Con proyectos agroecológicos intentan rescatar ciénega y chinampas de Tláhuac

“Las chinampas se han convertido en el espacio en donde intercambiamos y nos ponemos de acuerdo”: cooperativistas


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 20 de mayo de 2016

Ubicado en la delegación Tláhuac, existe un terreno que se compone de 280 hectáreas y que es conocido como la Ciénega y Chinampería de San Pedro Tláhuac. Este lugar que alguna vez tuvo voluminosas siembras de maíz y de otros vegetales, con el tiempo se ha abandonado debido a factores como el crecimiento de la mancha urbana, el desinterés de jóvenes y la falta de agua.

Sin embargo, un grupo de organizaciones, cooperativas y pequeños productores, a través de la siembra y organización conjunta, se esfuerzan por nos dejar morir este pulmón de la Ciudad de México. Uno de estos casos es la cooperativa Apiario Atotolco, que se dedica a la producción de miel en esta zona.

Rescate con sabor a miel
Compuesta en su mayoría por mujeres y con 12 años de trabajo en la producción de miel y derivados como el polen, propóleo, dulces, cremas y jabones, esta cooperativa es uno de los proyectos que contribuyen al rescate de esta zona.

“Nos interesa conservar esto porque es una zona de patrimonio, a parte es una herencia familiar y a toda costa queremos seguirla conservando”, explica la señora Petra Hernández Gaspar, una de las socias.

Mancha Urbana
Isidra Ramírez Molina, del Grupo de Vigilancia Tlali Septiembre Negro explica que la construcción de la línea 12 del Metro aceleró el crecimiento de la mancha urbana, misma que ha traído asentamientos irregulares en la zona que alcanza las 80 hectáreas .

“La pérdida de suelos con vocación agrícola es muy grave, pues éstos ayudan a la captación de CO2, la captación de agua pluvial, la flora y también contienen fauna endémica. Por eso queremos detener la mancha urbana, porque es un pulmón importante que todavía nos queda”, afirma.

De acuerdo con el grupo de propietarios de la zona, que está considerada como propiedad privada, los asentamientos irregulares en las zonas limítrofes son cada vez mayores. Este fenómeno ha desincentivado la siembra por parte de campesinos, pues en el área que intentan conservar se arrojan desechos, abandonan carros robados y desvalijados, y hasta se llevan la siembra con lujo de violencia.

“Con cuchillo en mano y con amenazas ha venido a cosechar y llevarse la producción”, narra Isidra.

Recorridos
Dentro de las actividades de rescate que hace el movimiento cooperativo de Tláhuac, está la promoción de recorridos por la zona, concientizar sobre las problemáticas y fomentar acciones entre organizaciones y propietarios de la ciénega y de la zona chinampera.

Antelmo García, cooperativista y promotor de los recorridos, explica “que el objetivo es el rescate de la zona y del patrimonio como un bien agregado al proceso productivo de las cooperativas, en particular de tipo rural y agrícola”.

“Esta es una zona que da servicio a la ciudad, pues recarga los mantos acuíferos que equilibran el clima, retienen carbono, y además es receptora de aves migratorias y espacio de aves endémicas”, agrega.

Diana Cano, de la cooperativa Itzpapálotl, dedicada al rescate de tradiciones de Tláhuac, explica durante un recorrido que aunque vive muy cerca de la ciénega nunca habían tenido la oportunidad de visitarla. “Es muy valioso conocer a personas que de algún modo han tenido ese vínculo con la tierra y que desde nuestro trabajo hemos querido rescatar”, comenta.

Carpitas
Entre los pueblos de Xochimilco y Milpa Alta, a los habitantes de Tláhuac se les conoce con el mote de carpitas, debido a que en algún tiempo lo que abundaba en los canales era la carpa.

Víctor Manuel Vital Andrade, uno de los propietarios de la ciénega, cuenta que antes había miles de carpas y últimamente ha llegado a contar dentro de los canales hasta treinta juntas. “Ya hay cardúmenes, desgraciadamente cuando se inunda y debido a la basura de los asentamientos urbanos irregulares, se mueren los peces”, denuncia.

“La rehabilitación ha sido natural, esto quiere decir que el ecosistema está saneándose, supongo que las algas y el chilacascle que hay han estado oxigenado el agua y la fauna con la que se alimenta la carpa”.

Víctor afirma que entre los factores que han afectado al abandono de la zona está el desinterés de las personas. “Tláhuac siempre fue un pueblo de campo que sembraba hortalizas, nopal y maíz. Era un pueblo cien por ciento campesino”.

Aquí se siembra maíz por tradición
Don Florentino Bermejo Castillo es un pequeño productor de la ciénega, mientras cultiva explica que aquí se siembra porque es una tradición que no se debe de perder. “A la mejor nuestra producción es muy pequeña, pero sí muy valiosa, por lo menos para nuestra familia”, dice orgulloso.

Para don Florentino las estaciones ya no son como eran antes, “ya no llueve cuando esperábamos la lluvia, antes papá decía: ya va a comenzar a llover hijo y vamos ser esto y lo otro, ahora la lluvia llega en cualquier momento, no sabemos cuando va a llover”, dice.

Alternativa
De acuerdo con Antelmo García, quien promueve varias iniciativas cooperativas en Tláhuac, el rescate está en regresar a la tradición. “En el contexto de crisis alimentaria, en esta especie de esclavismo y dependencia, de monopolización de granos como lo son los transgénicos, pensamos que la chinampa cobra un valor importante”.

“El cooperativismo es la mejor forma de promoción de inteligencia y nos permite organizarnos a través del trabajo compartido que tanto hace falta”, finaliza.

La Coperacha

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