Cooperativas pesqueras de San Felipe, Baja California, llevan un año sin salir al mar pero no ven cómo salvar a la especie.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 19 de mayo de 2016
“En tiempos modernos los humanos hemos llevado a la extinción a cuatro especies de mamíferos marinos: la vaca marina de Steller en 1768, la foca monje del Caribe en 1952, el lobo marino de Japón en 1970 y el delfín chino de río en 2006. Estamos a punto de perder la quinta”, fue la sentencia de Omar Vidal, director general del Foro Mundial para la Naturaleza (WWF).
El científico hacía referencia a la vaquita marina. De acuerdo a un estudio publicado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), elaborado de septiembre a diciembre de 2015 a bordo del del buque Ocean Starr en conjunto con investigadores del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA), se estimó que existen solamente 60 ejemplares de esa especie en todo el mundo.
La vaquita marina es el cetáceo más pequeño del mundo, mide aproximadamente metro y medio, pesa cerca de 50 kilogramos y vive exclusivamente en las aguas profundas del Mar de Cortés en Baja California. Esta especie no se acerca a las embarcaciones, se mantiene en las profundidades, sube apenas por unos segundos a tomar aire y vuelve al fondo marino, por ello sus avistamientos son pocos y muy raros.
De acuerdo a los estudios presentados por Semarnat y avalados por CIRVA y WWF, el declive de la población de vaquitas marinas descendió dramáticamente en un año, pues de 2014 a 2015 desparecieron 40% de los ejemplares.
Redes y pesca ilegal, los peligros de la vaquita
El principal peligro para la vaquita marina ha sido, según el mismo estudio, la pesca con redes de amalle, actividad económica de la que dependen comunidades completas en San Felipe y Santa Clara, donde existen por lo menos 60 cooperativas de pescadores en dos federaciones.
Pero el otro riesgo para la vaquita es la pesca ilegal de la totoaba, un pez que sólo vive en las aguas de México, es muy apreciado en el mercado negro de China y cuya vejiga natatoria se cotiza en 8, 500 dólares el kilogramo. “Pescar un totoaba equivale a sacarse la lotería”, ha dicho Omar Vidal, “esto implica una enorme presión para las comunidades de pescadores”, ha descrito. En el último año en las redes del totoaba han aparecido tres vaquitas marinas.
El gobierno federal, para salvar a la vaquita, prohibió desde 2015 que los pescadores de la zona de San Felipe y Santa Clara usen sus embarcaciones en un rango de 1 millón 300 mil hectáreas del Alto Golfo en un plazo de dos años, asimismo ha pagado una compensación mensual de hasta 36 mil pesos a los pescadores que han dejado su actividad primordial.
Para los pescadores la compensación es insuficiente ya que ellos en un día podían pescar ese monto. “Descontando gastos sí ganábamos 50 mil pesos mensuales”, han dicho en entrevista.
Las medidas de salvación
La organización WWF México ha propuesto medidas extremas como cerrar indefinidamente todas las pesquerías en el hábitat de la vaquita hasta que se demuestre que el cetáceo está en camino de su recuperación, recompensar económicamente a los pescadores, redoblar la vigilancia con la Gendarmería Ambiental, entre otras.
Las cooperativas de pescadores han aceptado las medidas del gobierno federal y han guardado los barcos por doce meses aunque dicen que el impacto económico en sus bolsillos es severo. Pero también han dicho que las propuestas de la WWF son inviables.
“Como sector pesquero organizado siempre hemos estado del lado de proteger a la vaquita marina, hemos trabajado junto con los ambientalistas lo que nos han propuesto hacer”, ha dicho el secretario de la Federación de Cooperativas Pesqueras Ribereñas de San Felipe, Lorenzo Guadalupe García, sin embargo quitar la pesca de manera indefinida “lo veo medio difícil”.
Entrevistado por La Coperacha, el también presidente de la cooperativa La Pamita, describió el impacto económico negativo que ha tenido en la región de San Felipe y Santa Clara el mantener guardadas por un año todas las embarcaciones. “Los negocios se han ido cerrando porque dependemos de la pesca”.
“Tenemos un acuerdo de no pescar por dos años con la idea de proteger al animal, si no se ha protegido no es por nuestra causa, a nosotros nos pueden verificar que las embarcaciones están en nuestras casas varadas, tiene un año de no moverse”. Luego apunta a la pesca ilegal el estado actual de la vaquita. “Si sigue habiendo pesca no somos los pescadores constituidos, donde quiera existe pesca ilegal, pero nos hemos dado cuenta de que si agarran a los pescadores ilegales al otro día los sueltan”.
No sabemos qué podamos hacer para salvar a la vaquita
La WWF ha propuesto a los pescadores de las cooperativas de San Felipe pescar a partir de una red de arrastre denominada “chango ecológico”, que al momento de usarse provoca bastante ruido, lo que aleja a las vaquitas marinas.
Sin embargo la federación de cooperativas afirma que también es inviable. “Le llaman chango ecológico, pero es un arte de arrastre que como pescador nos damos cuenta que es muy destructivo, el chinchorro por donde pasa destruye todo, en Centroamérica ya fue prohibido ese chinchorro de arrastre”, sostiene el representante cooperativo.
Don Lorenzo García señala que la red de arrastre destruye el subsuelo. “Si quieren que arrastremos con más de 300 embarcaciones pues nos vamos a acabar todo el fondo marino, por proteger a una especie nos vamos a acabar con todas las especies que viven en Mar de Cortés”.
“Para salvar a la vaquita no entiendo yo qué podemos hacer ya. Nosotros les hemos propuesto un arte de paño delgadito, que un pescado de dos kilos lo rompe, se pasa, entonces un animal como la vaquita pues con más ganas se va de paso”, pero esa propuesta ha sido ignorada por la organización ambientalista.
“Tenemos más de 9 años trabajando con WWF y no hemos llegado a nada”, afirma el cooperativista.
Acorralados y sin salidas
El representante pesquero, afirma que el problema también radica en la muerte del Río Colorado. “Esta vaquita se cría en el Alto Golfo, en las áreas donde hay desove del Río Colorado, tenemos años que se secó el río y también la laguna salada, son kilómetros de hectáreas que se secaron”.
También atribuye a otros intereses el deseo de sacarlos del mar. “Hay un interés de trasfondo, sí están protegiendo a la vaquita pero junto con pegado están protegiendo otros intereses” y señala que existen yacimientos de petróleo y gas natural en la zona.
“Como pescadores nos sentimos acorralados, yo pienso que si esto se alarga podemos llegar a tener un problema muy serio”, apunta.
De continuar la tendencia, los científicos prevén que para 2018 la vaquita marina será una especie extinta. Su desaparición provocaría un desequilibrio en el ecosistema marino del Alto Golfo de California.
Fotos: WWF y Semarnat