“Nunca nos vamos a arrepentir del resultado que se tuvo”.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 18 de mayo de 2017
Este día se cumplen 35 años del inicio de la lucha de los obreros de la empresa Refrescos Pascual, que tres años después, se convertiría en la cooperativa Pascual. La huelga comenzó por la negativa del dueño de la refresquera, Rafael Jiménez, de otorgar un aumento salarial y el reparto de utilidades atrasado.
Entonces oficinista, hoy gerente de auditoría, Salvador Torres Cisneros, recuerda el momento histórico: “Estaba trabajando en la Planta Norte, me presenté a la cita a las 7 de la mañana e iniciamos el movimiento de brazos caídos, varios compañeros se posicionaron con un micrófono, recuerdo a Filiberto Bucio, entre otros como Cruz Martínez y Erasto Ensástiga, así como a los asesores del PMT, como Dionisio Noriega”.
El movimiento de los patos contó con apoyo popular en las movilizaciones y el boteo, así como la asesoría del líder ferrocarrilero, Demetrio Vallejo. El entonces asesor de los trabajadores, Raúl Pedraza, recuerda que Vallejo les propuso asistir a trabajar pero no entrar, hacer una falta colectiva en la Planta Norte y con ello inició la lucha laboral.
El 18 de mayo al medio día se organizó una brigada que fue a la Planta Sur en busca del apoyo de los demás trabajadores. “Fuimos como 50 que nos venimos de Planta Norte y tuvimos éxito, logramos detener las labores productivas y que los trabajadores se sumaran a la lucha, por la tarde los camiones ya no cargaron y se cesó la producción”, recuerda Torres Cisneros.
La huelga fue apoyada por artistas plásticos, quienes donaron aproximadamente 900 obras que hoy resguarda la Fundación Cultural Pascual y que difunde en diferentes recintos culturales del país.
El periodista Paco Igancio Taibo II, quien entonces realizaba la cobertura del movimiento obrero, recuerda el contexto de la lucha de los trabajadores de Pascual: “Era una etapa en que la triple alianza de charros, gobierno y patrones, operaba en conjunto golpeando cualquier intento de disidencia”.
El patrón, prosigue Taibo II, “financió los grupos de choque, ante la mirada encandilada y amorosa de la Secretaría del Trabajo y la Junta de Conciliación y Arbitraje”, para que el tiempo desgastara al movimiento.
El movimiento de los patos sufrió un momento delicado cuando esquiroles y golpeadores pagados por Rafael Jiménez, trataron de levantar la huelga y bajo el grito de “mátenlos, que ya se rompa esto, que se termine”, ocurre una agresión donde mueren dos trabajadores y 17 resultan heridos.
Pascual también tuvo la solidaridad de sindicatos como el de Euzkadi (hoy cooperativa Tradoc) y el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional (STUNAM), quien entregó un millón 450 mil pesos (de los viejos) para echar a andar las plantas productivas.
Salvador Torres Cisneros, quien comenzó como obrero general pero que en la cooperativa ha ocupado varios cargos, como la presidencia del Consejo de Administración, agradece el apoyo popular: “Nunca nos vamos a arrepentir del resultado que se tuvo. Estamos muy agradecidos con el pueblo en general, por eso decimos que Pascual es producto del pueblo mexicano”.