Entre los logros está el reconocimiento como trabajadores y la credencialización
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 09 de agosto de 2017
Lo que comenzó como una serie de reuniones casi clandestinas, hoy llega a veinte años de trabajo, es la Red Mexicana de Trabajo Sexual que cumple dos décadas de realizar encuentros con el fin de mejorar las condiciones de personas que se dedican al trabajo sexual en México.
La Red Mexicana de Trabajo Sexual la integran trabajadoras y trabajadores sexuales de diversos estados, organizaciones como La Brigada Callejera, el Colectivo Feminista Cihuatlahtolli de Orizaba y el Centro de Investigaciones de Género, entre otros.
Logros
Dentro del encuentro se presenta una evaluación de su plan nacional de lucha del que se desprenden dos planeaciones estratégicas a seis años y que han dejado como resultado el reconocimiento como trabajadores no asalariados en la Ciudad de México y Coahuila, mismo que se ha plasmado a través de credenciales para trabajadoras y trabajadores sexuales.
En el estado de Coahuila recién se modificó la ley que obliga a los municipios a considerar dentro de sus reglamentos de trabajo no asalariado a trabajadores sexuales.
Entre los efectos de esa ley se ha logrado que muchas chicas que trabajan en zonas de tolerancia bajo abusos, salgan a la calle porque han asumido que ya está legalizado el trabajo sexual, explica Jaime Montejo, miembro de la Brigada Callejera.
Otro logro es la formación del Observatorio Laboral del Trabajo Sexual en México, que ha producido hasta ahora once informes anuales y está por difundirse el del 2016.
También se ha ganado el reconocimiento de derechos laborales y obligaciones patronales, aunque dentro de la Ley General de Trata existen dos artículos que impiden que esto se realice. Sin embargo recién se ha emitido una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que señala que el hecho de que se cobre dinero a trabajadoras y trabajadores, no necesariamente significa “trata de personas”.
Otro avance es que dentro de los circuitos de la Suprema Corte de Justicia ya no se habla de sexoservicio ni prostitución, sino habla de trabajo sexual y de trabajadores sexuales. Empieza a ser un avance importante contra el estigma y la discriminación, dice Montejo.
Retos
Entre los retos que se vislumbran está el diseminar entre cabildos municipales el reconocimiento de las trabajadoras y trabajadores sexuales, como se busca en la actualidad en Tuxtla Gutiérrez o en Colima.
“El reto es cómo hacerle para que este reconocimiento se lleve a cabo en muchos más municipios y no se condicione a la expulsión de los centros históricos, además cómo terminar con el control sanitario obligatorio y que sea gratuito el trámite de los trabajadores no asalariados”, dice Jaime Montejo.
Entre las metas pendientes está la fundación del sindicato independiente de trabajadoras y trabajadores sexuales. También la difusión de la cartilla de derechos humanos de trabajadoras y trabajadores sexuales con VIH o SIDA que sacó el Programa de Derecho Humano y VIH de la Comisión Nacional De Derecho Humanos que es una demanda desde 1997. “Es un reto difundirla y que se respete sin que se discrimine”.
Imprimirán tres cómics
Entre los trabajos que la Red Mexicana de Trabajo Sexual realiza en conjunto con la Brigada Callejera está la publicación de tres cómics. El primero es “Trabajo sexual no es trata de personas” que tiene como objetivo diferenciar estás dos actividades, la primer dentro del ámbito legítimo del derecho al trabajo libre y la última como un actividad penada.
Otro de los cómics es la “Acreditación del trabajo sexual” del que ya se han distribuido 5 mil ejemplares en la CDMX, y se espera la edición de otro tanto para este año.
Por último está “El cliente de la trata”, una publicación que busca concientizar a la sociedad sobre la práctica de trata por parte de empresas, mismas que se han conocido a partir de denuncias públicas que implican a empresas de productos y servicios que consume gran parte de la sociedad.
Contra el estigma
Desde el punto de vista de Jaime Montejo empieza a notarse un “poquito” el cambio de estigma, pero se debe trabajar de forma permanente y sistemática para cambiar la percepción, asegura.
“Hay que abrir la mente al tema y ver a los trabajadores sexuales como eso, como trabajadores. Dejar de verles como responsables de la diseminación de enfermedades, o como si estuvieran en contra de la moral, las buenas costumbres o como un factor que deteriora las relaciones sociales”, finaliza.
La Coperacha