Controla 60% del mercado nacional con café soluble de baja calidad: Fernando Celis.
Luego del anuncio de la inversión del mil millones de dólares de la trasnacional Nestlé en México, Fernando Celis Calleja, asesor de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), afirmó que la empresa de origen suizo aprovecha la coyuntura política, y manda un mensaje de supuesta confianza ante la tensión arancelaria con Estados Unidos para continuar con sus privilegios.
Privilegios y subsidios
Para Celis Calleja, Nestlé ya usó esta estrategia en el sexenio de López Obrador cuando invirtió 340 millones de dólares en una planta de producción de café en Veracruz, que compraría a 80 mil cafeticultores nacionales e incrementaría la exportación a EE.UU.; pero que en realidad usó subsidios y no incrementó la exportación, añadió el entrevistado.
Entre estos subsidios, señaló Celis Calleja, la trasnacional aprovechó el pago a productores a través del Programa Sembrando Vida, así como la construcción de infraestructura carretera para conectar la planta de Nestlé con el Puerto de Veracruz.
La misma compañía tiene publicado en su página electrónica que tan sólo en ese estado ha impactado a 2 mil 500 jóvenes, incluyendo los del programa Jóvenes Construyendo el Futuro.
Hegemonía y competencia desleal
En cambio, apuntó Celis Calleja, Nestlé controla el 60% del mercado nacional a partir de la importación de aproximadamente 1.4 millones de sacos de café robusta de Brasil, de menor calidad y a menor precio, que ha entrado por el Puerto de Veracruz directamente a su planta. Esto ha provocado el desplazamiento del café nacional, que es principalmente de tipo arábiga.
“Nestlé lo que ha hecho es una competencia desleal con los productores mexicanos”, afirmó Celis. Para muestra, explica, un café capuchino que se vende en una cafetería en 30 pesos, Nestlé lo pone en el mercado a 3 pesos por bolsita.
Pero además, prosigue, ese producto contiene solamente entre 5 y 7% de café soluble, los demás ingredientes son harina de maíz en lugar de leche, aceite hidrogenado de palma africana y saborizantes artificiales.
En su versión soluble más comercial, el Nescafé, la competencia desleal es peor. Celis explica que la presentación de 120 gramos rinde 60 tazas, lo que significa que usan 2 g de soluble por taza con un precio de 90 centavos por cada una, cuando en una cafetería o restaurante está en 25 pesos.
La CNOC ha insistido en que se revisen las importaciones de café de Brasil, que se verifique la calidad, el precio y la sanidad, que no venga dañado, explica Celis. Además, la organización de cafeticultores ha propuesto “que no se venda como café algo que no es café, pero esas propuestas siempre han sido bloqueadas por el gobierno, donde Nestlé tiene mucha influencia”, remata.
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