Adecuaron el giro como distribuidora de alimentos.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 28 de mayo de 2020
En el aguerrido Barrio Yungay en Santiago de Chile, que evitó la gentrificación, se gestó otra experiencia de comunidad, solidaridad y apoyo mutuo. La AK Taberna, negocio de Manuel Olate, se reconvirtió en cooperativa de reparto de alimentos para enfrentar estos tiempos pandémicos.
Con la creencia de que la emergencia sanitaria duraría un mes o poco más, cerraron la cantina para “cuidarnos y cuidar a nuestros clientes”, recordó Olate.
Después de 15 días, narró Elías Eliseo Huenteleo, jefe de cocina de la cantina, “nos dimos cuenta de que era para largo, que teníamos que buscar alternativa para sobrevivir”. Comenzaron con servicio a domicilio sin tener mucho movimiento ya que su rubro les permitía “despachar sándwich”, señaló Manuel Olate.
De esta forma se inició la transición de cantina a distribuidora de alimentos y artículos de abarrotes y posteriormente deciden cooperativizar el proyecto cuando contactan con una escuela campesina de la costa de Curicó, zona central de Chile, quienes les distribuyen miel, mermeladas y alimentos naturales.
Así esta comunidad campesina podría vender sus productos, después se asociaron a una panadería del barrio que les provee de pan multigrano, señaló Manuel Olate.
Además, reconoció que el antecedente del levantamiento social de octubre iniciado por las manifestaciones en contra del alza en las tarifas del transporte público, les dio a los trabajadores de la entonces cantina y a él “una visión diferente de las relaciones y del modelo de desarrollo que queríamos”.
La transición al cooperativismo fue bajo el criterio de trabajar colaborativamente para enfrentar los problemas políticos y sociales. “El Estado no nos resguarda como trabajadores (…) lo que nos obliga a buscar nuevas fórmulas de subsistencia basadas en el apoyo mutuo”, aseguró Elías Huenteleo.
Olate aseguró que esta reconversión les ha traído beneficios adicionales, no solo por tener la posibilidad de trabajar, sino porque ha reforzado los lazos de amistad y compañerismo, “probablemente sea claramente de las pocas cosas buenas de esta pandemia”.
Consuelo Silva, vecina y asidua a la taberna, valora esta iniciativa ya que “en Chile no existen muchas cooperativas y permite ayudar a muchas personas, que como yo no podemos salir para realizar nuestras compras”.
Con información de Sputnik News