Desde la Comunalidad

Jaime Martínez Luna

Guelatao de Juárez, Oaxaca // 03 de agosto de 2020

Para entender la operación concreta de proyectos de trabajo en comunidades que existen en Comunalidad, es necesario entender que el proceso individualitario ha diversificado tanto las actividades para la suficiencia, que es necesario la conformación de equipos, estimulados por sus directas necesidades y habilidades, y no por la realización de todo el conjunto comunitario.

Es aquí en donde el cooperativismo incide irremediablemente, no sólo porque en la mentalidad jurídica prevalece el individuo con eje de identidad, sino por la misma formación Individualitaria a que ha estado sujeta el ser Comunal.

Independientemente que es necesario que la mentalidad liberal hegemónica incorpore el razonamiento comunal, lo que llevará tiempo, por lo liberal imperante en la Constitución de la República, es importante asentar el trabajo grupal de la cooperativa, en el ejercicio de la vida comunitaria.

Es decir, se hace indispensable que la asamblea de comuneros o de ciudadanos que rija la vida comunal, sea la asamblea de socios de las cooperativas, o grupos de trabajo que sean demandadas al interior de un plan de trabajo comunitario.

Esto es lo que permitiría dar cause a las inquietudes internas en la comunidad, y no fraccionar a la comunidad en una diversidad de asambleas. Si el marco jurídico económico nacional, sólo apoya la cooperativa y otras figuras agrarias, las cuales aparecen tratados como simples Empresas privadas para la fiscalización de sus productos, y de que la Empresa Comunal en tanto figura jurídica y fiscal, no existe, la cooperativa resulta una salida apropiada por el momento.

En otras palabras, la cooperativa de producción puede orientarse al cultivo de la tierra en su diversidad de experiencias y adecuaciones, como también los consumidores, pueden integrar sus necesidades, lo mismo que la atención al ahorro y crédito. Los servicios, tanto en la producción como en el consumo, pueden dar continuidad a lo primario que cotidianamente se demanda en ámbitos comunitarios.

Lo anterior, eleva la capacidad autonómica y de suficiencia que reclaman hoy por hoy, todas las comunidades empobrecidas por los flujos de capital que se orientan al mercado externo, y alienta el trabajo colectivo tanto en la producción como en el consumo, así como protege y hace que las utilidades alcanzadas, puedan recircularse dentro de la comunidad.

La experiencia de Tosepan en Puebla, muestra la generosidad de la figura, que bien y trasparentemente tratada, contribuye a que permanezca la ayuda mutua y el trabajo de equipo o grupo, lo cual, al interior de una comunidad de práctica Comunalitaria, suena coherente. Con lo que aquí se propone, se fortalece la Comunalidad territorializada, operando con base en cooperativas, mientras no se eleve a concepto constitucional, el modo de vida y de pensar comunal.

Imagen: Daniel Godínez (Ciudad de México, 1985). Tequiografías/Asamblea

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