Desde la Comunalidad

Jaime Martínez Luna

Guelatao de Juárez, Oaxaca

Toda labor que crea un pueblo es atractiva para ojos e intereses ajenos. Una vestimenta, una danza, un licor, una artesanía, se convierten en mercancía cuando se le ven sus cualidades mercantiles. El sistema que rige nuestra vida, centra su interés en la generación de capital, por lo mismo todo producto artístico que sea puesto en venta, pasa a ser cultivable para ser vendido en un mercado en donde todo lo exótico que representa cierta curiosidad, convierte al producto en mercancía.

Por esto, no es raro que la Guelaguetza Oaxaqueña quedara envuelta en este remolino mercantil. A los oaxaqueños no les gusta la folklorización de sus tradiciones. Para ellos, sus costumbres son la substancia de su ser. Por ello no quieren que estas terminen siendo vulgares mercancías. Pero no todos piensan lo mismo. El gobierno encuentra en esta folklorización una fuente importante de ingresos económicos. Incluso planea incrementar el número de espectáculos, a pesar de la reventa de boletaje a precios mayúsculos.

La comercialización de la substancia cultural de los pueblos de Oaxaca, revela dos tipos de intereses encontrados: los que creen que la vida se resuelve con dinero, y los que no conciben que las expresiones de su vida, se conviertan en mercancía, sobre todo, porque Guelaguetza, implica la ayuda mutua para enfrentar necesidades a través de trabajo, no de dinero.

Para nosotros esta cuestión, revela la contradicción civilizatoria en pleno siglo XXI. El buscar una civilización que detenga la hegemonía del Capital, mediante el apoyo mutuo, mediante la Comunalidad, mediante una complementariedad, pensamiento vivo y actuante en todo Oaxaca, y la de pretender dar continuidad a un proceso Civilizatorio Colonial, que tiene al poder, a la propiedad y al mercado como la substancia de su ser.

Estas dos civilizaciones conviven desde hace siglos en Oaxaca. Los pueblos han sabido conservar su razonamiento comunal, frente a un razonamiento “individual”. En un 70% la tenencia de la tierra es comunal, y solo el 15% es propiedad privada.

A cinco siglos, nos damos cuenta que Oaxaca Comunaliza su existencia de manera natural, esto nos permite entender el porqué está en contra de la gentrificación y la folklorización. Y por lo mismo que este conflicto no desaparezca con los años, por lo contrario, tiende a crecer.

Es importante abrir los ojos. Si el gobierno del Estado valorara el mensaje Guetziano, o de apoyo recíproco que tiene Oaxaca para hacer la vida, tendríamos un resultado diferente. Es decir, si entendiéramos que la lógica de vida Oaxaqueña, se entendiera como una gran civilización, lo que se ofrecería al mundo no sería una suma de eventos solamente mercantiles, sino la exposición del modo de pensar y vivir de cada Oaxaqueño. Esto es comercializar lo que se produce para ello, en lugar de exponer al mundo las lecciones de vida que son enseñanzas para detener la ficción o lo superfluo que nos impone el mercado.

Estamos seguros que lo que proponemos no es fácil de entender, pero para lograrlo, es recomendable organizar foros que el mismo gobierno debe financiar, para que Oaxaca no sea simplemente una mercancía, sino una escuela mundial para el ejercicio de una civilización que reconoce la construcción de la vida entre los mismos habitantes, y no solo seguir consumiendo productos que envenenan la existencia. Cultivemos la vida, no la muerte sistemática.

Imagen: Doris Arellano (San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca,1966). Intensidad en tus pasiones

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