En El Zorrillo, Querétaro, niñas y niños hacen mercadito de trueque.
La Coperacha // Colaboración especial de Eunice Lozada
Huimilpan, Querétaro // 23 de marzo de 2015
Este 21 de marzo el mercado prehispánico de El Zorrillo, en la comunidad rural en Huimilpan, Querétaro, tuvo una edición especial. En esta ocasión el espacio acogió a los alumnos de seis escuelas del estado que participaron en la exposición y venta de productos elaborados por ellos mismos, así como en un ejercicio de intercambio de semillas.
La orquestadora de este singular encuentro fue Silvia González, facilitadora de la permacultura en las comunidades estudiantiles, cuyo ímpetu inspiró a las directoras de tres colegios a proponer el encuentro entre los pequeños estudiantes. La semilla de la idea también se arraigó en Paula Deborah Herrera, quien abrió el espacio del Spa Rural El Zorrillo para realizar el encuentro.
Fue así que bajo la intensidad del primer sol de primavera y rodeados de una naturaleza abundante de mezquites, padres e hijos acomodaron sus productos debajo de los stands para comenzar a ofrecerlos a los asistentes.
Shampús, jabones para el cuerpo y para lavar los trastes, pequeñas macetas hechas con material reciclado, títeres producidos con calcetines, paletas de helado, tés medicinales, velas, dulces de amaranto, entre otros, fueron algunos de los productos ofrecidos por los niños, quienes todo el tiempo contaron con el apoyo de sus padres.
El momento más importante de la tarde ocurrió con el intercambio de semillas, cuando los niños y las niñas se postraron sobre petates y abrieron sus cajas de zapatos personalizadas donde guardaban pequeñas bolsitas o botes con semillas de frutas, verduras, hortalizas y plantas. “Te cambio la de amaranto por la de sandía”, “¿Alguien que me quiera cambiar mi semilla de aguacate?”, “¡mira, mamá, me dieron esta semilla de cilantro!”.
“La idea de sembrar las semillas es mandar el mensaje a los niños de que las semillas son vida y que vale la pena tenerlas y mantenerlas, además de fomentar en ello el valor del intercambio”, explicó Claudia Cervantes, profesora del Colegio Tahuilco, mientras apoyaba a los pequeños en la organización.
Es justo en el valor del intercambio donde Silvia puso mucho énfasis, pues con este tipo de encuentros busca que los niños se involucren poco a poco en las formas alternativas de consumo. La experiencia ya la ha vivido con el “Verdillete”, la moneda comunitaria que desde hace tres años usan los niños del Colegio Jardines de la Hacienda, y su intención es que ese ejercicio se replique entre los otros colegios participantes. Por ello, no dejó de agradecer una y otra vez la voluntad de las directoras de escuelas como Hala Ken, Calli, Atahuilco, Sole y Jardines de la Hacienda, así como a los padres de familia quienes se han involucrado cada vez más en su trabajo de permacultura y de trueque escolar.
Además de las instalaciones del Spa Rural El Zorrillo, el evento contó con el apoyo logístico del equipo de la Red Transición México en Querétaro y con la asistencia de representantes de la Red Tláloc, ambas comunidades usuarias de su propia moneda comunitaria, el “Kuni”, en el primer caso y la “Mixihuca”, en el segundo. Para redondear el evento se sumaron el equipo de Tlahui, trueque de plantas, y de Gratiferias, quienes llevaron ropa para la comunidad.
Si bien las semillas intercambiadas serán el punto de partida para la formación de huertos escolares, una semilla ya fue sembrada en varios de los niños y sus padres, fue la semilla del consumo solidario y sustentable en el que el valor del intercambio y la confianza entre productor y consumidor está por encima del valor del dinero.
El Zorrillo, anfitriones del evento
Esta primera edición del mercado prehispánico en 2015 implicó no sólo el encuentro entre las comunidades estudiantiles, sino también entre éstas y los habitantes de la comunidad El Zorrillo, conformada por poco más de cuatrocientos habitantes de los cuales casi la mitad son niños.
El trabajo comunitario en esta zona ha sido impulsado por Paula Deborah, quien luego de convivir con algunas mujeres a las que capacitó en principio para preparar compresas herbales y dar masajes, se dio cuenta de las necesidades de desarrollo que hacían falta sobre todo para los niños.
Bajo esta perspectiva hace cuatro años echó a andar el Spa Rural El zorrillo donde trabajan mujeres de la comunidad tanto en el área de spa, como en cocina y, un año después, impulsó la organización de El club de El Zorrillo donde diversos voluntarios han acudido para ofrecer talleres a los niños. Actualmente se les da uno de defensa personal y uno de alebrijes, de éste saldrán dos niños becados para ir a capacitarse en este arte a la ciudad de Oaxaca.
Además del spa y el club, otra de las actividades que continúa en crecimiento es el mercado prehispánico que se presenta el primer sábado de cada mes, en él, las mujeres ofrecen una variedad de gastronomía preparada con ingredientes de la región y productos que han aprendido a elaborar. Al mercado también llegan habitantes de comunidades cercanas que tienen sembrada la semilla del intercambio.
Fotos: Eunice Lozada