Sobolotik: cooperativa de cooperativas

Sobolotik representa uno de los ejemplos más afinados en lo que a tiendas cooperativas se refiere. De acuerdo al modelo que llaman “integración cooperativa”, este proyecto lo conforman 15 grupos que en su mayoría son sociedades cooperativas. Aquí la frase neozapatista “un mundo en donde quepan varios mundos” no suena gastada.


Pablo Correa
Ciudad de México // 06 de julio de 2012

Los miembros de Sobolotik han devenido de experiencias diversas del cooperativismo. El antecedente inmediato de este grupo cooperativo, fue una tienda al sur de la Ciudad de México en la que se aplicó de manera incipiente el modelo de “integración cooperativa”. Aquel proyecto manifestó diversas problemáticas administrativas, sin embargo lo que prevaleció fue el ánimo de salir adelante en conjunto, y así nació una integración que se desarrolló de manera natural.

Lo que comenzó como con una idea de formar una unión de cooperativas que contara con un brazo comercializador, se concretó en la formación de una cooperativa de cooperativas. La fórmula tuvo que invertirse, pues se dio prioridad a combatir el conocido “talón de Aquiles” de las cooperativas:

“Se fueron conociendo los proyectos y entonces vimos que se tenía la misma problemática que todas, la comercialización”, explica Javier García, miembro de Sobolotik.

Con un paso fugaz en la colonia Condesa esta tienda cooperativa decidió establecerse en la colonia Campestre Churubusco. Y hoy en día se desarrollan en este espacio, desde grupos “radicalones”, hasta proyectos que incluso ya están en la exportación y que tienen una visión más empresarial, “no por eso se les ha marginado, nos ha servido para tener otra concepción”, dice Javier.

Todos los proyectos que florecen en Sobolotik son dignos de contarse y poseen en sí mismos historias propias y singulares. Desde la cooperativa Cepramiel compuesta sólo por mujeres, muchas de ellas de la tercera edad, hasta cooperativas como “Café Tonal” que es 100%
familiar.

“Nos ha costado mucho trabajo, pero ya nos identifican, en estos dos años que llevamos aquí ha habido cosas muy buenas, todo esto ha sido con recursos de todos, no hemos recibido apoyos financieros de instituciones ni nada”, dice orgullosa Jeny Cevallos de la cooperativa Cepramiel.

En la tienda sólo se venden productos artesanales, mexicanos y de propiedad social, así como de sociedades de producción rural. Detrás de cada producto están las manos de indígenas, personas de la tercera de edad, individuos de distinta filiación económica y distinta posición política, así como personas con capacidades diferentes.

Quien tenga la oportunidad de acercarse a este proyecto cooperativo, sabrá que se viven y se desarrollan de manera cotidiana puntos de vista distintos, y las más de 100 asambleas realizadas en menos de 20 meses pueden dar cuenta de ello. Pero al margen de la intensa vida democrática que se vive dentro de este espacio, se coincide en que el saldo es a favor.

“Mucha gente cree que en las cooperativas, el presidente, secretario y el tesorero son los únicos que pueden decidir o dar opinión, y no, para mí un cooperativista tienen la meta de salir adelante y saber que lo que uno hace es con todos los compañeros”, indica Rosario Cruz.

Aunque se han intentado impulsar los modelos de tiendas cooperativas en la Ciudad de México, estos casos no han sido muy exitosos, y una gran variedad de iniciativas han optado por la orientación del comercio justo. Por eso Sobolotik es digno de tener la atención de todo aquel que trabaje de manera colectiva.

“No hay una cooperativa que venda productos de cooperativas y que al mismo tiempo sean socias, no conocemos casos, ojalá pudiera replicarse este modelo y mejorarse”, dice Javier.

A dos años del andar de Sobolotik los avances son muchos, aunque reconocen que “no la hemos brincado todavía”. Con el tiempo se han depurado y eficientado los controles administrativos, lo que ha llevado a ser un modelo estable.

Actualmente en Sobolotik se ofrecen 650 productos, que van de las artesanías, alimentos, hasta productos de belleza. Además, se ha implementado la figura de proveedores, personas que participan con sus productos y que dejan un mayor porcentaje a la tienda, lo que ha dado mayor diversidad al proyecto.

“Al hacer una crema, hacer una bufanda o una chamarra dentro de esta organización, la gente es valorada por su trabajo y experiencia, eso es lo más importante, eso es lo que da valor a esta cooperativa”, dice uno de sus muchos socios.

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