Unas muy politizadas, otras contestatarias y disidentes, todas fomentan la reflexión individual y la inteligencia colectiva.
Pablo Correa
Ciudad de México // 23 de enero de 2015
Algunas muy políticas, otras más radicales y disidentes, pero todas ellas en el fomento a la reflexión individual y la inteligencia colectiva; las muchas propuestas editoriales y librescas independientes, cooperativas y colectivas, intervienen la inercia comercial de la industria editorial con apuestas novedosas, muchos riesgos intelectuales y sobresaltos estéticos.
La Coperacha hace una ligera revisión de algunos proyectos librescos circunscritos en la economía social y/o solidaria y el cooperativismo, en medio de un panorama editorial que tiende a la concentración multinacional de las ventas y la lectura, que homogeneíza contenidos y unifica los gustos.
Traficantes de sus sueños
Uno de las experiencias más conocidas, y que hoy en día es una referencia en la cada vez más espesa jungla de las librerías y editoriales independientes, son “Traficantes de sueños”. Una editorial española que comenzó como una librería en 1995 con el objetivo de fomentar el debate útil a través de la producción de textos políticos.
Luego de la experiencia de distribuidora y de librería asociada, para el año 2000 logró conformarse como editorial. Este proyecto de “Empresa-Política” se desenvuelve dentro de la economía social y actualmente es un espacio para proyecciones, talleres, debates y presentaciones. En el caso de la librería “asociativa”, está conformada por socios que se comprometen a hacer un gasto mensual y reciben un descuento.
El catálogo de Traficantes de sus sueños lo componen las temáticas de ecología, feminismo, historia, movimientos sociales, literatura y pensamiento. Algunos títulos relacionados con lo que sucede en el actualidad española son “Municipalismo libertario, un alternativa local” y “Paisajes devastados: cartografía del boom inmobiliario”. Una agradable noticia es que cuenta con venta en línea y hacen envíos a otros países.
La Tumbona
Para poner un pie local, hablemos de La Tumbona, un proyecto editorial mexicano que bajo la fórmula cooperativa ha publicado más de 70 títulos de literatura, crítica, y una escritura contestataria y radical. Conocida por su aguda y lúdica reflexión, esta editorial mexicana hace de cada presentación un acto que se acerca al performance y al happening.
Con la reivindicación del “derecho universal a la pereza”, La Tumbona, conformada en 2005, está compuesta por varios artistas de la “resistencia creativa” y contra el “progresivo empobrecimiento cultural” de México.
Con al menos nueve colecciones, especial atención merece su visión sobre los derechos de autor, así como los títulos “Desobediencia Civil”, “Contra la Televisión” y “Contra el Copyright”, que tienen para descarga libre. Favor de no confundir con gratis.
Títulos como “Cinismo ilustrado”, “Lilia Prado, super estrella y otros chismes”, “Contra los hijos”, “Agenda del suicidio”, ó “62 maneras de apoyar la cabeza”, dan muestra del terreno creativo y transgresor de su criterio editorial.
Una cooperativa cartonera
Acercándonos hacia Sudamérica nos encontramos con un proyecto conocido como Eloisa Cartonera, una cooperativa que se ubica en el barrio de La Boca en la ciudad argentina de Buenos Aires. La peculiaridad de este proyecto, está en su visión sobre el material que reciclan y reutilizan para la elaboración de sus libros.
Con la compra de material que las cooperativas de cartoneros juntan en las calles argentinas, realizan libros de escritores emblemáticos de la literatura latinoamericana. Hasta ahora su catálogo alcanza cerca de doscientos títulos que van de la poesía, cuento, novela breve, teatro y literatura para jóvenes.
“Autobiografía podrida”, “Introspección por los patos”, “Sexo y sonido”, “El todos que surca la nada”, “Literatura Skin”, y “Pendejo”, libro de poesía, son algunos de los sugerentes títulos de esta editorial cartonera. Y qué me dicen del título “La rata de acero inoxidable para presidente”, que nada más de pronunciarlo se antoja echarle el ojo.
Además de la producción de textos, esta cooperativa cartonera ofrece talleres de Literatura Latinoamericana, así como de edición de libros que incluye la confección y el armado. “Lo más lindo que puede tener una editorial, además de sus libros, por supuesto, es una troupe de buenos amigos lectores”, dice su página.
Cooperativa El Rebozo
Regresamos a México. Con libros como “Poesía para la Revuelta cotidiana”, “Hilando fino, desde el feminismo comunitario”, “Apuntes sobre las guerras” y un largo etcétera; la Cooperativa El Rebozo en Oaxaca ejerce en su organización las relaciones basadas en el consenso colectivo.
Con la rebeldía y la autonomía por delante, en oposición al trabajo asalariado y otras relaciones de dependencia y enajenación, esta cooperativa editora y tallerista se enfoca a la producción y difusión textual y gráfica. Este rebozo de los valles centrales de Oaxaca, México, busca en su trabajo editorial ser una herramienta de análisis para desmantelar el patriarcado y el sistema “capitalista-neoliberal-financiero”.
Con un trabajo artesanal y precios muy accesibles, esta cooperativa “Adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona”, mantiene una invitación abierta a reproducir y distribuir los materiales por cualquier medio posible. También promueven la colaboración editorial y el trabajo de corrección de estilo, ediciones de textos, diseño editorial, la gráfica y la impresión.
Tal como su página indica “Empresas e Instituciones favor de abstenerse”.
La Pantera Rossa
Imaginen un centro social comprometido con la economía social y solidaria, de acción cultural y política, de aprendizaje mutuo e inteligencia colectiva y que tienen por objetivo extender la crítica y la autonomía social.
Sí existe, es la librería La Pantera Rossa y reside en España. Este proyecto nacido en 2010 tiene una agenda que va de las presentaciones de libros, exposiciones, actividades artísticas, charlas, seminarios para los movimientos sociales, hasta la tienda de productos ecológicos y de comercio justo.
Con contenidos centrados en feminismos, sexualidades, pensamiento, salud, ecología, historia, literatura, geopolítica y por supuesto el activismo; cuenta con espacio para el reposo, la lectura y el café.
Como dicen ellos, está “ideado para el escaparate de la vida asociativa”. En sus entrañas, es decir en su sótano, se ubica el espacio de archivo y una sala de debates, talleres, exposiciones, proyecciones y asambleas.
Ni están todas las que son, ni son todas las que hay
Afortunadamente este tipo de experiencias bibliófilas son muchas, muy variadas, y van en aumento. Podríamos contar varias decenas de proyectos en el mundo, sin mencionar los proyectos editoriales que simplemente se asumen como independientes.
Como siempre, cuando se habla de libros y viabilidad económica los resultados probablemente no son los que ustedes esperarían, pero para fortuna del conocimiento estas experiencias no se miden con esos parámetros.
Quizá sin saberlo, estemos muy próximos a un proyecto librero de estas características en nuestras ciudades, y tengamos la oportunidad de tomar el riesgo estético, intelectual y lúdico que se sucede cuando uno abre un libro hecho y/o distribuido solidariamente.
La Coperacha