Aberrante que el futuro de los maíces mexicanos esté en manos de tres panelistas, subraya la investigadora.
La Embajada de Francia en México condecoró a la investigadora Cristina Barros, integrante de la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País, con la Orden del Mérito Agrícola por su defensa de la diversidad del maíz y el sistema milpa, así como por su compromiso en las luchas para salvaguardar el patrimonio alimentario y cultural ante los acuerdos comerciales.
El pasado 23 de octubre fue la ceremonia oficial en la que el Ministerio de Agricultura y de Soberanía Alimentaria de Francia otorgó la condecoración con la Orden de Caballero, reconocimiento creado en 1883 para destacar a personas por los servicios prestados a la agricultura, gastronomía, el arte culinario y la enología.
Al recibir la condecoración, la escritora e investigadora destacó su participación en la Campaña Sin Maíz No Hay País y expresó que comparte el reconocimiento con sus integrantes, así como con las personas que trabajan en el campo, con las mujeres alrededor de los fogones, e incluso el reconocimiento “podría extenderse a quienes dieron origen a la agricultura”.
En su mensaje ponderó que si con la llamada revolución verde de los años 50 se empezaron a desplazar las semillas nativas y se inundó el campo con semillas privatizadas, insecticidas y herbicidas que han generado graves problemas de salud, lo ocurrido con el TLCAN es una “cascada de desastres que abarca una epidemia de diabetes, obesidad y sobre peso debido a la alta presencia de comestibles chatarra”.
Son “tratados tan aberrantes, que en estos momentos el futuro de los maíces mexicanos está puesto en manos de tres panelistas, expertos en comercio internacional, pero no en botánica ni en aspectos sociales y culturales” subrayó.
La investigadora celebró la posición de Francia “en su defensa de que la agricultura y la alimentación sean distintos a los bienes comerciales comunes”. Consideró que con el pueblo francés se comparte la defensa de las soberanías alimentarias ante los tratados comerciales que convierten las semillas milenarias y saberes en meras mercancías.
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