Entregan premios del certamen 33 de “Pelona de mis amores”.
Así se vivió el Día de Muertos en la cooperativa Pascual. Una fiesta colectiva con todas sus letras. Con música, danzas, tlayudas, tamal zacahuil, mezcal, pulque, diablos de la Costa Chica de Guerrero, rostros de catrinas, banda oaxaqueña, copal, cempasúchil, boing de triangulitos de colores en la ofrenda, veladoras, fotos de los que se adelantaron y la premiación del certamen “Pelona de mis amores” que cumple 33 años de conservar la tradición.
Las puertas de Clavijero 60, sede principal de la cooperativa Pascual, se abrieron en toda su amplitud para que vecinos, amistades, trabajadores, socios y todas las personas pudieran entrar a recordar a los muertos.
Afuera, la ofrenda vestida de cempasúchil y nombres, fueron el marco para que la banda de música tocara una primera pieza, conocida como el himno no oficial del estado de Oaxaca: Dios nunca muere. La canción compuesta por Macedonio Alcalá y que suena en las comunidades oaxaqueñas cada que un ser querido se despide, se nos va.
Adentro, los Diablos del Quizá, danza traída por esclavos africanos a la Costa Chica de Guerrero, espantaban a los malos espíritus y a los espíritus incautos, con su vestimenta andrajosa, con cuernos de venado o de chivo, crines de caballo y de burra, tiliches en la espalda, cadenas en los tobillos que recordaban debieron romper los antepasados hace muchos años.
El cooperativismo también estuvo presente. Los mensajes de los consejos de Administración, de Vigilancia y de la Fundación Cultural Pascual hicieron recordar que hace 39 años nació esta cooperativa surgida de la solidaridad de la gente y que hace 33 se creó su fundación cultural, con el acervo donado por artistas plásticos y que hoy lleva exposiciones a escuelas y recintos y fomenta diversas formas de arte al interior de la cooperativa.
Tanto ha sido el éxito del fomento artístico que 149 piezas, entre versos, pinturas, esculturas y caricaturas fueron recibidos en el certamen Pelona de mis amores. El par de jurados que asistieron a la ceremonia de premiación, el escritor Pino Páez y el artista plástico Juan Trujillo no la tuvieron fácil, confesaron.
Los ganadores del primer lugar en cada una de las categorías fueron Andrés Piña, en Verso; Rubén Hernández, en Caricatura; Miguel Enrique Beltrán, en Pintura; y Luis Alcántara, en Escultura. Llegaron desde áreas de trabajo tan diferentes como mantenimiento a máquinas, contabilidad y ventas, a recibir su premio y a activar el aplausómetro de sus colegas cooperativistas.
Además, se entregaron cinco menciones honoríficas a Josué Martínez Castañeda, Arturo César Rodríguez Cruz, Hazael Fernando Díaz Duarte, Pedro Antonio Dávila Aguilar y Ricardo Rojas Guzmán.
Al final, el pulque voló, el zacahuil se ofertó al dos por uno y el cooperativista jubilado, Valente Sánchez Huerta, ganador varios años de las calaveritas, hizo gala de sus dotes musicales. Fue un cierre dorado de la fiesta sincrética y popular del Día de Muertos, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
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