Soltumex es la única cooperativa en el rubro metalmecánico en México, y está por terminar una obra a la cooperativa Pascual. Nos muestran la dificultad de mantener una cooperativa de trabajo pesado.
Pablo Correa
Ciudad de México // 21 de agosto de 2013
La cooperativa Soltumex es uno de esos casos raros que le toca hacer brecha en el cooperativismo, pues es la única cooperativa en el ramo metalmecánico conocida en México. Entre sus socios hay quienes cuentan con hasta 50 años de experiencia, y también posee un segmento laboral joven.
A pesar de estas virtudes, el campo en el que se desenvuelven no es precisamente un día de campo, pues todos sus socios provienen del trabajo asalariado en constructoras privadas como ICA e INDI. Y ahí es donde la puerca torce el rabo.
La problemática principal con los socios es que “muchas veces no llegan a entender los valores cooperativistas”, explica Antonio Reyna uno de los socios. Esta visión individualista se la atribuye a la inercia con la que se trabaja en los consorcios de la construcción.
Esto ha cobrado factura en Soltumex, y ha dado tragos amargos incluso con algunos socios, mismos que han sido suplidos por los mismos “vicios” que hay.
A pesar de esto, Don Antonio está convencido de que hacen falta más cooperativas de trabajo como Soltumex. “Creo que ya era tiempo de que hiciéramos algo nuestro, algo de los trabajadores”, dice.
Mano de hierro en guante de acero
Soltumex tiene tres años trabajando como cooperativa y cuenta con diez socios certificados en habilidades metal-mecánicas. Cuando el trabajo lo requiere, incorporan hasta 16 trabajadores a los que ofrecen un pago mayor al de las grandes empresas de la construcción.
“Tenemos que buscar la manera de que nosotros generemos nuestros propios empleos, y que además los salarios sean dignos. Aquí por ejemplo el soldador está ganando tres mil pesos por semana, mientras que en una fábrica constructora ronda en los 1800 pesos”.
Abrir las puertas para contratos importantes no es sencillo, mucho más cuando se trata de una empresa social. “Es muy difícil entrar a concursar por los vicios que existen”, explica Don Antonio, refiriéndose a las comisiones que dominan los contratos de construcción en México.
“Prefieren darnos el trabajo como trabajadores independientes y no como empresa social que somos”.
A las palabras, cera; a las obras acero
Actualmente Soltumex realiza una obra para la cooperativa Pascual, es una salida de emergencia. “Aunque esto no es una obra pesada, tampoco es sencilla”, dicen los socios.
La salida es una escalera de tres niveles armada con vigas de metal de 12 metros y que han maniobrado en un espacio muy reducido y con una larga pared de cristales. “Con un toque que les des, se estalla todo el vidrio porque es templado, afortunadamente ya hicimos los movimientos más complicados”, dice Don Antonio.
La construcción de esta salida está por terminarse, es muestra del trabajo intercooperativo que ejercen cooperativas como Pascual hacia otras cooperativas más pequeñas como Soltumex.
En este trabajo se acumulan kilos y kilos de soldadura, solidaridad y cooperativismo. Las puertas de emergencia soportan una alta temperatura en caso de fuego. Es una construcción pesada pero que está dentro de los márgenes del reglamento de construcción del Distrito Federal, comentan.
Así trabaja Soltumex, con los hierros por delante en este difícil rubro, hacen del cooperativismo una salida de emergencia. “Nosotros sí vemos como una alternativa de la economía de nuestro país al cooperativismo”.
“De todas maneras seguimos aquí, y somos necios. A veces nos ves aquí, a veces está más difícil, pero aquí seguimos”.
Entre albures, apodos, fierros, soldadura y rudeza, Don Antonio mira las escaleras y dice sin sonar cursi: “Es un bonito trabajo”.