Desde la Comunalidad

Jaime Martínez Luna

Guelatao de Juárez, Oaxaca

Durante sexenios la izquierda liberal había deseado la operación de un régimen menos corrupto y más democrático: Le llegó su hora.

Efectivamente el régimen liberal que toma el poder con la independencia de un poder monárquico, tiene tres momentos de lucidez que este sexenio muestra como su cuarta realización.

Cuando hablamos de cuatro momentos liberales, fundados en el ejercicio de libertades de todo tipo, nos referimos que, a la mirada de todos, lo liberal aparece como un razonamiento que encuentra en el desarrollo, el progreso, la modernidad los principios que socialmente conducirán a encontrar mejores condiciones de vida, social, cultural y principalmente económica. Para ello, se debe tener el poder político suficiente para manejar la Constitución y con ello responder a las necesidades de la sociedad en conjunto, haciendo a un lado la diversidad social.

Pues bien, ello lo ha logrado un sexenio que termina y que deja a su mismo equipo el poder para hacer las reformas que considere necesarias.

Aunque en realidad no se observan cambios, pues la operación de la mentalidad Liberal permite un mejor uso de los impuestos y de lo robado por la delincuencia. A esta limpieza de las atrocidades liberales de sexenios inmorales, se le aplaude y efectivamente porque se hacen cosas que antes no se podían ver por el excesivo latrocinio Galopante.

Sin embargo, la diversidad de razonamientos para hacer la vida sigue ocultándose. La existencia de experiencias fundadas en la naturalidad existencial, sigue tomándose como elementos de folklorización, de posible mercantilización, incluso de identidad nacional para atraer capitales, no para edificar una civilización que le pueda aportar al mundo liberal un camino que le salve. Incluso, a los Pueblos originarios se les sigue impidiendo la seguridad de sus territorios. A las leyes en la materia se les sigue mochando la posibilidad de dar seguridad a su forma de pensar y vivir.

Imágenes: Francisco Toledo (Juchitán 1940-2019). 1.- Proyecto de Monumento a Juárez en las afueras de Juchitán,1999.  2.- Juárez, 1985.

El razonamiento Comunal enfrenta claramente al razonamiento liberal, ¿por qué? Simplemente porque lo Comunal atenta contra las clases sociales, contra el racismo y la discriminación, contra el colonialismo y el patriarcado, incluso contra el Poder. Principios que moralmente sostiene el régimen de libertades, sobre todo el libre mercado que eterniza la desigualdad, en la medida que se originan de razonamientos distintos, el Poder, la Propiedad y el Mercado frente al Respeto, el Trabajo comunal y la Reciprocidad.

Si bien, los pobres han sido apoyados con distintos tipos de Becas, la riqueza de los de siempre se mantiene intacta y se sigue pugnando por un desarrollo sin que participe la población local, se sigue buscando la inversión de capitales para que la riqueza emigre y la población se mantenga sometida.

La mentalidad liberal sigue dependiendo del Capital, principalmente extranjero, porque los nacionales no ven en el lucro lo substancial para sus vidas. No es lo mismo razonar para el poder y el mercado para acumular riqueza, que compartir la vida para la solución de las necesidades básicas.

Se dista mucho de detener el capitalismo para que todos participemos en el diseño de nuestras vidas. Y cierto, los liberales en el poder, ven en la comunidad su futuro educativo, pero al parecer una comunidad que el Poder pueda controlar y maniobrar, no una comunidad que decida por sí misma lo que es necesario hacer.

Sin embargo, algo debemos tener claro, si el razonamiento Comunal ha sobrevivido más de cinco siglos, seguirá vivo a pesar de que se le ignore, simplemente porque sus fuentes de reproducción son naturales, y a la naturaleza no se le acaba, simplemente porque dependemos de ella, no somos su dueño como lo asegura la liberalidad en el pensamiento. Vendrán más regímenes liberales libertarios, y primero desaparecerá la especie humana que este universo comunal que nos aporta la capacidad de respirarlo y con ello mantenernos en vida.

Imagen: Demián Flores (Juchitán, Oaxaca 1971). Pípila. Óleo sobre tela. 2006

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