El sentimiento de orfandad que priva en los adultos mayores y la carga que representan para el Estado, son contemplados como una oportunidad por la cooperativa quebequense, llamada Cooperativa de solidaridad de ayuda a domicilio “Aide Atout”. Esta organización dignifica el trabajo doméstico y lo acerca a la población vulnerable, en un país donde contratar los servicios domésticos es cosa de “Primeros Ministros”, o de “Gentlemens de Las Lomas” para decirlo al puro estilo chilango.
Jesús Coyote
Ciudad de México / 9 de Abril de 2012
Canadá sufre del mismo padecimiento que muchos países europeos, el envejecimiento de su población. De acuerdo con los Indicadores de Bienestar en Canadá de 2010, la población alcanzó un promedio de edad de 39.7 años, debido a una tasa de disminución en el número de hijos y un aumento en la esperanza de vida.
Lo que ubica a las personas mayores como el grupo de edad que crece más rápidamente.
En 2010, este país de 34.1 millones de habitantes, contabilizó a 4.8 millones mayores de 65 años de edad, poco más de 14% de su población. Y el promedio es mayor si lo miramos en la provincia de Quebec donde las estadísticas rebasan el 15%, datos heladísimos que ya preocupan al gobierno y son temas de interés público. Considerando que en Canadá muchos adultos mayores viven solos sin una red social amplia, crece la necesidad de una ayuda externa en los trabajos domésticos.
En Quebec surge una respuesta cooperativista
Los recortes en el gasto social tan mentados mundialmente, también hacen estragos en la población canadiense. Los recursos públicos para atender los hogares de ancianos y los hospitales, han disminuido. A cambio, el Estado promueve esquemas de subsidios para atenuar la responsabilidad que significa la atención a su población envejecida.
Es en este espacio donde entran al quite las organizaciones sociales, cooperativas y el trabajo comunitario. El ejemplo de esto lo da la Cooperativa “Aide Atout”, fundada el 27 de abril de 1998 en Beloeil, en la rivera sur de Montreal.
La cooperativa ofrece prioritariamente, los servicios en el domicilio a las personas con capacidades decrecientes que están perdiendo su autonomía. Identifican dos categorías de servicio; el trabajo ligero que consiste en el servicio de limpieza, preparación de la comida, compra de víveres, lavado y planchado de la ropa y desde luego el cuidado de las mascotas. El servicio de trabajo pesado incluye el lavado de paredes, techos, ventanas, el barrido de los montones de hojas que se apilan a la entrada de la casa o bien los kilos de nieve que durante el largo invierno se juntan. Mmmm…no todo es miel de maple sobre hojuelas.
Mary Ellen Davis, directora de cine montrealense, de paso por México, comenta que ella se apoya en los servicios de la cooperativa para la atención de su madre que cuenta con 83 años. “Mi madre vive sola desde que murió mi padre y mi casa está a hora y media de la suya, además mi profesión de documentalista me lleva por temporadas fuera de Montreal, por lo que buscando apoyo me encontré con la cooperativa”.
La cooperativa se involucra en el entorno social
La cooperativa “Aide Atout” que en buen chilango significa“Te rayaste con la ayuda”, se coordina con las organizaciones comunitarias para ubicar a las personas más vulnerables y con menos recursos.
Esta cooperativa, además de ser integrante de la Federación de Cooperativas de Servicios de Ayuda Domestica en Quebec, está involucrada en la cooperación regional desarrollo municipal y distribuye el INFO-COOP, periódico mensual de información cooperativista y comunitaria.
El Portal de Economía Social de Quebec, animado por sectores de la investigación académica, registra 102 iniciativas de propiedad colectiva que ofrecen ayuda doméstica, precisando que estos proyectos anteponen el servicio de la colectividad sobre el lucro.
El trabajo doméstico no es un servicio accesible
En la provincia de Quebec, muy pocas familias de clase media contratan el trabajo doméstico diario. Eventualmente se opta por un apoyo semanal, ya que el servicio está considerado especializado y su cotización oscila entre 180 y 240 pesos mexicanos, la hora.
La cooperativa además de dignificar el trabajo de ayuda en el domicilio, lo acerca a los grupos vulnerables a precios inferiores a los que cualquier ciudadano tendría que pagar.
Esto es posible, debido a que ostenta la certificación del Programa de Asistencia Financiera para Servicios de Ayuda Doméstica (PEFSAD), que le permite subsidiar parte del pago de los servicios basándose en los ingresos del usuario.
De esta manera los ancianos, o los grupos sociales identificados como frágiles y que no cuentan con una red familiar o social suficiente para brindarles atención, tienen la posibilidad de apoyarse en estas formas cooperativas que además de tener una certificación gubernamental, cuentan con el aval comunitario de su trabajo. Eso representa una seguridad para los beneficiarios y una tranquilidad para sus familiares.
Así nos lo deja saber Mary Ellen; “la atención indispensable que requiere una mujer vulnerable, como lo es mi madre, no la podría depositar en cualquier persona” se detiene un momento en su reflexión y atrapa una frase final y contundente “la cooperativa me genera confianza”.