Su labor ayudará a electrificar con energía solar la isla Cachimbo en Oaxaca, que en 2013 fue devastada por el huracán Bárbara.
La Coperacha // Colaboración especial de Eunice Lozada
Ciudad de México // 19 de agosto de 2014
La filosofía de Bunker Roy, director del Barefoot College, (Universidad de los Pies Descalzos) en la India, es básica: la prosperidad de los pueblos más pobres del planeta no está en manos de los profesionistas con formación académica, sino en manos de su propia gente, es en ellos en donde se debe sembrar la semilla del conocimiento práctico en beneficio de sus comunidades.
Con esta idea, Roy creó uno de sus programas más exitosos, “las abuelas solares”, en el que se han capacitado a cientos de mujeres de diversas regiones del mundo que no cuentan con luz, para que sean ellas quienes electrifiquen a su población con energía solar. Sin conocimiento previo del idioma, ni escolaridad avanzada, las elegidas son llevadas a las instalaciones del Barefoot College, en Tilonia, Rajasthan, donde reciben una capacitación técnica para la conformación de lámparas y páneles solares.
El programa está ideado para mujeres mayores con la idea de garantizar que el conocimiento sea llevado a sus lugares de origen debido al profundo arraigo que tienen a su comunidad y a la posibilidad para dedicarse tiempo completo al trabajo con la energía solar, pues se ha demostrado que tanto los jóvenes de ambos géneros, como los hombres, priorizan su búsqueda de empleo sobre la implementación del programa.
Las abuelas de Cachimbo, Oaxaca
Hace un año el equipo de la Universidad contactó al Comité Melendre, un colectivo con una década de trabajo comunitario en la región del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca, para que los apoyara a gestionar el programa de “abuelas solares” en alguna comunidad de México. Fue así que el equipo del Comité, luego de hacer trabajo de campo y hablarlo con la gente, propuso a Cachimbo, una isla oaxaqueña de cuatrocientos habitantes ubicada en el extremo oriente del Istmo, para que sus mujeres recibieran la capacitación.
Rosa Hernández Vicente, Norma Guerra Ramos, María López Díaz y Olga Pimentel Morales fueron las cuatro elegidas que decidieron asumir el reto de salir por primera vez de su comunidad y en octubre de 2013 dejaron atrás a sus esposos, hijos y nietos, así como su venta de pescados y mariscos, para emprender un viaje de 36 horas de vuelo hacia la India.
Ya en el Barefoot College, construido 1986 con base en el conocimiento popular, las cuatro oaxaqueñas compartieron clases con otras 37 mujeres de once países, donde les enseñaron con mucha paciencia las bases para armar y reparar una linterna solar, desde los diagramas hasta la conexión de alambres y la soldadura de los circuitos. Toda la información se transmitió a través del uso de colores, gestos, señas con las manos y fue reforzada por un traductor, por lo que la diferencia del lenguaje no fue problema.
El trabajo no fue fácil. En entrevista con los medios locales, las abuelas contaron que los primeros días en la escuela padecieron la distancia con sus familias y la complejidad que implicaba no poder comunicarse en español. Sin embargo, luego de dos meses de trabajo diario ya estaban familiarizadas con los instrumentos de trabajo y la manera de recibir las instrucciones.
Electrificarán su comunidad
En marzo de este año, luego de cinco meses de estancia, las cuatro mujeres regresaron completamente empoderadas y entusiasmadas a Cachimbo para comenzar a trabajar en el proyecto. Acompañadas por miembros del Comité Melendre, contaron que en la escuela recibieron un trato digno y a cada duda que tuvieron fueron atendidas con respeto y paciencia, lo que les demostró cómo deberán trabajar con otras mujeres de la isla cuando ahora sean ellas quienes transmitan el conocimiento adquirido en la India.
Gubidxa Guerrero, presidente del Consejo Directivo del Comité Melendre, contó para La Coperacha que Bunker Roy le ha dado seguimiento personal a las abuelas de Oaxaca desde el inicio, cuando se trasladó hasta la isla Cachimbo, en el límite de Oaxaca y Chiapas, para entrevistar y seleccionar a las mujeres que formaron parte del proyecto e incluso pedir el apoyo a sus maridos para que les permitieran partir de su hogar sin problema, hasta este agosto cuando envió el equipo técnico necesario que llegará en septiembre.
La labor de las abuelas solares contribuirá a subsanar la situación en la que quedó inmersa la isla Cachimbo en 2013, cuando fue completamente devastada tras el paso del huracán Bárbara. Es desde esas fechas que muchas casas de la comunidad no han sido restauradas y no cuentan con servicios básicos como luz y agua potable, pero ahora la esperanza se encendió cuando Olga hizo una demostración ante sus cuatro hijos y once nietos de cómo funcionan las lámparas solares.
En mayo de este año, siguiendo el plan del proyecto, se constituyó el Comité Comunitario de Electricidad “Sol de Cachimbo” en el Istmo de Tehuantepec, un órgano equivalente a la Comisión Federal de Electricidad, que se encargará de administrar las cooperaciones de los habitantes del pueblo para darle viabilidad y continuidad al proyecto, en lo que el Comité Melendre considera los primeros pasos que forman la senda de la autonomía y la sustentabilidad de la región.
“Nosotros no damos certificados, a uno lo certifica la comunidad a la que sirve”, dijo en conferencia Bunker Roy al referirse al sistema educativo que se imparte en su escuela, así que para estas abuelas ya viene el tiempo de obtener su certificado como “ingenieras solares” y para Cachimbo ya viene el tiempo en que se haga la luz.
Con información del Comité Autonomista Zapoteca “Che Gorio Melendre” y Quadratin Oaxaca.
Fotos: Comité “Che Gorio Melendre”