Propone convertir la zona en un gran bosque productivo donde más de 400 comunidades encuentren su buen vivir.
El pasado 7 de enero se firmó un convenio metropolitano para la protección del Bosque de Agua. Participaron las gobernadoras de Morelos, Margarita González; Estado de México, Delfina Gómez; la jefa de gobierno de la CDMX, Clara Brugada; la secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Alicia Bárcena; y la titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Mariana Boy. Atestiguó el convenio como integrante de las comunidades, Lucero González, técnica forestal de San Juan Atzingo.
El acuerdo busca proteger este corredor boscoso, que al mismo tiempo es el principal centro de abastecimiento de agua y de generación de oxígeno de la región centro del país, convertirlo en una gran Área Natural Protegida (ANP), así como combatir la tala ilegal y los cambios de uso de suelo. Además se propone realizar una Cumbre del Bosque de Agua en el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), en Jiutepec, Morelos, el 17 de febrero, para definir el plan de trabajo.
Históricamente las ANP no han resuelto nada
Entrevistada por La Coperacha, Lucero González afirmó que el convenio es un tanto agridulce para las comunidades “porque no queremos una gran Área Natural Protegida”. La técnica forestal añadió que las ANP que existen en la zona “se han vuelto sitios sin protección, en abandono y lugares a disposición del crimen organizado y sus malas prácticas. Históricamente no han resuelto nada”.
“Las comunidades proponemos un plan integral, donde sean las propias comunidades quienes recuperen su relación con el bosque, que este sea un bosque productivo, que las comunidades encuentren en el bosque su buen vivir, su alimento, su sustento”, señaló González.
Bosque productivo
Planteó que habría que cambiar la realidad donde los habitantes de las comunidades se desplazan a las grandes ciudades para obtener 300 ó 400 pesos diarios, en cambio las personas de las comunidades deberían encontrar su ingreso “directamente en su bosque productivo”.
Reconoció que la firma del convenio es una carta de buenas intenciones, pero para concretar el objetivo principal, “primero debe haber una amplia participación de las comunidades”.
De acuerdo a los cálculos de la técnica forestal comunitaria, en el polígono contemplado de 800 mil hectáreas del Bosque de Agua existen 406 núcleos agrarios, entre ejidos y comunidades, quienes deberían participar de manera central, con el respaldo de las autoridades para buscar los esquemas legales de protección de la zona.
Explicó que para hacer sustentable el cuidado del bosque, se podría manejar este bosque productivo a partir de la agroforestería pero sin una visión extractivista, sino de cuidado y regeneración del bosque, para “generar riqueza cultural y económica y que esta se quede en las comunidades”.
Cumbre participativa
Para que el llamado a la Cumbre del Bosque de Agua, a celebrarse el 17 de febrero en el IMTA, sea exitoso, plantea González, debe haber un proceso con mucha participación de las comunidades, pues “hacer una política vertical no sirve de nada”.
Añadió que “con la participación de las comunidades podemos encontrar estrategias de cuidado transversales, que la política pública se adapte a las comunidades y a los objetivos de estas”.
La experta forestal expresó que no se debe buscar un plan a corto plazo, pues “si bien hay mejores condiciones con los gobiernos actuales, se va a requerir mucho trabajo de territorio, mucho trabajo de largo plazo”.
Puntualizó que “habría que evitar ver al Bosque de Agua con una perspectiva conservacionista, sino a partir de la relación que encuentre las comunidades con el bosque, si la gente no encuentra en el bosque una forma de vida no le va a entrar. El bosque debe ser parte del sistema económico de la gente para evitar al gran monstruo del crimen organizado”.
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