La Torre de David – Cooperativa en vertical

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Para algunos es la ocupación ilegal más grande del mundo o el edificio donde habita el crimen, para otros, es “una comunidad espontánea con talento y determinación”.


Pablo Correa
Ciudad de México // 18 de octubre de 2013

Con los preceptos de promover la construcción de un urbanismo compuesto por viviendas dignas, departamentos, colegios, estacionamiento y sala de usos múltiples; es que trabaja la Cooperativa Caciques de Venezuela, por lo menos así lo dicta su acta constitutiva.

Guiada y presidida por un ex convicto hoy convertido en pastor religioso, esta cooperativa se constituyó en 2009, dos años después de haber ocupado de manera ilegal un edificio de 45 pisos previsto para ser el símbolo financiero de Caracas.

Aunque poco se conoce sobre su vida cooperativa y la forma en que se dirige, tampoco se niegan los logros sociales que ha tenido. Si antes era sinónimo de lugar peligroso y delictivo, con el tiempo se desvanece más el velo sobre lo que en verdad sucede ahí.

¡A buscar galpones!
En 2007 un grupo de 2 mil personas tomaron la Torre de David, un edificio abandonado e incompleto que es el cuarto más grande de Venezuela.

En el año 2011, el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías, llamó a los venezolanos a tomar los espacios desocupados. ¡A buscar galpones, compadre! Dijo entonces, con la promesa de expropiarlos y construir viviendas al servicio del pueblo.

Aunque La Torre de David es sólo uno de los cientos de inmuebles tomados y ocupados en Venezuela, la forma en que estaba concebida y el destino que siguió, lo hace un caso paradigmático. Ya que de estar pensado para ser el centro de un Boulevard financiero, pasó a ser un rascacielos inacabado en el que conviven viviendas, una librería, heladería, peluquería, restaurante y hasta una iglesia.

Icono
Encargada por el banquero David Brillembourg, la Torre de David comenzó a construirse en 1990. Pensada para ser un símbolo arquitectónico y financiero que buscaba colocar a Caracas como una ciudad de primer mundo, que competiría con otras ciudades globales.

La construcción de este rascacielos que estaba concebido para estar forrado de páneles de espejo, fue interrumpida por la muerte de Brillembourg y la crisis financiera de 1994. Cuando el banco que promovía la torre quebró, quedó paralizada en un 70% de su construcción. Después cayó en manos de un fondo de garantías de ahorristas que luego fue absorbido por el gobierno.

Fuente del mal
Algunos han catalogado a la Torre de David como un lugar de criminales y de distribución de drogas, incluso hay quienes la han comparado con un cárcel venezolana. Otros la asemejan a una favela pero en vertical. Y muchos coinciden en que es el reflejo que sintetiza las últimas décadas de la vida económica y política de Venezuela, algo así como una mezcla entre una ciudad alienante y la socializante.

“La gente dice que esto es un barrio, que esto es peligroso, que aquí hay malandros, que aquí violan, que aquí esto, que aquí lo otro, que aquí venden drogas. La Torre, los invasores, ahí hay un malandro, ahí hay puro matón…”, parafrasea una de sus habitantes, Daisy Monsalve en el breve documental The World´s Tallest Slum.

“Pero yo sola, aquí, nunca me ha pasado nada. Nunca jamás, jamás, no tengo nada que decir, de verdad”, narra.

Organización
En esta torre viven alrededor de 850 familias que se distribuyen hasta el piso 29. La energía eléctrica se ha regularizado después de haber pagado una deuda a la compañía. Para abastecer el agua se utilizan bombas y una tubería y mangueras que se distribuyen en cada planta.

Cada familia paga una cuota mensual para cubrir la vigilancia y la luz que es administrada por la cooperativa. La torre cuenta con una caseta de vigilancia que funciona las 24 horas en donde se dan tarjetas a los visitantes.

Este modelo de autogestión depende de 15 coordinadores que se encargan de organizar las actividades cotidianas. También cuenta con motos que llevan a las personas hasta el piso 10, del que después tienen que subir caminando, debido a la falta de elevadores, pues cuando se abandonó la construcción prácticamente quedó en obra negra.

Comunidad vertical informal
El fenómeno social que habita en la Torre de David es también causal de reproches ideológicos constantes. La polarización frente a esta torre ha crecido luego de que recibiera el León de Oro como experimento urbano dentro de la Bienal de Venecia 2012.

Este premio que se entrega cada dos años, reconoce a la torre como “la potencia de transformación: una comunidad espontanea que ha creado un nuevo hogar y una nueva identidad ocupando Torre David y lo ha hecho con talento y determinación”.

Herencia
Alfredo Brillembourg, familiar lejano de David Brillembourg, es uno de los arquitectos que llevan a cabo el proyecto de investigación: Torre David. Informal Vertical Comunities, premiado con el León de Oro en 2012 y que devino en un libro.

Alfredo Brillembourg tampoco ha escapado a las críticas por parte de su mismo gremio como el del Colegio de Arquitectos de Venezuela, quien se ha señalado que la edificación “sólo sirve para testimoniar, a nivel nacional e internacional, el profundo pozo de descomposición, anarquía y pérdida de valores en que el país se encuentra en la actualidad”.

Por su parte Brillembourg, aunque en numerosas ocasiones ha señalado que no condona la ocupación de edificios, en tono conciliador refiere que la Torre de David “es el sitio en donde podemos tratar de crear la vivienda del siglo XXI social”.

En charla con la periodista Carmen Aristegui en el mes de marzo, Brillembourg destacó que debe ser un proyecto sustentable y que deben desarrollarse la vivienda a partir de las microfinanzas.

“La idea nuestra, es convertir la torre, que era una torre designada a banco, a una torre multiusos que sea vivienda, que sea espacio social”.

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