Biomiel artesanal, de proyecto universitario a cooperativa exitosa

“Es un mito que todos los productos naturales tienen que ser caros”


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 4 de mayo de 2018

En el corazón del Pueblo de San Gregorio Atlapulco en Xochimilco, uno de los lugares más afectados por el sismo del 19 de septiembre de 2017, está la morada de la cooperativa Biomiel Artesanal, una cooperativa familiar dedicada a la elaboración de productos hechos con miel y que se ha convertido en un caso exitoso digno de estudio.

Tras el temblor se vieron forzados a detener la producción pues sus instalaciones tuvieron graves afectaciones, tanto en la casa de la familia como en el área de producción de la cooperativa. Sin embargo recién han terminado de reconstruir y remodelar lo que el sismo les dañó.

Una colmena se multiplica hasta convertirse en apiario
Dentista de profesión, don Horacio Galicia, el padre de familia, comenzó hace 20 años con una colmena a realizar el manejo de abejas. Primero lo hizo como hobbie y después se instruyó con otras capacitaciones por aquí y por allá. “Eran cursos muy rústicos, malones vaya, para acabar rápido”, recuerda don Horacio.

Hace unos años a Regina, la hija del matrimonio Galicia, como parte de su último semestre de la licenciatura en Negocios Internacionales, le fue encargado el proyecto de echar a andar un empresa y hacerla sostenible. Ante semejante reto la familia decidió involucrarse y así tomaron un curso de cooperativismo en la Delegación Xochimilco.

Con el conocimiento en la apicultura y algunas recetas caseras en la hechura de champú y jabones comenzó el reto universitario. “No teníamos ni marca ni nada”, recuerdan. Fue un paciente, químico de profesión, y a quien Don Horacio le arreglaba los dientes, quien ayudó a mejorar las fórmulas de los productos.

Gracias a los consejos, capacitaciones y la especialización continua, una colmena se multiplicó y se convirtió en un apiario, mientras que la producción se profesionalizó hasta alcanzar la calidad necesaria para comercializarse.

Un mito que los productos naturales tienen que ser caros
Hace ya 5 años que arrancó la cooperativa Biomiel Artesanal, su inventario comprende la miel pura y una docena de productos que va desde el champú, el jabón y cremas, hasta pomadas y desodorantes, todo tiene a la miel como base.

Biomiel artesanal revisa de manera cuidadosa que su producción sea elaborada de forma artesanal, natural y sustentable, pues “refleja lo que somos y lo que queremos ser”, dice doña Regina, madre de familia y socia de la cooperativa. Sus precios son accesibles porque aseguran que “es un mito que todos los productos naturales tienen que ser caros”.

Un caso de estudio
Aun a su corta edad, esta cooperativa ha llamado la atención del sector de investigación y ha sido protagonista de varios estudios de caso. Por ejemplo, el Instituto Politécnico Nacional (IPN), plasmó la experiencia de la cooperativa debido a su eficacia comercial, su etiquetado y su compromiso ambiental. Por ello forman parte del libro: Mercadotecnia Sustentable y su aplicación en México y Latinoamérica.

Su compromiso con el medio se hace patente en todo su proceso en donde lo fundamental son las abejas. “Queremos mejorar pero no lastimar al medio ambiente por eso abogamos por el respeto a la vida de la colmena”.

Por ahora ya se prepara otra investigación que será un libro dedicado a la experiencia completa y cuyo título será: Biomiel, una cooperativa altamente exitosa.

Exportación
Aquí una cosa ha llevado a otra, esos estudios académicos les han traído invitaciones a exportar. Este año luego de una feria en San Antonio, Texas, pudieron lograr vínculos y ya envían sus productos. Aunque por ahora modestas, poco a poco se amplían las cantidades de exportación.

En México también comercializan sus productos en la Ciudad de México y estados como Oaxaca. Aunque su producción de miel proviene de su propio apiario, también traen una parte de productores de estados como Puebla y Oaxaca.

En Oaxaca, por ejemplo, se apoyan de forma mutua con una comunidad con la que hacen intercambio de miel, los productores dan la miel y la cooperativa les retribuye con jabones, champús y demás productos. “Ahí hemos podido llegar al trueque”, explica Don Horacio. Mientras que en Puebla en una comunidad ayudaron a la instalación de un apiario bajo el acuerdo de que pronto les surtirá de miel.

“Hay empresas que exportan lo bueno y nos dejan lo chafita a los mexicanos, nosotros creemos que tenemos derecho a productos de calidad”, dice doña Regina orgullosa.

Luego del sismo
Tras el sismo del 19 de septiembre del año pasado sus instalaciones quedaron con daños severos, pues su pueblo San Gregorio Atlapulco en Xochimilco fue uno de los lugares más afectados por el temblor en la Ciudad de México. Sin embargo han logrado reponerse y estos días su laboratorio ha retomado su funcionamiento total.

Los integrantes de la cooperativa no olvidan que recibieron ayuda simbólica de otras cooperativas en los días difíciles, y aunque modesto el recurso entregado “fue un gran gesto de las cooperativas”, expresa Don Horacio.

La pasión con la que trabaja la cooperativa se siente en todo momento, le imprimen calidad pero sobre todo su forma de ser. Narra don Horacio que un día se metió de mal humor a la fabricación de productos, pero el resultado no fue el esperado, pues se le cortó la mezcla.

Desde entonces entendió que era mala idea producir cuando el ánimo no esta bien. De ahí que el buen humor y la paciencia nunca falten en el laboratorio y área de producción. La calidad salta en cuanto se utilizan sus productos, será porque como dicen ellos: “cuando hacemos los productos, los hacemos con afecto”.

La Coperacha

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