“Esta es nuestra segunda casa y el telar nuestra segunda piel”.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 23 de junio de 2016
Desde la Costa Chica de Guerrero, en la comunidad indígena de Xochistlahuaca, la cooperativa de mujeres tejedoras La Flor de Xochistlahuaca ha lanzado una campaña de fondeo colectivo para renovar su taller, su “segunda casa”, y preservar su actividad ancestral de telar de cintura, su “segunda piel”.
La cooperativa fue formada hace más de 40 años por la maestra tejedora Florentina López de Jesús. Actualmente la integran 28 mujeres amuzgas, quienes pasan horas de trabajo en su taller, el cual es una casa donada por el ayuntamiento y es denominada “Casa de las Artesanías”.
En un video explicativo las mujeres amuzgas de La Flor de Xochistlahuaca, que significa llanura de flores, subrayan que son “tejedoras por herencia y memoria ancestral de nuestras abuelas. Además destacan que imparten talleres gratuitos de telar de cintura para niñas y niños de la comunidad pues “luchamos en colectivo para que el telar y el algodón sigan vivos”.
En la Casa de las Artesanías “nos juntamos para tejer, para compartir y convivir. Es muy importante fortalecernos como mujeres en resistencia del legado cultural”, señalan.
En la página de INDIEGOGO las cooperativistas señalan que las condiciones del taller se han deteriorado, además de que al tener un techo de asbesto les puede generar enfermedades cancerígenas, por lo que han recurrido al fondeo colectivo para mejorarlo.
Acompañan su petición con una propuesta gráfica de renovación del taller desarrollada por estudiantes de la universidad de diseño e ingeniería ELISAVA de Barcelona. “Para nosotras es muy importante contar con un espacio digno y saludable ya que La Casa de las Artesanías es donde pasamos la mayor parte de nuestro día, es nuestra segunda casa y el telar nuestra segunda piel”, describen las cooperativistas.
Otro de los objetivos del fondeo es preservar la práctica del teñido con plantas y el arte textil amuzgo, el cual ha sido calificado como patrimonio intangible de la humanidad. “Deseamos profundizar en este conocimiento ancestral del teñido con tintes naturales y tener un taller idóneo para su práctica”.
“Cuando una mujer amuzga amarra su telar a la cintura no solo crea un textil fascinante de calidad y belleza, si no que simbólicamente recrea el mundo, escribe la historia de sus antepasados, plasma la cosmología de su cultura”, afirman las socias de la cooperativa.
La propuesta económica de las mujeres tejedoras es una meta flexible de 45 mil dólares y tienen un mes para concretarla. A pocos días del lanzamiento de la campaña de fondeo lleva recabado 44% de lo propuesto.
