Gobiernos criminalizan defensa de bienes comunes: Gustavo Castro Soto

Para ellos es más fácil reprimir que pagar indemnizaciones a empresas.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 26 de abril de 2016

El testigo principal del asesinato de la ambientalista hondureña, Berta Cáceres, el activista mexicano Gustavo Castro, concedió una entrevista a la periodista Danielle Marie Mackey, donde describe la relación que tienen los gobiernos y las grandes trasnacionales ante la explotación de los bienes comunes como el agua.

Para el presidente de la organización Otros Mundos e impulsor de la economía solidaria en Chiapas, a los gobiernos les resulta más fácil reprimir a los pueblos que se organizan para defender sus bienes comunes que indemnizar a las transnacionales.

Más fácil reprimir que indemnizar
“Hoy casi todos los países de América Latina tienen tratados de libre comercio con los EEUU, Canadá, Europa, y algunos también con Asia. Significa que tienen que modificar su constitución, sus reglamentos ambientales que rigen el agua, la energía y la inversión extranjera, para adoptar a los nuevos marcos de libre comercio. Si no las empresas te demandan. Y para los gobiernos les es más fácil reprimir que pagar las indemnizaciones que los tratados de libre comercio les obligan a otorgar a las empresas”, señaló Gustavo Castro.

Como ejemplo el activista mexicano describió el caso de El Salvador y las minas de oro:

“El Salvador ha tenido que gastar millones de dólares para defenderse de la demanda de una empresa ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, del Banco Mundial. Estamos hablando de una mina, pero imagínate 10,000, 15,000, estamos hablando de miles de concesiones mineras en la región. Y si a eso le sumás las represas, y las carreteras, los puertos, los aeropuertos, el fracking, el petróleo, los grandes centros comerciales, las zonas económicas especiales, las ciudades modelo, los grandes conjuntos turísticos de élite”.

Criminalización de los Derechos Humanos
Tanto en Honduras, México o Guatemala, describió Castro Soto, la defensa del territorio y sus bienes comunes lleva al enfrentamiento del gobierno con los pueblos, señaló el también coordinador de la moneda social Túmin en Chiapas.

“Si los gobiernos hacen eco de los reclamos de derechos humanos de los pueblos por la contaminación del agua, por afectaciones de tierras, por no tomar en cuenta la información previa y consentida de las comunidades, o si expulsan a una empresa porque derramó al río su desecho tóxico, porque asesinó pueblos, porque la gente que vive cerca del sitio de la mina está enferma de cáncer, si los gobiernos deciden hacer algo con esos reclamos de derechos humanos y expulsan a las industrias extractivistas, ellos tendrán que pagar millones y millones de dólares que no tienen. Cada país tendría que vender su propio país 20 veces para acabar con la deuda. Entonces no es fácil de resolver”.

“Eso lleva al enfrentamiento con los pueblos. Y significa un enfrentamiento cada vez más terrible por cosas como el Acuerdo Trans-Pacífico de Cooperación Económica, así que los gobiernos van a preferir criminalizar la protesta ciudadana, que antes era un derecho humano: el derecho a la movilización pacífica. Ahora todo eso lo llaman terrorismo, violencia. Es una criminalización de los derechos humanos”.

No tirar la toalla
Ante la pregunta de su futuro como activista luego de los acontecimientos en Honduras, Castro Soto contesta que no se da por vencido. “Esa toalla la estoy recogiendo. Esta lucha se tiene que mantener. Y yo no soy el único. Hay por toda América Latina miles de personas criminalizadas, que están siendo perseguidas y amenazadas, porque están luchando por los derechos humanos y por el bien de todo el planeta. Muchos amigos que han sido asesinados por resistirse, pero somos muchos y persistirémos en esto”.

“El capitalismo atroz no puede seguir así, de forma tan acelerada, extractivista. Está acabando con este planeta. Yo creo que el gran reto que tenemos es darnos cuenta que otros mundos son posibles, que podemos construir otras cosas distintas, con dignidad y con justicia. Hay agua para todos. Hay tierra para todos, hay comida para todos. Estamos a tiempo todavía para hacer algo, y urge”.

Con información de The Intercept.

Fotos: The Intercept

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