El Grullo, Jalisco; de tradición católica y cooperativista

Más de cinco décadas animando el desarrollo local


*Han logrado exorcizarse de la Bodega de Aurrera

Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 30 de abril de 2013

Los domingos al terminar la misa, a un ladito del templo, en la sombrita, o con suerte en la casa pastoral, los feligreses se reúnen bajo la orientación del cura para organizar su caja de ahorro cuyo nombre, desde luego, coincidiría con el de la parroquia. Más de cinco décadas han pasado de esta escena que se repitió por todo el país. Y en El Grullo, Jalisco, hay un episodio que contar.

Un grupo de socios, del binomio feligreses-cooperativistas, que fundó en 1960 la Caja Santa María de Guadalupe (Caja SMG), tomó la iniciativa de atender el abasto para su comunidad a través de una cooperativa de consumo que le dio por nombre Sociedad Cooperativa Rural de Compra y Venta en Común y Comercialización “El Grullo”. Actualmente cumple 38 años y reúne a 4,800 socios. A mediados del año 2010, exorcizó al municipio de la dañina presencia de la Bodega de Aurrera, amenaza que puede atacar de nuevo… ayyy nanita.

Municipio El Grullo; Salve Feraz Valle
Ubicado en la región sierra Amula del sureste del estado de Jalisco, El Grullo de acuerdo al censo de 2010, cuenta con 23,845 habitantes y se encuentra clasificado con un índice de marginación medio. Sus actividades económicas predominantes se ubican en el sector de servicio y de comercio. Los principales productos agrícolas en el municipio son el maíz grano, la caña de azúcar y el maíz forrajero.

El nombre de la población se debe al zacate grullo que se encuentra en la zona acuosa de la región.

En 1987, para los festejos del 75 aniversario del municipio, se adoptó el escudo de armas, dibujado por Octavio Ramos, donde aparece una grulla. Nadie ha visto ninguna por ahí, pero bien podía ser para que el grullo… no este tan solito. También aparece el lema que resalta la fertilidad del valle “Salve Feraz Valle”, a propuesta del cronista de la ciudad el Dr. Pedro Rubio Sánchez, socio de la cooperativa de consumo “El Grullo”, que la presidiría en 1988.

Católicos, apostólicos y cooperativistas
En febrero de 1876, y en el marco de una verbena popular, se festejaba la colocación de la primera piedra de lo que sería la Iglesia de Santa María de Guadalupe. Transcurrieron 17 años para bendecirla y oficiar la primera misa.

El 4 de mayo de 1960, bajo la orientación del presbítero Librado Gómez Preciado y algunos integrantes de la Acción Católica Mexicana, deciden fundar la Caja de Ahorro Santa María de Guadalupe y así además de curar almas Don Librado buscaba también aliviar los apuros económicos de sus feligreses.

La caja, ofrece las opciones de ahorro y crédito a una población ajena al interés de la banca comercial y adicionalmente promueve la ayuda mutua. Es fruto de esto que algunos feligreses-cooperativistas de la caja fundan en 1974 cooperativa de consumo El Grullo.

El apoyo de la caja a esta nueva iniciativa cooperativa para acercar los productos de consumo básico a sus socios fue continuo. Un ejemplo es el de los terrenos donde hoy se asienta la matriz de El Grullo, que originalmente fueron adquiridos por la caja, rentados y posteriormente vendidos a sus socios, dando facilidades para su pago: cinco años y sin intereses. Hecho que cualquier banco comercial calificaría de locura.

Esta pequeña población ha sido prolífica en cooperativas. Entre las que están activas, además de la caja SMG y la de consumo: CEDUCOOP de asesoría y capacitación, La Laja de ecoturismo y la caja Agustín de Iturbide fundada en 1955 por integrantes de la Unión Nacional Sinarquista.

Cooperativa reguladora de precios en la región
La historia de la cooperativa El Grullo, encuentra un símil en Tacámbaro, Michoacán, con la cooperativa de consumo Mi Casa, que además de abrirse a toda la población el mismo año de 1974. Surge a iniciativa de la cooperativa Cupanda y apoyada por la Caja de Ahorro 15 de abril. También nacen con la bendición de la iglesia católica.

“El Grullo inició con 29 socios y socias y actualmente somos 4,800 y toda la comunidad puede acceder al consumo”, comenta Dolly Ojeda, tesorera de la cooperativa El Grullo.

Cuenta con tres tiendas: la matriz ubicada en el centro del municipio, una pequeña en el barrio de Santa Cecilia y en 2005 se abre la Macro tienda, con 2 mil metros de exhibición comercial, “con infraestructura muy al estilo de las cadenas grandes pero con nuestros conceptos de consumo comunitario”, apunta Dolly.

La cooperativa actualmente se considera una reguladora de precios debido a que su infraestructura creció con bodegas y centros de acopio, que benefician a sus socios agricultores y ganaderos. Además de ofrecerles programas para alcanzar una mejor productividad, les apoya para la comercialización de los granos, facilita el acceso a recursos económicos para que sean invertidos en cultivos o en la producción de carne. Ya también brinda seguros contra siniestros climatológicos.

No por nada en 2003 el extinto FONAES la reconoció como una empresa exitosa. Pero la cooperativa requiere algo más de las políticas públicas que palmaditas en la espalda.

Es Dolly quién alerta “nos encontramos con crisis muy graves con respecto a financiamientos, la globalización y la competitividad nos afectan y merman la capacidad de la cooperativa. Y nos hacen falta incentivos y apoyos para subsistir”.

Se les apareció el lucifer Aurrera y podría regresar
Heriberto Hernández que orgullosamente se presenta como el socio No. 3914 de la cooperativa El Grullo, se desempeñó como responsable de la comisión de educación cooperativa del 2007 al 2011. Narra el intento de Walmart para instalar una Bodega de Aurrera y del frente que conformaron los cooperativistas con los comerciantes y el ayuntamiento del gobierno municipal en 2009-2010 para frenar el propósito.

“Hicimos un frente común para que no se instalará la tienda. Ellos demandaron al municipio, porque se les negó el permiso de construcción y finalmente esa demanda fue ganada en los tribunales de justicia del estado de Jalisco, se falló a favor del municipio, y esa fue una victoria de nuestro pueblo en contra de Walmart”.

De nuevo se cruza la historia con la vivida por la cooperativa de Tacámbaro, Mi Casa. A ellos sí les instalaron cerca un Súper Che, filial de la cadena Chedraui, pero sólo aguantó un año abierto.

Una parte de la intentona de Walmart de instalarse en el municipio de El Grullo la reveló años después Milton Cárdenas Osorio, vocero de la entonces administración cuando reconoce ante el diario Milenio de Jalisco en mayo de 2012 que “hubo ofrecimientos económicos por parte de la empresa, pero ningún funcionario lo aceptó”.

Una de las estrategias que va ajustar este año Walmart, de acuerdo a su presidente ejecutivo del formato de autoservicio, Lorenzo Castillo, será el de enfocar en la regionalización sus formatos comerciales.

Por lo pronto vemos crecer a estos corporativos de autoservicio en todo el país al mismo tiempo que crecen los señalamientos de corrupción para facilitar su instalación.

El reto es grande para las cooperativas de consumo: optimizar su funcionamiento y ampliar sus redes de apoyo con la población. De esta manera prevenir los cabildeos entre las autoridades y las empresas que pretenden expandirse de manera desleal y desde luego sin ningún compromiso social.

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