Desde la Comunalidad
Jaime Martínez Luna
Guelatao de Juárez, Oaxaca
En principio tenemos que aceptar que con argumentación democrática vivimos un nuevo régimen. Un Estado que numéricamente goza de la aprobación de una aplastante mayoría ciudadana.
Esta realidad tiene sus pros y sus contras. Tener una mayoría en el Congreso, un ejecutivo formado en el anterior, y un poder judicial próximo a integrarse con el voto de esa aplastante mayoría, le da al régimen un buen grado de gobernabilidad. Sin embargo, esa aplastante mayoría apenas da cuenta de la continuidad de la estructura económica. Es decir, se tiene el poder político, pero se mantiene la estructura económica que produce desigualdad económica y social. Y por lo mismo, se tendrá mayor empleo, pero los grandes Capitales seguirán en las mismas manos.
Cierto, no estamos pensando en un cambio de sistema económico, que estuviéramos cerca de un socialismo, por ejemplo, pero es justo preguntarse si no hay cambios en la economía ¿qué es lo que se puede esperar? Porque tampoco creemos que las becas, los subsidios vayan a resolver la situación, se tendrá mayor capital y crecerá el mercado de bienes, pero la concentración de Capital seguirá siendo la misma.
Se puede decir que se está alcanzando mayor modernidad, mayor atención a los que casi no tienen, pero la operación del sistema seguirá siendo el mismo. Mayores carreteras, ahora trenes, mayores megaproyectos, ahora con minerales de nuevo interés, etcétera, pero los ricos seguirán siendo ricos, y quizás ahora más presionados para cumplir con sus obligaciones tributarias.
Por lo que se ve es que el 2025, consolidará al anterior, y al régimen en turno. En política se verá lo que siempre ocurre, el reparto del poder que, si bien beneficiará a la mayoría, habrá quienes pierdan poder en su puesto, en su región, o en su partido. Aunque es evidente la inexistencia de una oposición con fuerza, claridad y proyecto, sobre todo.
¿Cuál será la posición de los que vemos la realidad de esta manera? La pregunta no es fácil de responder. Sin embargo, insistiremos que ya no podemos hablar de una necesaria revolución, de una verdadera democracia, de un régimen más social, no, tenemos que reconocer que dentro de esta Civilización que vivimos ya no hay camino.
Que el derrotero clasista está cerrado, y más en este régimen, que el futuro cultural e intercultural va al abismo, que el juego imperial se fundamenta en el mercado y ahora en el mercado de capitales. Que la emigración seguirá siendo el mayor obstáculo para la plena gobernabilidad, ahora con su Narco auxiliar que todo quiere controlar.
La respuesta la encontramos desentrañando las bases de otra Civilización, que no sea colonial, ni patriarcal, ni mercantil. Que se funde en el reconocimiento de lo natural, de la complementariedad, de la reciprocidad. Que se base en una Ciencia integral, no tecnológica como la que tenemos en el poder, que dé valor a los comportamientos naturales de sociedades pequeñas que han sobrevivido a la colonia, a la independencia, a la reforma, al Porfiriato y a la mal llamada Revolución Mexicana.
Sabemos las dificultades de la propuesta. Máxime cuando la hegemonía del mercado de Capitales se enseñorea por todo el mundo. Sin embargo, la resistencia de pueblos naturales u originarios de varios continentes, nos están mandando señales de sembranza para concretar una nueva forma de vivir y pensar, que derrumbe totalmente la mentalidad colonizadora que se ha apoderado del universo al que le pertenecemos, no lo contrario.
Sigamos en la sembranza compañeros, aún queda tiempo, y ese será el de todos.
Imagen: Fernando Andriacci (Cuicatlán, Oaxaca, 1972) ST 13.
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