Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 20 de enero de 2017
La historia de Texcoflor no fue forjada entre pétalos, sino en medio de resistencias a los abusos de los coyotes y un largo peregrinar en busca de un espacio propio para ofrecer su trabajo de forma digna, organizada y cooperativa.
1 de 12
Más de 100 socias y socios de seis comunidades cercanas a Texcoco le dan vida al mercado de flores más reconocido de la zona
Los visitantes llegan de Hidalgo, Tlaxcala y Edomex y se llevan un arreglo florar libre de intermediarios
Provienen de Tequexquináhuac, San Pablo Isayo, Santa María Nativitas, San Dieguito Xochimanca, Santa Catarina del Monte y San Diego
Las comunidades tienen iguales derechos y obligaciones pero también los mismos beneficios, afirman los socios
Se dice que los niños en Santa Catarina nacen con un cuchillo entre los dientes, listos para hacer sus primeros arreglos
Los intermediarios se llevaban las flores y no pagaban nada, decían que no había ventas o se echaban a perder. Eso se acabó
Fue un peregrinar, tres años estuvieron frente al panteón, luego junto al mercado pero fueron desalojados
La Coperacha





























