Uno de los principales pulmones del estado se encuentra descuidado por las autoridades municipales: ambientalistas.
La deforestación, los cerros mutilados, invasiones, basura, el descuido de autoridades municipales en el área de preservación natural, construcciones de condominios y, sobre todo, la corrupción, amenazan con acabar con el Parque Ecológico El Orito, uno de los principales pulmones de la ciudad de Guanajuato.
El Plan Municipal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico Territorial del estado considera al parque como una zona urbana en suelo de conservación y la donación original del predio prohibía las edificaciones.
Actualmente, los fundadores de la organización civil El Orito A.C. realizaron una solicitud de acceso a la información pública y encontraron que hay dos permisos de construcción autorizados en el área, uno otorgado en 2020 por el director de Imagen Urbana y Gestión del Centro Histórico, Luis Eduardo Martínez Rivera, y el segundo por el actual director de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, Juan Carlos Delgado Zárate.
La organización civil visualizó una incongruencia cuando Juan Carlos Delgado sostuvo que “no puede haber permisos de construcción o divisiones, alineamiento, no puede haber ningún trámite justo porque el municipio es propietario”, además reconoce que hay gente indebidamente dentro de ese lindero, “pero es un tema de regularización en el que tendremos que reiterarles a quienes han hecho esa actividad”
Asimismo, Juan Carlos Delgado negó la existencia de áreas de amortiguamiento y consideró que es necesaria la intervención de la sociedad civil organizada o de algún grupo ecologista para impulsar un proyecto de rehabilitación.
Actores sociales, organizaciones y gente civil, aseguran que existe corrupción y deterioro en la zona. El académico Carlos Arias acusó que, en la dirección de Desarrollo Urbano del Municipio, encabezada por Juan Carlos Delgado, hay corrupción.
El académico sostuvo que el parque está descuidado y devastado en su ecosistema, “la zona fue pensada para recorridos a pie o en bicicleta y convivencias familiares”, pero consideró que no se ha respetado esa vocación.
A esto se suman, la construcción de una zona habitacional de densidad media, dos bocas de mina que siguen ocupadas y los reportes de los vecinos que residen en zonas cercanas al parque, donde denuncian que las áreas de convivencia familiar están constantemente utilizadas como espacios para que las personas se junten a beber.
De acuerdo con información de la organización El Orito A.C., el parque fue declarado formalmente como área ecológica en el 2000, originalmente tenía 142 hectáreas, aunque se cree que podrían haber sido hasta 160.
Desde entonces, se estableció que la administración y desarrollo del Área Natural Protegida sería responsabilidad de un organismo integrado por la sociedad civil de Guanajuato. En el decreto gubernativo número 68 se estableció la protección de las áreas naturales cercanas y colindantes, junto con la restricción de construcciones para evitar el impacto al parque.
Con información de PopLab.
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