Modelo de talleres protegidos para personas con esta discapacidad psicosocial es semillero cooperativo.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 24 de diciembre de 2015
Javier Pedro Reyes antes de ser socio de la cooperativa Arte y Recuerdos en el Tiempo, tuvo una experiencia laboral triste y desagradable. De todos sus empleos lo habían despedido porque se le dificultaba concentrarse, relacionarse con las personas y estar más de cuatro horas en un mismo lugar.
“En todos los trabajos siempre me corrían, me decían que era lento y que me pusiera más abusado. Ha sido desagradable y triste”, dice Javier, quien reconoce que tiene el padecimiento psicosocial de esquizofrenia, el cual es tratado con atención médica especializada y complementada con el cooperativismo como forma de reinserción laboral.
Así como Javier, otras personas en la Ciudad de México que poseen esta discapacidad que no se ve, participan en un modelo de talleres protegidos impartidos desde el gobierno para lograr su inclusión psicolaboral a través del autoempleo y la formación de cooperativas.
De esa experiencia que comenzó en 2009 como una prueba piloto hoy se han formado dos cooperativas, Arte y Recuerdos en el Tiempo, integrada principalmente por hombres; y Genialidades de la Escritura, conformada en su mayoría por mujeres.
Modelo protegido a la mexicana
El psicólogo Martín Ávila y la administradora industrial Jaqueline Mendoza, han trabajado desde hace más de seis años los talleres protegidos para la reinserción laboral para personas con esquizofrenia desde la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo.
Los talleres protegidos son una metodología implementada en España y en algunos países de Sudamérica para atender este padecimiento que antes era considerado una enfermedad que inhabilitaba a las personas para trabajar pero que hoy está en la categoría de discapacidad psicosocial. Producto de esta metodología se ha formado la cooperativa La Fageda, en España, y van caminando otras experiencias en Argentina.
El taller protegido se desarrolla en instalaciones donde las personas con esquizofrenia puedan estar en un ambiente libre, sin mucho ruido, sin muchas personas, de fácil accesibilidad, y con acompañamiento médico y psicológico. Han encontrado un espacio así en la Magdalena Mixiuhca.
“Si en algún momento hay una situación donde ellos se pongan impacientes, que tengan algo de estrés o que no hayan tomado su medicamento, en ese momento el psicólogo actúa, lo retira del grupo y el lugar se presta para poder platicar y que se aplique la contención”, describe Jaqueline Mendoza. En cuanto la persona se estabiliza se reintegra al grupo.
La innovación al modelo de talleres protegidos desarrollado en México, es que a las personas que participan de él no se les trata como pacientes, sino como buscadores de empleo. Ellos llegan en busca de una reinserción laboral, y a través de una capacitación en cartonería, encuadernación y cooperativismo, concretan su propio empleo e ingreso.
Modelo cooperativo
Al platicar con Javier Pedro Reyes o con Fabián Juárez, socios de la cooperativa Arte y Recuerdos en el Tiempo, la primera de estas características en México, se nota un aire de satisfacción por lograr a través de sus medios organizarse con personas iguales.
“Nos sentimos bien en la cooperativa. Tratamos de trabajar bien aunque la enfermedad hace que no nos acoplemos bien”, dice Javier Pedro. “Hemos brincado a un lugar que nos ayuda a desarrollarnos y nos ha dado valor a la vida. La cooperativa es una manera que tenemos de expresarnos y poder desarrollar nuestro trabajo”, secunda Fabián.
Los cinco socios de esta cooperativa pionera se reúnen durante la semana para producir sus cuadernos y buscan los espacios de comercialización para poder hacerse de recursos para cubrir sus necesidades prioritarias como son los medicamentos.
Alguna de las ventajas que les ha dado el cooperativismo es que pueden decidir su horario de trabajo. No es necesario que pasen seis horas en la producción, sino que la vayan generando de acuerdo a sus tiempos y estados psicosociales. Los horarios de entrada matutinos en empleos cotidianos también son un factores que juegan en su contra pues debido a los fármacos es muy difícil cumplir con ellos.
Genialidades de la escritura
La otra cooperativa formada por personas salidas de los talleres protegidos está formada por cinco mujeres y dos hombres. Diana Haydeé Zárate Rio Frío, una de las socias de Genialidades de la Escritura, participó en la primera Expo Cooperativas 2015 que se desarrolló a inicios de diciembre en Avenida Reforma.
Junto con sus socias y socios ofreció sus cuadernos coloridos elaborados con materiales reciclados. Para ella “la cooperativa nos da la oportunidad de crear y armar cosas con nuestras manos. Me siento bien, me siento tranquila, me siento a gusto porque estamos creando cosas con nuestras propias manos y nuestra imaginación”.
Diana Haydeé reconoce en la actividad cooperativa como una forma de tratamiento, “nos ayuda a enfocarnos en una tarea en específico”, agrega. El primer beneficio de su integración en la cooperativa fue el reconocimiento de sus familiares y amigos, “la gente que ve el trabajo que hacemos con nuestras propias manos lo valora”.
El cambio radical
Los impulsores de este modelo a partir de los talleres protegidos, Martín y Jaqueline, realizan evaluaciones y monitoreos con los familiares para identificar los avances de las personas con esquizofrenia. “Ellos advierten un cambio radical. Algo que les preocupa es qué van a hacer los hijos cuando ellos ya no estén, por ello se trabaja en la independencia personal”, señala Martín.
El modelo cooperativo ha probado que se adapta al grupo de egresados de los talleres protegidos, prosigue el psicólogo. “La cooperativa les permite la flexibilidad laboral que se adapta a sus necesidades médicas. El cooperativismo es el elemento para reencontrarse con la sociedad”.
La Coperacha
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