La solidaridad sigue dando frutos en Pascual

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La Fundación Cultural de la cooperativa recibió más de 100 obras en 2018.

Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 20 de diciembre de 2018

Lo que inició como un acto de solidaridad de artistas plásticos que donaron obra para la lucha obrera de los trabajadores de Pascual hace tres décadas sigue vivo y vigente en 2018. La Fundación Cultural Pascual prosigue con el trabajo de difusión del arte por todas partes.

“Los logros de la Fundación Cultural Trabajadores de Pascual son de todos los trabajadores de la cooperativa”, así definió Jesús Álvarez, comisionado en la fundación, el largo año de exhibiciones en salas y museos del país, aderezado con impactos en universidades y en comunidades donde la política cultural pasa de largo.

La única patrocinadora de la Fundación Cultural Pascual es la propia cooperativa de trabajadores de Pascual, por lo que han recurrido a convenios de colaboración con universidades, gobiernos locales y dependencias de cultura. El trabajo de ocho personas encabezados por Rogelio Bermúdez, presidente de la fundación, y Arturo Lona como comisionado, recogió frutos en varios estados.

Obra por todas partes

Casi 43 mil kilómetros recorrieron los integrantes de la Fundación Cultural para llevar el acervo a diferentes comunidades y universidades. El odómetro de su vehículo institucional así lo marca.

En la Universidad de Guanajuato, el éxito de una exposición con obras de Mario Orozco, Manuel Felguérez y José Chávez Morado fue tan grande que duró dos meses exhibida al público. Ahí se impartió una conferencia sobre la historia de Pascual y el cooperativismo a estudiantes de diferentes carreras y de preparatoria. Ya se planea que en 2019 habrá galerías similares en los campus León, Irapuato y Celaya de la misma institución.

Al Espacio Cultural Metropolitano de Tampico en Tamaulipas, a 467 kilómetros de la CDMX, llegaron 55 piezas de artistas como José Luis Cuevas y Luis Garzón, que fueron vistas por grupos de diversas escuelas y acompañadas por obras escénicas.

Lugares lejanos a los que la fundación llegó son Cajeme, en Sonora; y el Museo Naval en Veracruz, donde se planea exhibir en casas de cultura comunitarias en 2019.

Otros sitios donde la fundación expuso fueron el Museo del Metro de la CDMX, Museo Nacional de la Revolución (en el Monumento a la Revolución), Museo de las Culturas del Mundo (CDMX), Museo de la Bandera (Iguala, Guerrero) y la Casa de Cultura de Poza Rica (Veracruz).

La raíz comunitaria

En la tierra de tlayudas y mezcal, Oaxaca, la fundación tuvo un trabajo ligado a la formación de nuevas generaciones.

En un estado fértil de artistas plásticos, tutelado por figuras masculinas como Rufino Tamayo y Francisco Toledo, el colectivo de Mujeres Aristas Creando Movimiento (Macmo) y Pascual concretaron la impresión de un catálogo de las ocho integrantes, una presentación de obra en la Benemérita Universidad Autónoma de Oaxaca y un taller de formación en Matías Romero, lugar de estancia del extinto líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo.

El Macmo, donde participan artistas como Rocío Figueroa, Gilda Solís, Adriana Audiffred, Claudia Daowz, Luna Ortiz, originarias del Istmo, la Costa, o la misma capital oaxaqueña, colaboró con la fundación para hacer el “Primer taller de pintura de los ferrocarrileros”.

Artistas plásticos renuevan solidaridad

Los artistas plásticos renovaron su solidaridad con Pascual, pues ocurrieron casi 100 donaciones de obra. La Fundación Cultural Pascual pasó de tener un inventario de 1583 piezas en septiembre de 2017 a 1679 en diciembre de 2018. Se trata de obra que no queda bajo llave, sino que el 40% se encuentra exhibida, destaca Jesús Álvarez.

Entre las donaciones se encuentran las del maestro Antonio Álvarez Portugal (quien ya había donado siete piezas durante la lucha de los trabajadores), de Luis Garzón, Hermenegildo Sosa, Melecio Galván (a través de su hija Amaranta), así como 18 piezas de la colectiva Macmo y 21 del Colectivo Arte Norte, que preside Gustavo Medina.

Galerías en las plantas de producción

Durante este año también se apreció algo insólito, las plantas de producción de la cooperativa Pascual ubicadas en San Juan del Río y Tizayuca, en Querétaro e Hidalgo, respectivamente, así como el Cedis de Chalco se convirtieron en galerías.

Se llevaron sendas exposiciones que coincidieron con el aniversario 25 de la planta de San Juan del Río y los cooperativistas que “se sentían olvidados” participaron y conocieron del trabajo cultural de la fundación.

Con las cooperativas locales de la CDMX también hubo un vínculo a partir de poner en práctica el principio cooperativo de la solidaridad. Se participó con la Red de Cooperativas Culturales y la red de cooperativas de Tláhuac con la impresión de folletos y espacios de expoventa.

“Nos damos por bien servidos en la encomienda de sacar adelante cada compromiso”, dice Jesús Álvarez. Para 2019 el trabajo de llevar las obras a todos los rincones comienza temprano con tres exposiciones en enero, dos en Tlaxcala y una en la Galería Memorias de Utopía, la de casa.

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