Son catalogados como residuos peligrosos y carecen de un plan de manejo.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 16 de mayo de 2017
Los focos ahorradores entraron a escena con la misión de reemplazar a los focos incandescentes y mitigar el calentamiento global con un argumento contundente: su consumo de energía es 75% menor y duran 10 veces más.
Otra ventaja que se vislumbró fue el apoyo a la economía familiar, “pagarás mucho menos en tu cuenta de electricidad”, se escucha en un espot alojado en el sitio del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE).
Greenpeace sostuvo una campaña en 2009 y 2010 por el cambio a focos ahorradores para que el gobierno tomara acciones. El resultado se plasmó en junio de 2011 con el programa gubernamental, de Luz Sustentable y en 2014 con Ahórrate una Luz, ambos ejecutados por el FIDE.
La suma de focos ahorradores distribuidos por el gobierno en ambos programas rebasará los 90 millones este año, sin contar aquellos que la población adquiere por su cuenta. El paso ya está dado y los focos se encuentran iluminando hogares, lugares de trabajo y gran parte del espacio público.
Pero las sombras pronto aparecieron: ¿Qué hacer si tu foco ahorrador ya no sirve? ¿Quiénes son los responsables de su manejo? ¿Dónde queda el gas mercurio que contiene? ¿Qué efectos en la salud y en el medio ambiente están causando? ¿Qué respuesta da la política pública? ¿Disminuyó el pago de la energía eléctrica?
Lámpara sin luz
Si tu foco ahorrador, o lámpara fluorescente compacta que contiene gas mercurio, ya no funciona hay tres opciones: La primera es llamar a una de las 682 empresas autorizadas por la SEMARNAT para el acopio de residuos peligrosos y preguntar si captan los focos. En la Ciudad de México la empresa Super Capturador cobra 3,500 pesos por pasar a tu casa y recoger de 1 a 200 focos.
La segunda opción es guardarlos evitando que se rompan y esperar que algún día exista un plan de manejo o alguna campaña de acopio gratuita; caso excepcional son las realizadas en tres municipios del Estado de Jalisco, a iniciativa de la Asociación Mexicana de Ingenieros Mecánicos y Electricistas (AMIME), llamada de “Acopio de Focos Fluorescentes. Mercurio Destino Seguro”.
La tercera, y la más frecuente, es depositar las lámparas como cualquier otro desecho y “todo esté llegando a rellenos sanitarios sin ningún control y seguramente rotas la gran mayoría de ellas”, lo dice Luis Gutiérrez Padilla quién está a cargo del área de proyectos del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad en la UNAM.
La recomendación cuando se rompa un foco es que se ventile el área durante 15 minutos y alejarse de ella. Posteriormente recoger los residuos con guantes y depositarlos en una bolsa de plástico.
Que poca…nitidez
Sofía Chávez Arce, coordinadora de la ambientalista Casa Cem, en Guadalajara, Jalisco, señala que “no hay un plan de manejo establecido” y los focos “son una fuente más de contaminación de mercurio. Están clasificados como residuos peligrosos y la gente no la sabe”.
La ley que se aplicaba en 2012, señaló Greenpeace, no obligaba a los fabricantes de los focos a “realizar un manejo controlado de residuos como el mercurio”, ni tampoco mandataba “a las instituciones gubernamentales de hacerse cargo de la recolección”.
Para mayo de 2015 se emitió la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, que catalogó a las lámparas fluorescentes como un residuo peligroso que debe estar sujeto a un plan de manejo; define al Gobierno Federal como responsable de conducir la política nacional en materia de residuos.
Para Chávez Arce, es claro el ahorro energético que brindan los focos, pero señala que se genera un problema tóxico ambiental y le ha dicho al FIDE que “como propagadores tendrían que ser sujetos obligados a presentar un plan de manejo”.
En entrevista con el Ing. Eduardo Ávila, gerente de Programas del Sector Residencial del FIDE, advierte que el contenido de mercurio de las lámparas “no tiene mayor peligro para la salud”, sin embargo “es importante tener un plan de manejo adecuado; pero todavía está en proyecto, no se ha materializado aún”.
Ante este panorama la coordinadora de Casa Cem marca claramente la disyuntiva: “O se asume el costo ambiental de un mal manejo, o se asume el costo económico de un buen manejo”.
El corazón de las tinieblas
El gas mercurio que se libera de los focos rotos se suma al que contienen añadido otros productos como algunas baterías, pilas, plaguicidas, cosméticos y aparatos de medición como el termómetro.
Otras fuentes de emisión provienen de centrales eléctricas y calderas industriales de carbón, termoeléctricas, plantas incineradoras de desechos, fábricas de cemento clínker y la minería artesanal.
El mercurio se aloja ambientalmente en el suelo; en el aire, por lo que se puede respirar; y al llegar a los cuerpos de agua los residuos se fijan en algas y plancton, alcanzan altas concentraciones en los peces transfiriéndose en su consumo a los seres humanos que lo bioacumulan, es decir, no lo desechan.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mercurio es uno de los diez productos químicos que generan problemas para el sistema neurológico, entre otros problemas de salud. El metal no lo desecha el cuerpo por lo que se vuelven más vulnerables los recién nacidos.
Borroso tirándole a renegrido
La presencia del mercurio en el medio ambiente y en la cadena alimenticia llevó en 2013 a que los gobiernos se comprometieran con el Convenio de Minamata a combatir su presencia en el mundo.
El convenio, instrumentado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y firmado por México, establece terminar en 2020 con las emisiones de mercurio y gradualmente dejar los productos con mercurio añadido.
Para el Ing. Sebastián Martínez de la AMIME, “en México no vamos a cumplir las fechas” y señala al LED como alternativa al foco ahorrador; consume 50% menos energía, dura más, se acopia como desecho electrónico y “ya no vamos a tener el perjuicio del mercurio”, concluye.
Al FIDE se le pregunta por qué no distribuyen focos LED en sus campañas: “Seguramente será la tecnología que sustituirá a las lámparas. Todavía está en etapa de maduración, de que acrecente su eficiencia y también que vayan en decremento sus costos: indiscutiblemente el mercado va hacia allá”, explica el Ing. Eduardo Ávila.
En cuanto a la fórmula: ahorro en el consumo eléctrico igual a beneficio en la economía familiar, fue devorada por los “ajustes” en los precios del kilowatt básico e intermedio aplicados por el Gobierno Federal. Basta comparar un recibo del pago de la luz de inicios de 2011, antes del programa Luz Sustentable, con otro de este año para despejar alguna duda.
La iluminación del foco ahorrador no es suficiente para encontrar la política pública que: lo gestione como residuo peligroso; transite hacia una iluminación no tóxica; y alumbre para ver el ahorro en el pago de la electricidad.