Larga tradición ciclista de origen vasco.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 19 de abril de 2016
Las primeras bicicletas se conocían como celeríferos inventados en 1790 por el francés Comte Mede de Sivrac. Mientras en plena revolución industrial el velocípedo evolucionaba, en 1840 en la ciudad de Eibar, corazón de Euzkadi, en España, se forjaba una historia de tradición ciclista.
Con 176 años de existencia la cooperativa Orbea es un referente de calidad en la producción de bicicletas. Localizada en el polígono industrial Goitondo de Mallabia, inició como empresa familiar.
En Eibar, la especialidad fueron las armas
La comunidad de Eibar en un principio se dedicó a trabajar el hierro, a finales del siglo XV surgió un fabricante de picas y lanzas, llamado Sancho Orbea. Durante esta época dicha localidad vasca se fue forjado gran prestigio, teniendo como principal cliente a la corona española.
Para 1800, creció la producción y las empresas familiares. En ese ambiente de desarrollo vivió Manuel María Orbea, padre de Juan Manuel, Mateo, Casimiro y Petra. En 1840 los tres hermanos fundaron la empresa de Armas Orbea, produciendo pequeñas piezas, el negocio se expandió y prosperó durante muchos años.
De las armerías al velocípedo
Con la Primera Guerra Mundial el negocio de las armas entró en auge, sin embargo, al finalizar el conflicto las ventas cayeron, la competencia se incrementó, haciendo necesario bajar precios, además surgieron políticas que limitaban el uso de armas. Estas circunstancias obligaron a Orbea a ampliar sus productos, enfocándose en la máquina herramienta, como tornos y fresadoras.
La primera bicicleta eibarresa la fabricó en 1926, Gárate, Anitua y Compañía (GAC), quien dio con un producto clave. Ese mismo año y por problemas familiares, se fragmenta la empresa Orbea, creándose “Hijos de Orbea”, en Vitoria (Álava) y dedicada a fabricar cartuchería, la otra es “Orbea y Compañía”, que se queda en Éibar y tres años después emprende la fabricación de bicicletas.
En la década de los cuarenta y cincuenta, prácticamente todos las partes de la bicicleta se fabricaban en la factoría Orbea, salvo contadas excepciones como los neumáticos.
Orbea, la cooperativa
En febrero de 1960, Orbea y Cía. Sociedad en Comandita, cambió de forma jurídica, pasando a llamarse Orbea y Cía. Sociedad Anónima, en ese entonces con 23 socios. Siete años después, la sociedad anónima entra en su peor etapa. Una gran deuda y números negativos, los metieron de lleno en zona de quiebra.
El reinado de la familia Orbea en la histórica empresa de armas finaliza. Su última gestión había dejado a la tesorería sin fondos.
Entonces los trabajadores, Peli Egaña y Carmelo Urdangarín propusieron la posibilidad de crear una cooperativa, elegir entre el desempleo o intentar organizarse apoyados por el Grupo Mondragón, para ese entonces con quince años de trayectoria.
Los trabajadores eligieron ser cooperativa. El tránsito de sociedad anónima a la nueva estructura no implicó paro alguno de la producción.
La influencia de la gente de Mondragón se formalizo el 27 de diciembre de 1971 con la integración de Orbea Sociedad Cooperativa en el Grupo.
En la actualidad Orbea sigue su ruta. Los socios de Orbea recuerdan que sus “antepasados armeros siempre cultivaron el arte de la transformación y la manufactura cercana al cliente”, en su página web mencionan que la cooperativa hoy reclama esa cercanía como propia y reivindica la herencia de la industria europea de la bicicleta.
Legado que se ha fortalecido con el trabajo social, demostrando la calidad que una cooperativa puede ofrecer para “hacer realidad los sueños de un público experto, exigente y pasional”, afirman en su web, “un cliente que, como nuestro pueblo, contribuye a expandir día a día la leyenda del ciclismo”, agregan.
Orbea no deja de pedalear, meta tras meta sigue con rumbo fijo, hacia el futuro de una movilidad alternativa, sostenible y amable con el ambiente.
Con información de:
“175th Primero solo hay uno”, de Iván Vega García.
Sitio web, Orbea 175 Aniversario
Fotos: Orbea