Gasolina cooperativa, combustible sin lucro

Los socios ahorran 15% por litro y se exentan del 35% de impuestos.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 09 de enero de 2017

Bajo el actual modelo económico, donde se ha liberado en varios países el mercado de las gasolinas en beneficio del mejor postor (principalmente las trasnacionales), las cooperativas agrícolas españolas han aportado su experiencia de gasolinas de bajo costo, posible sólo con un combustible libre de lucro.

Cifras actuales ubican que en España existen unas 3 mil cooperativas agrícolas, incluso existen federaciones de cooperativas agrícolas, como la de Catalunya que facturan 700 millones de euros anuales, en ese contexto dichas cooperativas ofrecen a sus asociados diferentes servicios, entre ellos, maquinaria, secaderos, huertos, tienda, ahorro y combustible.

De esas 3 mil cooperativas, unas 700 venden combustibles para sus socios, principalmente gasóleo (o diésel) tipo B, que es el usado por los tractores y maquinaria, pero a partir del año 2000, cuando el gobierno decretó que podría venderse también a terceros su facturación llegó a los 200 y 300 millones de euros. Las ventas exclusivas a socios se estimó entonces en 100 millones de euros.

La liberación de la venta de combustibles a personas no asociadas a la cooperativa, generó descontento entre las gasolineras rurales, quienes acusaron competencia desleal, pero el Ministerio de Agricultura contestó que la medida era apegada a la normativa española y comunitaria.

Socios ahorran 35% de impuestos
A los no socios, se les cobran los mismos impuestos que en cualquier gasolinera no cooperativa. La normativa establece que las operaciones a terceros se contabilizan de forma separada de los socios y se grava con un impuesto del 35%, lo que supone un trato igual al resto de las sociedades de inversión.

Las cooperativas agrícolas que ofrecen gasolinas y otros combustibles a los precios más baratos tienen presencia en provincias como Granada, Málaga, Córdoba, Sevilla, Gerona y Navarra. Se estima que el ahorro de una convencional es de unos 20 céntimos de euros por litro para los gasóleos y el diésel, y para la gasolina de 95 octanos, unos 15 céntimos de euro.

En un tanque de 40 litros el ahorro llega a ser para las personas no asociadas de hasta 6 euros, es decir, hasta 135 pesos mexicanos.

Históricamente las cooperativas agrarias tuvieron la libertad de vender gasolinas a socios y a terceros en 1992, luego en 1998 el gobierno modificó la norma para que sólo distribuyeran a sus socios, pero en el 2000 las cooperativas pudieron vender gasóleo a sus socios y a terceros, pero no el resto de combustibles. El hecho de liberar todo tipo de carburantes a todos los usuarios, implicó para las autoridades más competencia y una posible bajada de precios.

Lo que trajo el libre mercado
Lo que ocurrió después fue la liberación del mercado y la entrada de cientos de competidores, entre trasnacionales y capitales privados locales, que abrieron el mercado con el modelo denominado gasolineras low cost, que ofrecieron el combustible a un precio más bajo que el convencional.

En el año 2000, con el gobierno de Aznar, los primeros que se subieron al carro de las gasolineras fueron los supermercados Carrefour, Alcampo o Erozki. Entre ellas sumaron 158 despachadoras de combustible.

Estudios demostraron cuatro ejes principales para lograr los precios más bajos: recortar gastos en personal, fidelizar al usuario con una tarjeta de descuentos (que después tendrán canjear en el supermercado), recortar los márgenes de ganancias para atraer usuarios o, como el caso de las cooperativas agrícolas, que la estación de servicios sólo cubra los gastos de mantenimiento.

Si bien los combustibles de las cooperativas agrícolas españolas han sido enmarcadas en este modelo de bajo costo, éstas se diferencias de las low cost, por una razón: han suprimido el lucro.

Foto: CoopCarlet

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