Artesanas indígenas tejen capacitación con trueque

Sacaron al dinero de sus relaciones comerciales y sociales.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 19 de marzo de 2015

En Teotitlán del Valle, Oaxaca, un grupo de mujeres artesanas se valieron de la economía solidaria para producir fundas para lap tops y tablets; proyecto tejido a partir del intercambio de saberes por tapetes de lana en un contexto de fragilidad laboral en instituciones de gobierno.

Ocho artesanas indígenas y una diseñadora hilaron fino la manera de sacar al dinero de sus relaciones laborales y humanas, el resultado ha sido que sin pesos han pagado una capacitación técnica, dentista, transporte y servicios de cafetería.

Falta de pagos en Conaculta
La diseñadora y arquitecta Adriana Osorio, con 16 años de trabajo comunitario, se encontraba en una situación laboral de falta de pagos por parte de Conaculta. Desde diciembre del año pasado la institución ha faltado en el pago de una línea de productos de higiene personal a partir del ixtle, elaborados durante los meses de octubre y noviembre en Ixmiquilpan, Hidalgo.

“Terminé el proyecto, se presentó en una feria en diciembre y me habían comentado que en ese mes se debía finiquitar mi pago. Pero a la fecha no hay un porqué no me han liquidado”, dice Adriana a La Coperacha. Lo más alentador ha sido una llamada telefónica de Conaculta declarando la intención del pago, agrega.

Al igual que la diseñadora, otros 50 trabajadores de diferentes áreas han quedado sin pago por parte de Conaculta, según identificaron ellos mismos en la mencionada feria de diciembre.

De acuerdo a información solicitada por organismos de transparencia, Conaculta aceptó un adeudo de 466 millones de pesos que debieron pagarse desde 2012.

De la burocracia al pago en especie
La burocracia de las instituciones responsables de fomentar el trabajo de los artesanos mexicanos orilló a Adriana a buscar formas alternativas de ingresos, entre ellos el pago en especie.

En Teotitlán del Valle, comunidad caracterizada en la producción artesanal de tapetes, un grupo de artesanas le solicitó una capacitación para desarrollar prototipos en específico, pero sin dinero y sin querer recurrir a instancias federales ni estatales “porque luego hay complicaciones, dan largas y al fin de cuentas no aterrizan en nada”, describe la diseñadora.

“Maestra, queremos un curso de capacitación pero no tenemos dinero para pagar, entonces estábamos pensando la idea de pagarle en especie si usted está de acuerdo”, fueron las palabras de Aurora Bazán, integrante del grupo de artesanas indígenas. “Y así fue como arrancamos este proyecto”, recuerda Adriana.

A pesar de que los tapetes de Teotitlán del Valle son reconocidos por su nivel artístico las ventas han bajado, en cambio la demanda de productos que fusionen técnicas tradicionales con adelantos tecnológicos ha aumentado. Así, con un acuerdo de palabra, la artesanas indígenas se capacitaron para desarrollar prototipos de fundas para lap tops y tablets y en pago dieron cuatro tapetes de lana a la diseñadora.

Tejen red del Túmin
“Me sentí con la confianza, se trabajó de una manera más amena, más de compañerismo, de colaboración y la gente estuvo contenta, de hecho al final se acercó otro grupo de artesanos de la misma comunidad que quiere trabajar de la misma manera conmigo”, comenta Adriana.

Las mujeres calcularon el pago tradicional a la capacitadora y lo convirtieron en tapetes. Luego la diseñadora ha usado ese recurso para cubrir un servicio dental, transporte, consumo en una cafetería y aún le quedan algunos tapetes para intercambiar.

“Creo que sí hay otras formas de obtener ingresos no sólo en pesos para poder continuar con lo que le gusta hacer”, dice con buen semblante. “Las artesanas estuvieron muy contentas, muy satisfechas, porque les abre el panorama, porque es la primera capacitación y ven todas las alternativas que tienen para diversificar su producto”, agrega.

Para comercializar las fundas Aurora Bazán está promoviendo una feria de productores. Y si no hay recursos, aceptarán Túmin. “Queremos que sea algo detonante para que los productores acepten este tipo de intercambio alternativo al peso, que los artesanos se conozcan y puedan tener más fluidez”, ha dicho.

Actualmente en Teotitlán se ha tejido una red de socias y socios del Túmin. A partir de la capacitación se inscribieron siete productoras y ya hay más de 15 personas que aceptan la moneda social.

Diseñadores con ética
A la par del trabajo comunitario, Adriana Osorio ha fundado junto con otros diseñadores el colectivo de Diseñadores con Ética. “Estamos convencidos de que Fonart no está trabajando con lineamientos que puedan verdaderamente apoyar al productor artesanal”, dice.

Añade que a la institución no le interesa la capacitación, sino los números, que se diga a cuántas personas beneficiaron. “Nos hacen ir a trabajar a la comunidad dos o tres meses de manera continua, cuando sabemos por experiencia que un grupo de artesanos que no tiene contacto con máquinas y herramientas eléctricas en dos o tres meses no logra dominarlas”. Fonart quiere que en ese tiempo se tenga un producto con calidad de exportación, afirma.

Los diseñadores éticos, en cambio, plantean que el trabajo debe ser acorde a las necesidades de los artesanos y condiciones de las comunidades. Su proyecto de iniciación será en Santo Domingo Sacarías, San Pedro Cajonos y San Miguel Cajonos, lugares de la región norte de Oaxaca donde el gusano de seda teje las futuras capacitaciones solidarias.

Fotos: Adriana Osorio

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