
Desde la Comunalidad
Jaime Martínez Luna
Guelatao de Juárez, Oaxaca
Las recientes medidas oficiales en el Gobierno de Oaxaca, revelan abuso de poder en primera instancia, y en una segunda, una falta de respeto a lo propio que como cultura exponen 16 pueblos originarios que habitan la entidad, quienes se logran comunicar en igual número de lenguas.
Por otra parte, el mismo Gobernador divulga a la Comunalidad como energía natural de los Pueblos Oaxaqueños. Esto que puede ser un reconocimiento al valor de nuestra forma de vida, da pie a que dicho concepto sea utilizado a la ligera, sin conocer la profundidad de su contenido.
La folklorización sistemática que se le da al modo de vida de la población originaria existente en todo el país, raya en la ignorancia, como se observa en las opiniones que se emiten tanto para criticar o para estimular el nombramiento del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien se reconoce como Mixteco.
Podríamos afirmar que existe una total ignorancia del valor y fuerza que tiene el modo de vida Natural que llevan los Pueblos umbilicalmente ligados a la tierra. Una forma de vida que energéticamente permite la resistencia a la imposición de la modernidad que ve a la Naturaleza como mercancía. Esta resistencia que lleva más de cinco siglos, es necesario entenderla en sus justos términos. Esta es toda una Civilización, colonialmente agredida y que encuentra en su Naturaleza la fuerza necesaria para la sobrevivencia, una Civilización que de ser comprendida daría solución a la infinidad de enfermedades que sangra la existencia de millones de Mexicanxs.
La población amestizada o colonizada, obviamente se niega a pensar que lo que ellos consideran superado, sea una Civilización propia y que les garantice un modo de vivir mejor. Para ellos es regresar a la edad de piedra o a la época de las cavernas. Sin embargo, la utilización de elementos aislados de esta forma de vida les llama la atención, incluso se compran su ropa, gozan de su comida, se emborrachan con sus licores, y bailan al ritmo de sus bailables, etc.
Folklorizar es mucho más sencillo que entender que solo les gusta una parte de una filosofía o una epistemología de la vida. Es más fácil consumir sus productos que desear aprender de su racionalidad. Es en esto que se aclara por qué se le da continuidad a la folklorización, en lugar de convertir a la Guelaguetza en un evento que enseñe al mundo la existencia de otra racionalidad, que emerge de la umbilical relación que mantiene Oaxaca con su Naturaleza.
Tenemos que reconocer que, al nacimiento de la República, se privilegió la cultura mestiza y que por ello se tenía que Homogeneizar aunque con ello se perdiera el México profundo. Pero como alguien dijera por ahí, “no todo está perdido”.
Pareciera que mentes comunitarias están accediendo al poder, y con ello la importancia de la Comunidad está creciendo, y no solo por ellos, sino por la Naturaleza de esa racionalidad.
Tiene que haber cambios en los artículos 27 y 115, para empezar. La seguridad en los territorios Comunales y Ejidales, con ello, la representatividad política y el diseño de una Educación Propia está en ruta, hacia la visibilización de otra Civilización, más propia, más nuestra.
Cifrar en nuestra vestimenta, nuestra comida, nuestros bailes la importancia de nuestra existencia es ignorar nuestra visión del universo integral que nos da la vida, de la que participamos tan solo como una especie viva, participando de su integridad. Es hora de despertar, que nuestro mundo es plural, es multicultural, pero que tiene una lógica de vida sustentada en la Comunidad, y su ética general que es la Comunalidad, naturalidad por excelencia. Ninguna decisión gubernamental puede dañar nuestra integralidad natural, nos podrán invadir, o despojar del territorio, pero la naturaleza de nuestro existir, seguirá siendo la base lógica de nuestra vivencia.
Imagen: Rosendo Pérez Pinacho (Pochutla, Oaxaca 1972) Secreto de un jardín
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