Iniciativa fraguada por la comunidad politécnica.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 15 de mayo de 2018
En la comunidad politécnica de la ESIME Culhuacán nace Fab Lab Reditec, proyecto turbo cooperativo que tiene como prioridad acercar el desarrollo tecnológico al sector social de la economía.
Maestras, maestros y alumnos de mecánica, electrónica y de sistemas automotrices, ya atienden las necesidades de las cooperativas capitalinas. Han adaptado equipos que ya no se utilizaban y que gastaban demasiada energía eléctrica, sus propuestas ingeniosas han sido viables y sustentables.
La profesora Angélica Ríos es iniciadora de Fab Lab y no duda en afirmar que a diferencia de las Pymes las cooperativas “tienen valores muy arraigados que incluyen la solidaridad y el trabajo en equipo para crecer, y eso es invaluable”.
El horno recuperado que produjo una patente
De los rumbos de Xochimilco es la cooperativa La Necesidad de su Paladar, que elabora empanadas de marca Milcas. Arrumbaron un horno porque era excesivo su consumo de energía, pues al abrirlo para sacar las empanadas se salía todo el calor y había que volver a calentar para seguir usándolo.
Las Milcas establecieron contacto con Fab Lab y le expusieron el problema. La propuesta técnica consistió en recuperar el horno dividiendo su interior en dos cámaras y aplicando la tecnología de intercambiadores de calor.
Los jóvenes de la cooperativa politécnica explican que en la escuela les enseñan que existen los intercambiadores de calor “para enfriar o calentar sistemas industriales a gran escala y lo que hicimos fue jugar con él”.
Y como quien confiesa una diablura explican que, a diferencia de los hornos italianos o alemanes, no necesita en primera instancia un ventilador para homogenizar el calor “es el valor agregado de nuestra propuesta”.
La traviesa innovación es tecnología de Fab Lab y reduce la mitad del consumo de energía. Este año tramitan la patente pues afirman: “Con ella podemos competir contra hornos extranjeros”.
Anticongelante al desarrollo tecnológico
En la CDMX existe el programa de fomento cooperativo y en opinión de Héctor Valdés Trejo, “hay que hacer una evaluación a fondo de su comportamiento”. Apunta que deben de observarse los procesos de producción y de comercialización y promoverse “el uso de tecnologías alternativas y de software libre”.
Valdés Trejo, asesor de cooperativas, reconoce que Fab Lab está en su primera etapa de desarrollo y que “puede ser pivote del desarrollo tecnológico de las cooperativas”.
En Fab Lab saben que México es un país dependiente que consume la tecnología que se genera en otras partes del mundo y no cualquiera tiene acceso a ella, lo que profundiza las desigualdades entre las pequeñas iniciativas productivas y las grandes empresas.
Por ello la cooperativa politécnica, apenas fundada en 2016, busca desarrollar tecnologías de acuerdo a las necesidades de las empresas sociales que además asegura, “al ser una tecnología mexicana, no dependes de un mantenimiento del extranjero”.
Reingeniería Mex de alto voltaje
La propuesta de Fab Lab ha llamado la atención de las cooperativas capitalinas y rápidamente se han tejido alianzas para atender sus requerimientos tecnológicos.
El primer paso es supervisar la operación de la producción. Ahí se identifica qué tipo de maquinaria le podría servir para mejorar sus procesos y productos. Luego, “convenimos un acuerdo para realizarlos”.
Posteriormente en Fab Lab se diseñan y presentan varios prototipos “para mejorar cada proceso de producción y de acuerdo a cada necesidad específica que nos están pidiendo, hasta llegar a fabricar la máquina final y la ponemos a punto antes de entregarla”.
Ya han atendido a la cooperativa Tonalhuautli y le hicieron un horno con dos sistemas “el eléctrico para secar la pasta de amaranto y el de gas para hacer pan”. Además le están desarrollando una laminadora de masa y una mezcladora de polvos y líquidos.
No pensaban que podrían colaborar con una cooperativa de capacitación y ya les ocurrió con Codhes. Le hicieron unos moldes para la inyección de plásticos “que van a servir para hacer una producción de juegos prehispánicos para enseñar a contar”.
Así es como la propuesta cooperativa de la comunidad politécnica pasa de la academia a la investigación y de ahí a la innovación que responde a las urgentes necesidades de las organizaciones sociales de la economía.
La Coperacha