Modelo de cooperativa campesina con 30 años de experiencia.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 28 de abril de 2014
Cien mujeres de la ciudad de Chihuahua emprendieron un viaje hacia las instalaciones de la cooperativa campesina El Ranchero Solidario, del poblado de Anáhuac, para capacitarse sobre cooperativismo y poder formar un complejo solidario en la región.
La cooperativa El Ranchero Solidario se ubica en la puerta de entrada de la sierra Tarahumara y es una organización campesina formada para comercializar los granos que producen los campesinos de la región desde hace 30 años.
Dolores Gallegos, administradora de la cooperativa campesina, será la responsable de impartir la capacitación sobre cooperativas a las mujeres que visitan el pueblo de Anáhuac.
Las mujeres forman parte del Programa de Redes de Economía Solidaria de la Secretaría de Desarrollo Social local que pretende formar un complejo solidario, luego de que éstas repliquen su capacitación a otras mujeres. Actualmente integran el programa mil 700 mujeres de Chihuahua y 250 del municipio de Aquiles Serdán.
El Ranchero Solidario, modelo de cooperativa campesina
En 1986 Dolores Gallegos llegó al poblado de Anáhuac como religiosa y misionera justo en medio de un conflicto campesino con el Gobierno por el control de los precios de los granos.
Gallegos recuerda que no les pudo decir a los campesinos del Movimiento Campesino Democrático de Chihuahua que tomarían oficinas “váyanse, yo me quedo aquí rezando”, y permaneció mes y medio en plantón junto con ellos, administrando lo que ellos boteaban.
Así se ganó la confianza de los campesinos y se convirtió en la administradora del Ranchero Solidario y ha formado varias cooperativas campesinas en Creel, Temósachi y Cerocahui.
La finalidad del Ranchero Solidario “ha sido que el producto del campo vaya directamente al consumidor sin intermediarios, porque desde que cerró Conasupo y desaparecieron los precios de garantía, los coyotes se aprovechan de los campesinos y nosotros no tenemos los recursos suficientes para comercializar todo”, ha explicado Dolores Gallegos.
“Lo que hacemos en la cooperativa es que cuando los socios terminan su periodo de cosecha nos reunimos a ver cuánto levantó cada rancho, iniciamos las compras con los más necesitados y luego abrimos la puerta a todos, hasta donde la cooperativa pueda comprar”.
“Respecto de los alimentos que vendemos, seguimos con la filosofía de cero chatarra y tenemos alternativas, como son “churritos” de amaranto que nos mandan desde Tehuacán, Puebla, y también comercializamos café orgánico de la UCIRI, de campesinos del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, y papas de aquí, guisadas por un señor que vive en Cuauhtémoc”.
Actualmente El Ranchero Solidario cuenta con las dimensiones de un supermercado y es operada por la tercera generación de familias solidarias.