Un año de asado cooperativo

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Las parrillas argentinas recuperadas.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 30 de diciembre de 2013

Finalizaba el mes de diciembre del 2012 cuando llegó una noticia para los 40 trabajadores del restaurante Alé Alé, una de esas noticias que al escuchar, primero provocan mareo y de inmediato un escalofrío que impone el sonido en reverberación: la empresa va a cerrar.

El grupo gastronómico OJA ya había quebrado meses antes La Zaranda y resolvía la misma suerte para las otras cinco parrillas de la cadena. El año 2013 se asomaba con la cruda cara del desempleo, más de 200 familias pagarían el precio por una administración que se empeñó en descuidar el negocio, salando así el asado.

Pero la experiencia argentina, con trece años de resistencia recuperando fábricas, sale al quite para buscar que el asado se pueda cocer cooperativamente.

Años recuperando el empleo y la dignidad
La primera fábrica recuperada a causa de la crisis con Fernando de la Rúa en Argentina fue la Gip-Metal, el 22 de agosto del año 2000. En esa ocasión los trabajadores fueron notificados del cierre por telegrama y entonces decidieron ocupar la empresa para resguardar su fuente de trabajo.

La protesta laboral arrojó como resultado la formación de la cooperativa de Trabajo Unión y Fuerza que recupera el inmueble y el trabajo para 82 socios metalúrgicos que la conforman actualmente.

“Antes de los 90, las fábricas recuperadas eran casos aislados. En 2001 y 2002 empezó a difundirse la experiencia y se dio el mayor número de casos, especialmente en ramas industriales. Actualmente hay hoteles, restaurantes, medios de comunicación y otras empresas de servicios”, puntualiza Andrés Ruggeri, antropólogo social y estudioso del tema que además destaca los primeros retos.

“La falta de capital y máquinas obsoletas es el primer problema y los trabajadores deben dejar su mentalidad de asalariado. Ahora el reto es pensar en colectivo. Y en coyuntura de crisis es más complicado echar a funcionar la fábrica.”

A pesar de los obstáculos actualmente son más de 400 las empresas recuperadas en Argentina y dan empleo a más de 25 mil trabajadores y trabajadoras.

Los asesores de las parrillas
Ocupar, resistir y producir, es el abc que aprendieron los trabajadores del Hotel Buenos Aires Una Empresa Nacional (BAUEN), que desde hace 10 años funciona autogestivamente.

El BAUEN construido en tiempos de la dictadura militar con motivo del Mundial de Fútbol de 1978, se financió con recursos públicos favoreciendo a empresarios locales que nunca saldaron la deuda.

De la resistencia los trabajadores recuerdan que la lucha fue muy dura y le guardan agradecimiento a la comunidad que les acompañó.

Tres años después de fundar la cooperativa, en el 2006, constituyen la Federación Argentina de Cooperativas y Trabajadores Autogestionados (FACTA), que asesora a las cinco parrillas porteñas convertidas en cooperativas durante este año.

El espíritu de la FACTA, lo describe Fabio Resino, cooperativista del BAUEN, para Ágora TV. “Es una herramienta de unidad para competir en un mercado capitalista donde las cooperativas de manera individual están condenadas al fracaso, pero si vamos armando redes productivas y de comercialización tenemos mucho más chance”.

Las parrillas a vaciarlas y cerrarlas
El grupo gastronómico Organización Jorge Andino (OJA), durante 15 años emprendió seis restaurantes en la ciudad de Buenos Aires: La Zaranda, La Soleada, Don Battaglia, Los Chanchitos, Mangiata y Alé Alé.

La cadena dirigida por la sociedad de Jorge Andino y Sergio Lipovich empezó a registrar problemas durante el año 2012 y decide el cierre de La Zaranda. Las dificultades administrativas ya amenazaban a las otras cinco parrillas.

Previamente el grupo OJA, creó su propia distribuidora de productos alimenticios para abastecer a sus parrillas vendiéndoles más caros los insumos.

La maniobra de vaciamiento la explica Sergio Cano jefe de cocina del Alé,
“La organización OJA compraba todo por cantidad, todo lo necesario para el restaurante y ellos lo vendían a sus propios restaurantes. Y lo vendían al doble”.

El vaciamiento patronal también incluyó el descuido de las instalaciones de las parrillas, la ausencia de inversión, la irregularidad en el pago de los sueldos y la suspensión de los pagos de la Aseguradora de Riesgos del Trabajo y de los alquileres de los locales.

El descuido y abuso en la administración de la cadena gastronómica alistaba el cierre de las cinco parrillas. El camino de La Zaranda parecía inevitable.

Alé Alé da el mal ejemplo
El turno de cierre es para la parrilla Alé Alé y así lo recuerda Andrés Toledo en el programa argentino “Marca de Radio” de AM910.

“En cuanto nos comunicaron que en diciembre (del 2012) la empresa iba a cerrar y que íbamos a quedar los 40 trabajadores en la calle, empezó el pánico y la desesperación.”

La primera acción que acuerdan los 40 trabajadores del Alé, es parar el restaurante el primer fin de semana de enero. Pero el lunes se acercan a los cooperativistas del BAUEN y cambian su decisión y optan por abrir y autogestionarse.

“Un cliente me comentó de Federico Tonarelli y de las empresas recuperadas. Me dijo que buscara una alternativa, que Federico trabaja en el BAUEN, que existe una puerta y una salida a todo esto”, detalla Toledo que preside la cooperativa del Alé.

Tonarelli, cooperativista del Hotel BAUEN y presidente de la FACTA, está convencido que después de trece años de empresas recuperadas, se han creado coordinaciones que apoyan a las nuevas iniciativas y sobre todo percibe que “hoy esté casi naturalizado al punto de que sea comprendido por todos y apoyado con simpatía”.

El desafío que plantea la autogestión del Alé Alé contagia a las cuatro parrillas aún abiertas del grupo gastronómico OJA y que estaban condenadas al cierre como La Zaranda.

“Tomamos la decisión el 10 de febrero, cuando vimos que la gente de la administración estaba sacando cosas de nuestro restaurante, carpetas, libros contables”.

Continúa Raúl Armengol, de la parrilla Don Battaglia.

“Así nos comunicamos con la gente de Alé Alé, que ya estaban apoyados por el Bauen. Cuando tomamos la decisión de ocupar Don Battaglia, vinieron de La Soleada y Mangiata, y al otro día ellos empezaron las tomas. Una cosa trajo como consecuencia la otra”.

El jueves 25 de abril por la noche, desde el barrio de Caballito, los trabajadores deciden autogestionar la parrilla Los Chanchitos, quinta y última de la ya desmoronada cadena OJA.

Mantener el funcionamiento de los restaurantes, negociar con los acreedores heredados y renovar los contratos de alquiler, fue el primer paquete que puso a prueba a los nuevos cooperativistas de las parrillas. Pruebas en su mayoría superadas.

La única que no pudo renovar contrato de alquiler fue Alé Alé, que ha resistido dos intentos de desalojo uno en mayo y otro entre el 1 y 2 de diciembre pasados.

La solidaridad de las otras parrillas, de la FACTA, de algunos legisladores y de los comensales ha permitido que Alé continúe en su local y logró acordar un alquiler, en tanto encuentra otro espacio para funcionar, parando así la tentativa de desalojo violento.

En este camino recorrido durante el 2013, las organizaciones argentinas de empresas recuperadas aportan su experiencia y reciben aire fresco para continuar el camino de la autogestión.

Por lo pronto el asado cooperativo ya lo hacen a diario las 5 parrillas que ahora son más conocidas por el público porteño que ya le tomo el sabor al asado condimentado con participación, transparencia y vinculación solidaria.

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