fue la Cruz Azul”.

Piden a los socios que actúen, que analicen a conciencia, porque “bien dicen que cuando la democracia muere, muere la cooperativa”.

La Coperacha

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