Carruaje cooperativo con Los Mosquitos

Cansados de los hábitos perniciosos en el gremio de bicitaxis, y en una fuente de trabajo en donde se acostumbra a proporcionar cuotas a líderes, un grupo de trabajadores del pedal decidieron dar un giro y seguir transportando a los habitantes del centro de la Ciudad de México; esta vez, al estilo cooperativo.


Pablo Correa
Ciudad de México // 26 de julio de 2012

Están presentes en las grandes ciudades del mundo, de Madrid a la Habana, en Nueva York y Bogotá. Desde hace tiempo los bicitaxis son una opción de movilidad que además de ecológica renueva y acerca las relaciones humanas. De manera paulatina los centros históricos europeos se han ido reservando para transportes como la bicicleta y el bicitaxi, limitando el uso del vehículo. En América Latina, con ritmo más lento, se reglamenta su situación y se fomenta más su uso.

Vivir del pedal no es fácil, pues se tiene que lidiar con vehículos automotores más grandes y veloces, todo bajo un techo soleado y constantes lluvias. Don José Eliseo Moratín, miembro de “Los Mosquitos” y quien tiene casi 20 años pedaleando, narra que empezó a trabajar en el bicitaxi porque “las puertas se nos cierran a quienes no tenemos una preparación, entonces encontré un lugar para trabajar”.

Al centro de México los bicitaxis fueron traídos en los años noventa y de ahí se expandieron a otras partes periféricas, repartidos en varias organizaciones, los dueños de los vehículos daban a trabajar los vehículos a cambio de una renta, y ninguno de los conductores podía ser propietario.

En el año 2008 con la idea de regularizar su uso, el gobierno capitalino deicidio promover una cooperativa de Bicitaxis. “Nosotros esperábamos la oportunidad de trascender con otro tipo de vehículos, esperábamos la oportunidad con ansías”, dice Miguel Maximiliano Pérez, quien trabaja como operador de bicitaxis desde que era menor de edad.

El gobierno capitalino otorgó a la cooperativa Ciclotaxis Aztecas del Bicentenario un auto semi-eléctrico de manufactura china y copiado del “tricitaxi” europeo. Casi al tiempo, un grupo disidente fue expulsado luego emprender la defensa de algunos colegas conductores. “Argumentaron que nos habían corrido por faltas al reglamento y decidieron expulsarnos de la cooperativa, entonces fue decidimos constituirnos en cooperativa y como un grupo alterno”.

Según narran los cooperativistas, las puertas se cerraron, y aunque tenían una “credencial–licencia” por cerca de dos años tuvieron que soportar la represión, pues constantemente era remitidos ante el juez cívico arguyendo la obstrucción de la vía pública. “Reunimos papeles. Nos reunimos con muchas personas del gobierno de la capital pero no querían recibirnos”.

Gracias al apoyo de personas de la Secretaria del Trabajo del Distrito recibieron el curso para conformarse en cooperativa. “Hicimos mucho ruido, y poco después fue que nos aceptaron como grupo para capacitarnos”, dice Miguel Maximiliano.

El tío de Miguel llegó en 1994, le apodaron “El Mosco”, cuando integró a sus sobrinos a la actividad, sus colegas comenzaron a llamarles “Los mosquitos”. “Empezamos a ser muy mencionados en el gremio del centro histórico”.

El nombre inicial que se pensó para la cooperativa era “Regeneración”, pues lo que se buscaba era reivindicar al gremio de bicitaxis. Sin embargo, un compañero propuso dejar el nombre de “los mosquitos”, pues ya se identificaba como grupo, lo demás fue sencillo, se puso a votación y hubo un consenso de mayoría.

“Los Mosquitos” salen a deambular a partir de las 10:00 de la mañana, y el encierro de vehículos es alrededor de las 9:00 de la noche, aunque en temporada vacacional se puede extender el horario.

Al contrario de otras organizaciones de bicitaxis en donde sus miembros pagan cuotas de unos 300 pesos a la semana, en esta cooperativa los mosquitos no tienen cuotas.
Entre sus proyectos la fabricación de un vehículo propio, diseñado por uno de los compañeros, dicho vehículo cuenta con dos cadenas, incluye suspensión y frenos de disco. Este carruaje está pensando en la comodidad del usuario y la salud del conductor.

Don Esteban Meneses Juárez, a quien le dicen “El Merengues”, mientras ajusta los frenos, invita a usar este medio de transporte. “Les va a encantar el viaje, por ejemplo en tiempo de calores, le va a pegar el airecito y se van divirtiendo”, dice sonriente.
Este medio de transporte tiene sus ventajas, ya que hay partes en donde los taxis no pueden acceder, “nosotros podemos entrar y dejamos a los clientes a la entrada de los restaurantes porque no podemos ir más allá, sino los llevábamos hasta la mesa”, dice entre risas.

En el centro de la Ciudad de México hay entre 300 y 350 bicitaxis que ruedan diariamente, y aunque el trabajo es rudo y hay mucha competencia hoy se trabaja con un criterio diferente. Los tiempos en donde los lideres utilizaban a los choferes “dándoles picones unos en contra de otros para que no se creara una fuente de trabajo estable”, han quedado atrás, y en algo han tenido que ver “Los Mosquitos”.

“Cuando tú les cuentas que hay maneras de armarla, piensan que es cosa de hadas y no es cierto, si se puede, se puede armarla chingón siempre y cuando estemos organizados”.
Aunque de manera lenta la opción del bicitaxi va ganado terreno, ejemplos de ser una mejor opción sobran en el mundo. “Se está saturando de vehículos, entonces para los futuros venideros el medio de transporte es la bicicleta, es el bicitaxi, medios de transporte que no ocupen tantos espacios y no contaminen”, dice Miguel.

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